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44.32% Incluso si soy un Ugly Bastard quiero ser una buena persona (Español) / Chapter 40: Capítulo 40: Niñas curiosas

Capítulo 40: Capítulo 40: Niñas curiosas

(POV tercera persona)

Después de que Satou y las mujeres volvieron a casa, Satou pasó el resto del día dando clases de cocina Mikan.

Aunque la linda niña había logrado calmarse cuando llegaron a la mansión, era obvio que su estado de ánimo no era bueno.

Rinka, Saki, Kei y Lala estuvieron hablando y pasando el tiempo junto a Mikan para ayudarla lo que ayudó mucho a la niña de cabello marrón, pero lo que más conmovió el corazón de la niña fue la sensación de tener un grupo que estuviera dispuesto a ayudarla.

En casa, Mikan había tomado el papel de adulta responsable, siempre cuidando de los demás y nadie cuidando de ella. Incluso entre sus amigas y compañeros de clase, ella siempre ha sido la niña responsable que los profesores cubren de elogios pero que no puede jugar con sus amigos como una niña normal ya que incluso sus amigas la veían como una niña demasiado madura para juegos infantiles.

En la mansión de Satou, Mikan se sentía segura. No era por que ese lugar estuviera resguardado por monstruos nacidos de las pesadillas mas obscuras de un niño solitario, no era porque el patrimonio financiero de Satou aseguraba que ni siquiera el gobierno podía hacerle daño, no, el motivo por el que Mikan se sentía segura era porque por primera vez ella podía ser una niña pequeña que no debía cuidar a otros, y los demás estaban dispuestos a protegerla.

En realidad, la decisión de Mikan de dejar su hogar y mudarse con Satou no fue solo por el miedo de que las personas de la Subasta la secuestraran de nuevo.

Tampoco era por un acto impulsivo nacido del dolor de ser dejada a un lado por sus propios padres.

La verdadera razón por la que Mikan se mudó a la mansión fue porque la mansión y sus habitantes le habían dado la sensación de seguridad que solo una verdadera familia puede dar.

Asagi era una madre protectora y estricta. Anida era un punto medio entre una madre y una niñera que siempre cuidaba y consentía a las niñas en la mansión.

Kei, Loli, Enma, Lala, Elena, Rinka y Saki eran unas hermanas que podrían ser amables, agresivas, inteligentes, astutas, crueles, cariñosas, graciosas, pero principalmente, e incluso si era por diferentes motivos, todas cuidaban de Mikan.

Enma, Kiara y Saku eran las tías que a veces podían juguetonas y agradables, pero la mayoría del tiempo daban miedo.

Las tres eran mujeres aterradoras a sea por sus personalidades o apariencias, pero Mikan tenía claro que ellas eran peligrosas ya que eran fuertes, e incluso si a veces hacían comentarios crueles contra ella, Mikan se sentía segura con ellas ya que mientras Satou viviera, esas tres mujeres harían cualquier cosa para proteger a esa extraña familia.

Hablando de Satou, Mikan no sabía como describir a ese extraño hombre.

Su apariencia era la de un pervertido pedófilo con obvios problemas de sobrepeso, incluso cuando estaba tranquilo era difícil tomarlo en serio ya que su apariencia era un chiste.

Su estatura era baja, solo un poco más alte que Mikan, su físico era mas parecido a un cerdo que una persona, su cabeza calva brillaba como una bola de boliche, incluso su voz y sus gestos fasciales eran los de un bufón.

Físicamente Satou era una broma, y por eso Mikan al principio pensaba que era extraño que mujeres tan hermosas como Asagi y Anida estuvieran enamoradas de él, pero con solo un día de conocerlo ella lo comprendió. Satou puede darles a las personas que sufren aquello que más desean, consuelo sincero.

Satou es tan infantil que puede ser un buen amigo, tan cariñoso que a veces parece una madre, tan protector que puede ser un padre, y lo mas importante, sus habilidades en la cocina y en la cama lo hacen un buen marido.

