Nan Yan asintió. —¿Qué dijeron?
Tao Qingming preguntó. —La familia Cheng quiere que los visites el próximo sábado. ¿Puedes hacerlo?
—Bueno, resulta que tengo el día libre, así que puedo ir.
Tao Qingming sonrió y dijo. —Responderé a la familia Cheng y les haré saber que estás disponible ese día.
—De acuerdo.
Después de una semana de tratamiento hospitalario, la condición de Lin Zhiyan se había estabilizado. Su complexión se había vuelto mucho más saludable, libre de la penumbra grisácea, y en su lugar irradiaba una sensación de claridad y determinación.
Cuando Nan Yan entró, encontró a Lin Zhiyan riendo y bromeando con la señora Lin. Por su conversación, parecía que su estado de ánimo había mejorado significativamente.
—¡Yanyan, ya llegaste!
Los ojos de Lin Zhiyan se iluminaron al ver a Nan Yan, y se levantó corriendo hacia ella.