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Desde el principio, Fu Yubai había estado luchando.
Se esforzaba por no colapsar.
Su cuerpo ya estaba en el punto de agotamiento, y su capacidad de soportar se debía únicamente a la llegada oportuna de la medicina de Nan Yan. Sin embargo, sus heridas eran demasiado graves, y a pesar del cuidadoso tratamiento de Nan Yan durante unos días, su recuperación fue limitada, y solo podía aferrarse a la vida.
Pero cuando Fu Yunhai y sus hombres irrumpieron de repente en su habitación del hospital, amenazándolo para que cediera el poder e intentando hacerle daño a Fu Linfeng, sus emociones se volvieron demasiado turbulentas. Esto puso un inmenso estrés en su débil cuerpo.
Una vez que se aseguró de que Fu Linfeng ya no corría peligro, relajó los nervios, pero esa repentina caída de tensión, combinada con su condición frágil, casi lo empujó al borde de la muerte.