Mikan antes no tenía la menor idea sobre relaciones entre hombres y mujeres, ella comprendía la teoría básica de la producción, pero solo lo visto en clases de biología y principalmente sobre la reproducción entre animales.

En los 5 días que Mikan fue secuestrada por la Subasta, ella fue educada para conocer los diferentes tipos de posiciones durante el sexo.

Aunque Mikan no fue violada y aun mantenía su virginidad, sus áreas intimas fueron estimuladas mientras se le suministraron afrodisiacos para comprender el placer carnal mientras ella era obligada a ver a otras personas fornicando para comprender lo que ella debía hacer cuando alguien la comprara.

Coito, sexo oral, sexo anal, bondage, masajes eróticos, servicio en la ducha, estimulación en regiones específicas como el lóbulo de las orejas y los pezones. Mikan vio todo esto durante 5 días sin descanso.

Aunque Mikan pudo mantener su cordura y no volverse una niña adicta al sexo, su cuerpo comenzó a desear un tipo de placer carnal que la masturbación no podía satisfacer.

Lo peor es que ella no era la única, Kei había experimentado lo mismo y hasta cierto punto su libido era mayor que el de Mikan, tal vez porque ella estaba pasando por la pubertad.

Ya había llegado la noche, después de un largo día Mikan pudo estabilizar sus emociones después de convivir con las personas de la mansión, ahora que era de noche ella se había reunido con el grupo de las niñas jóvenes de la mansión, Kei, Saki, Lala, Loli Enma y Rinka. Elena no estaba presente ya que ella normalmente duerme casi todo el día en la dimensión secreta de Enma.

Las seis niñas estaban vestidas con lindos pijamas y parecía que estaban por tener una pijamada, pero las expresiones de ansiedad, temor, expectativa y excitación que mostraban no indicaban algo bueno.

"Aquí vamos de nuevo" – Rinka sonrió con ironía.

"Shhh, no debemos hacer ruido" – Lala hizo un gesto de silencio, pero por su sonrisa era obvio que ella estaba jugando.

"No hay porque tener cuidado" – Loli Enma puso los ojos en blanco. – "Mi yo adulta sabe que espiamos cuando ellas están follando con Satou"

"No estamos espiando, es solo curiosidad con fines científicos…" – Kei resopló con disgusto intentan ocultar la vergüenza que sentía.

"Lo que tu digas" – Rinka sonrió con malicia. – "Es bueno que seas tan devota con tus estudios, pensar que te masturbarías como una perra en celo mientras miras la verga de Ojisan, umu, mucho interés científico"

"Rinka no debes decir malas palabras" – Saki comenzó a regañar a Rinka como si fuera su hermana mayor, aunque legalmente lo era.

"Lo siento Saki-nee" – Rinka fingió arrepentirse, a ella no le importaba la opinión de otras personas que no fueran Satou, pero ella necesitaba mantener su imagen de loli obediente y adorable.

"Dejemos de hablar o llegaremos tarde" – Mikan suspiró y apresuró a sus amigas/hermanas.

Ella se sentía incomoda con lo que estaban por hacer, pero no podía evitarlo, su cuerpo lo pedía a gritos y si bien Mikan podría soportarlo a través de fuerza de voluntad, la pelea que tuvo con sus padres había debilitado su autocontrol.

Las seis niñas se acercaron a la habitación de Satou, incluso desde la distancia ellas podían escuchar los fuertes gemidos de placer, el sonido de carne chocando con carne y el rechinar de la cama siendo sacudida.

Las niñas tragaron saliva con dificultad, solo Loli Enma parecía tranquila, claro, si uno ignoraba el charco de fluidos viscosos que mojaban el pantalón de su pijama.

Los intensos gemidos femeninos que veían de la habitación eran suficientes para hacer que una prostituta sintiera vergüenza, pero para las seis niñas era como la melodía de una sirena que las atraía para a ahogarse en el abismo marino.

La puerta de la habitación de Satou estaba ligeramente abierta, a penas era suficiente para que una sola persona diera un vistazo, pero eso no detuvo a las niñas.

Lala sacó una pequeña cámara, la puso en la abertura de la puerta y luego sacó un disco de metal de aspecto futurista.

Lala puso el disco en el suelo y el disco mostró una pantalla holográfica que transmitía imágenes en alta definición.

La alfombra en el suelo era tan suave que una pareja podría acostarse y fornicar toda la noche sin sentir incomodidad por lo que las niñas se sentaron en el suelo y comenzaron a mirar la pantalla.

En la pantalla la escena que se veía solo podía ser descrita como una película porno.

La habitacion era grande, y si bien no era excesivamente lujosa, se veía que pertenecía a una persona con dinero, lo mas destacable era la enorme cama que podría albergar a 10 personas a la vez.

En un extremo de la cama estaba Anida, su cuerpo curvilíneo estaba extendido en la cama como si estuviera inconsciente. El sudor cubría su piel bronceada dándole un brillo erótico que enloquecería a cualquier hombre que la viera.

Sus grandes pechos subían y bajan con su respiración tranquila demostrando que ella estaba dormida. Su expresión mostraba una pequeña sonrisa a pesar del obvio cansancio.

Lo mas llamativo era el fluido blanco que se derramaba del interior de sus genitales. Ya fuera la vagina o el ano, ambos derramaban la sustancia viscosa.

"Ella siempre es la primera en caer" – Saki sonrió con ironía al ver a su figura materna en un estado inconsciente por el placer.

En su tiempo con el Club de Caballeros, Saki había visto y experimentado toda clase de depravación sexual. Ella no era ajena a este tipo de escenas donde una mujer era follada hasta dejarla inconsciente.

En ese entonces Saki presenció como las mujeres lloraban por el sufrimiento y la desesperación, ella misma deseaba morir en lugar de continuar siendo abusada desde el amanecer hasta el anochecer.

La mayoría de las mujeres se volvían locas perdiéndose en el placer carnal, olvidándose de sí mismas y convirtiéndose en juguetes sexuales que serían usados hasta que sus dueños se aburrieran de ellas.

La diferencia con ese escenario es que Saki podía ver que las mujeres que tenían sexo con Satou no solo disfrutaban un placer carnal abrumador, ellas se sentían genuinamente amadas y se desmayaban con sonrisas satisfechas con rastros de afecto sincero.

Rinka estaba más interesada en la condición de Asagi. La mujer ninja estaba acurrucada en el centro de la cama con una sonrisa, su cuerpo desnudo brillaba por las gotas de sudor que la cubrían, pero ese brillo se veía opacado por el anillo en su dedo anular, un anillo de oro con una pequeña esmeralda tallada.

Despues de la subasta, Satou y Asagi se volvieron mas cercanos al punto en que Enma bromeaba que Asagi sería la primera esposa de Satou.

A pesar de que a las mujeres en una relación romántica con Satou no les importaba que Asagi fuera la esposa oficial, Rinka tenía sus propios pensamientos.

Debido a lo que Rinka sufrió en el Club de Caballeros, ella pensaba que los seres humanos eran objetos desechables, qué su felicidad actual dependía del hecho que Satou estaba interesado en ella, y lo mas importante, el día que Satou se aburra de ella, Rinka volvería a ese infierno donde varios hombres abusaban de su cuerpo todos los días.

Rinka no amaba a Satou, era mejor decir que ella lo veneraba como una especie de deidad. Para ella, Satou era su salvador, su esperanza y su futuro. Si ella perdía a Satou, ella se suicidaría sin dudar.

Rinka no estaba celosa de Asagi, ella se veía a si misma como un objeto desechable por lo que no era digna de ser la esposa de su salvador.

En lugar de celos, ella estaba asustada, le asustaba que Satou se aburriría de ella y la abandonaría. Por eso Rinka comenzó a pensar formas de hacer que Satou nunca la dejara.

"…" – Mikan por su parte miró con sorpresa a Enma quien estaba tirada en el suelo mientras su cuerpo tenía pequeños espasmos.

Satou había rellenado el trasero de Enma como un pavo de navidad dejándola tirada como una muñeca de trapo.

Satou era amable y siempre se preocupaba por el bienestar de las personas que amaba, el único motivo por el cual Enma estaba en un estado tan lamentable era porque la bruja mas temida del Inframundo era una completa masoquista que amaba el sexo rudo como si estuviera siendo violada.

A pesar de que Satou se sentía incomodo con el fetiche masoquista de Enma, él no podía negar que actuar rudo lo ayudaba a desahogar el estrés.

Así como Enma era una masoquista, su maestra era una dominadora.

Satou estaba acostado de espaldas en el suelo. Montando sobre su cadera estaba Kiara quien vestía su traje de sacerdotisa demoniaca.

Las caderas de Kiara se sacudían violentamente mientras el imponente pilar de Satou invadía su pequeña y rosada cueva intima.

Kiara estaba usando sus habilidades como encarnación de la lujuria y el placer, ella estaba sacudiendo sus caderas con suficiente entusiasmo para aplastar a un hombre normal hasta la muerte. Sus grandes pechos estaban descubiertos mostrando dos lindos pezones rosados tan hermosos que uno no podría apartar la vista de ellos.

A pesar del erotismo y depravación que desprendía el cuerpo de Kiara, su cara solo podía comprarse a una adicta a las drogas durante una sobredosis.

La presencia intimidante de Kiara había desaparecido, ahora solo quedaba una perra en celo hambrienta de sexo incapaz de controlar sus propios gemidos.

Desde la primera vez que Kiara conoció a Satou ella había estado furiosa al no poder capturar su mente y corazón, ella quería que Satou fuera su esclavo sexual por un par de siglos y cuando ella se aburriera de él entonces se comería su alma.

Al principio Kiara solo vio a Satou como un juguete, e incluso si él era interesante, solo era un objeto desechable.

Pero ahora era diferente.

Kiara había admitido la derrota, ella perdió completamente. Su derrota no fue porque ella experimentó el mejor sexo de su vida, tampoco fue porque la comida Satou era el mejor manjar que ha probado en su larga vida, ella perdió porque fracasó en el mayor propósito de su vida, ella se había enamorado.

Kiara era una mujer egoísta que pensaba ser la merecedora del amor de todos los seres con emociones, ella y solo ella debía ser amada por todos los seres con emociones en la existencia, pero ahora ella perdió su motivación, o mejor dicho cambió de motivación.

Ahora Kiara comprendió que el supuesto amor de sus esclavos solo era lujuria sin el menor afecto. Todo el sexo que ella experimentó en su larga vida era totalmente insignificante a comparación de pasar una tarde viendo películas junto a Satou.

Ya no era solo el sexo, ella disfrutaba pasar tiempo con Satou, y al igual que Enma, ella sintió que por primera vez podía amar a un ser vivo.

Satou no codiciaba el cuerpo de Kiara, él no buscaba usarla como un arma, nunca la obligó a hacer algo que ella no quisiera incluso si él tenía los Sellos de Comando. Satou la respetaba como persona y eso fue algo nuevo para Kiara, un sentimiento muy agradable para ella.

Mientras las niñas miraban a los adultos de la mansión teniendo una orgia, todas habían comenzado a respirar con dificultad.

Loli Enma era la más descarada, a ella no le importaba ser vista por las otras niñas, metió su pequeña mano debajo de sus bragas y comenzó a masturbarse. Ya que ella compartía sus sentidos con Enma, ella conocía bien la sensación de ser follada por Satou y eso le encantaba.

Los muslos de Mikan se frotaban entre sí, ella deseaba ser tan despreocupada como Loli Enma y comenzar a masturbarse, pero el rastro de moderación en su mente se lo impidió haciéndola sentir frustrada.

Rinka y Saki miraban fijamente. Ya que ellas tuvieron sexo con Satou una vez ellas comprendían el placer que él podía ofrecer. A pesar de eso, ellas deseaban que Satou las convirtiera en sus amantes.

El Satou que ellas conocieron por primera vez y el Satou de ahora eran dos personas diferentes, para ellas el primer Satou era solo un idiota pervertido, solo el Satou actual que ya no estaba bajo los efectos de los caramelos era el hombre con quien ellas querían permanecer el resto de sus vidas.

Kei también estaba mirando la escena, ella se mordía el labio con furia, frustración y excitación. Ella se concentró en mirar a Asagi, para Kei solo Asagi era digna de su respeto y tal vez algo más.

Kei había desarrollado algunos sentimientos por Asagi ya que ella le dio consuelo en su momento mas vulnerable, ella pensaba que alguien como Satou no era digno de Asagi y eso la enfurecía… Al menos esa era lo que ella misma se decía, lo cierto es que Kei miraba a Asagi con amor, no un amor romántico, sino un amor de una hija a su madre.

Ella odiaba a su propia madre y solo la imagen de Asagi podía llenar el vacío maternal en su corazón.

La furia de Kei venia del hecho que ella se masturbaba salvajemente mientras miraba la dura y gruesa erección de Satou.

Para Kei, Satou era un idiota pervertido lolicon, pero incluso si él era un idiota pervertido lolicon, ella era una niña pervertida que se masturbaba mientras se imaginaba a si misma siendo penetrada por ese idiota pervertido lolicon.

Mientras las niñas jadeaban, se sonrojaban y se masturbaban como adolescentes cachondas, Lala miraba con genuina curiosidad.

Ella era una genio y comprendía el acto reproductivo, pero en lugar de excitación esto solo le generaba curiosidad.

Lala veía los actos sexuales como actos con fines reproductivos, ella no pensaba que el contacto físico fuera vergonzoso y en su opinión era normal que dos personas que se amaban tuvieran sexo.

Lala estaba interesada en Satou, él era el primer amigo genuino que ella tenía, hacia comida deliciosa, la consolaba cuando ella estaba triste, le enseñó el mundo del anime y los videojuegos, le ofreció un hogar seguro con una familia cariñosa y estar con él siempre era divertido.

Lala sabía que un día tendría que irse de la Tierra, pero ella no quería hacerlo. Después de pensarlo profundamente ella decidió hacer que Satou tocara sus pechos.

Para los devilukenianos la forma de proponer matrimonio era cuando el hombre tocaba los pechos de la mujer.

Ya que Satou tocó sus pechos fue como una propuesta de matrimonio, incluso si fue un engaño de Lala. Ella aceptó su propuesta sin consultarlo con Satou y técnicamente ella ya era su prometida, algo que Satou no sabía.

Lala no tenía amor romántico por Satou, ella ni siquiera comprendía el amor, ni siquiera sentía deseo sexual hacia él. Ella solo sabía que estar con Satou la hacia feliz y eso era lo único que le importaba.

Así transcurrió otra noche normal donde Satou tuvo una orgia mientras las niñas de la mansión intentaban lidiar con sus propios deseos.

Quizá lo único extraño de esto era que en una esquina de la habitación de Satou estaba una hermosa mujer de piel obscura y largas orejas que miraba a Satou con una expresión indiferente mientras bebía vino.

"Esto es incómodo, pero el vino es bueno" – Olga suspiró mientras bebía una copa de vino sin importarle que los demás la ignoraran, de hecho, ella prefería ser ignorada para no volverse la siguiente víctima del monstruo sexual llamado Satou.


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