Ishizu Ishtar observó cómo se desarrollaba el duelo ante ella, esta batalla no era por ningún título, ni por ningún premio glorioso. Era simplemente uno creado para el entretenimiento de Domino City.
Había venido más para ver cómo jugaban él Faraón y su compañero, Yugi Muto, que cualquier otra cosa. Había derrotado a su hermano, Marik Ishtar, y había pasado página a un nuevo capítulo de su vida.
Sabía que sus acciones moldearían el destino del mundo, y sus dedos rozaron suavemente su collar mientras lo veía ganar otro juego.
Su Tauk Milenario le había fallado durante el torneo de Battle City, pero aun así se aferró a él. No quería renunciar al artefacto, no después de todo el tiempo que había pasado con el. Se había vuelto sentimental y, sin embargo, ella deseaba desesperadamente ser importante. Ser parte de un gran todo... y por eso vino aquí, con la esperanza de ver el futuro una vez más.
Hasta ahora, no tan bien. No tenía visiones ni del pasado ni del futuro, y se preguntaba si alguna vez podría volver a ver a través del tiempo.
Ishizu observó cómo continuaba el duelo. La gente iba y venía, fracasaba o salía victoriosa hasta que ella vio comenzar el partido. Este partido fue entre Dinosaur Ryuzaki y Insector Haga contra un duelista americano él cuál lucía algo golpeado.
Ni Ryuzaki ni Haga fueron impresionantes, era un dos contra uno y aún asi no podian seguir el ritmo de aquel sujeto ninguno de los dos tenía muchas posibilidades contra Yugi Muto, él joven Duel King, había rumores de que habría otro torneo dónde nuevamente Yugi lucharía. Incluso si Battle City terminó hace unos días la gente quería más, entonces el Alcalde decidió organizar un nuevo torneo a solo unos días después después del torneo de Kaiba.
Actualmente los duelistas luchaban para no solo clasificar, si no también mejorar y conseguir nuevas cartas raras.
Él americano por su parte le sorprendió, ella sabía de la existencia de los duel spirit, estos espíritus si formaban parte de un deck podían influenciar al deck para darle una ventaja a su duelista. Un ejemplo era él propio Kaiba, su deck poseía un poderoso espíritu que le permitía luchar de igual a igual contra él Faraón.
No obstante este sujeto no poseía ningún espíritu y aún así tenía un manejo sorprendente en su deck, a tal punto de poder rivalizar contra Kaiba. Fue un shock total para ella, después de todo lucho contra el propio Kaiba.
Estaba realmente sorprendida de que él no participara en Battle City, no parecía un novato así que le extraño que no participará, entonces en silencio observó el duelo. Ella estaba prediciendo los movimientos de Ryuzaki y Haga sin conocer sus cartas, basándose únicamente en todo lo que había visto hasta ahora de ellos. Podría recitar cada carta de cualquiera de sus mazos, si lo pensara lo suficiente, pero él americano era un poco sorprendente.
Usaba dragones y los combinaba con magia y trampas de una manera increíble. Tampoco dudaba en sacrificar a sus monstruos si era necesario.
Uso Black Hole para destruir Insect Queen de Haga junto a los dinosaurios de Ryuzaki y sus propios dragones solamente para continuar su demoledor asalto.
Entonces Ishizu hizo una pausa... Ella lo sintió. Como un segundo latido. Por primera vez en meses, el collar pareció reaccionar a su mente. Era como si le hubieran colocado una puerta en la mente y todo lo que tenía que hacer era abrirla para ver el futuro.
Era como electricidad en su piel. La mujer normalmente estoica sintió una oleada de alegría. Vindicación. Todavía era digna del don místico.
Inhaló y sintió que todo su pecho se expandía, como si respirara la vida misma. Estaba aquí con ella. Dentro de ella. Sus dedos acariciaron el collar por un momento, a partes iguales temerosas de acelerar esta magia y miedo de esperar demasiado. Después de varias respiraciones profundas, cerró los ojos y agarró el collar que tenía en la mano.
Ishizu abrió la puerta, queriendo presenciar la visión.
Para el resto del mundo, el tiempo transcurría normalmente, pero el cuerpo de Ishizu estaba tan quieto como una estatua. No es que alguien se diera cuenta. Minutos en la visión ni siquiera harían medio segundo de la realidad. Pudo ver toda una vida en un instante y, finalmente, después de todo este tiempo, pudo sentir que volvía a suceder.
Fue como una carrera. La máxima adrenalina, pero ella nunca rebajaría su don ante tal idea. Este fue un regalo de los dioses.
Cuando Ishizu abrió los ojos, se dio cuenta de dónde estaba. Edificio principal de Kaibacorp en Domino City. Miró por una ventana cercana a la ciudad de abajo. Ella estaba en lo alto de la torre. ¿Posiblemente el último piso? Tenía poco contexto para su visión, pero sabía que nadie podía verla. Ella sería como un fantasma en este momento que aún está por llegar.
Era libre de explorar, aunque podía oír algo. ¿Voces? Viniendo de la oficina de Seto Kaiba.
Su cuerpo se movía por el suelo, deslizándose sin ser visto por nadie a su alrededor. Se sintió atraída hacia la oficina de Kaiba mientras sus oídos se animaban ligeramente.
Se deslizó por la puerta como si estuviera al aire libre. El sonido se volvió claro, pero lo que vio... fue una locura. Locura. Podía sentir cómo se encendía en llamas de vergüenza ante la vista.
Vio los rostros familiares de Anzu Mazaki y Mai Kujaku. Mujeres que conocía, a las que incluso llamaria amigas. Estaban inclinados hacia delante, con sus pechos presionados contra el frío cristal de la mesa de Kaiba, presionando sus suaves y redondos pechos contra el, sus ropas estaban tiradas, esparcidas en la habitación.
Ishizu nunca había visto una visión más clara. Podía ver el sudor adherido a sus frentes. Las gotas de baba que caían por sus barbillas y caían sobre la mesa debajo de ellos y noto un extraño tatuaje en la mejilla de Anzu y otro en los pechos de Mai. El cómo sus dedos se ponían pálidos por lo fuerte que apretaban el borde de la mesa. El brillo maníaco en sus ojos, como cegados por sus propios deseos y lujuria.
-¡Master, fólleme!, ¡Le ruego que me folle con su gran pene!.
Anzu, una mujer amable y amistosa. Sonaba como una puta en necesidad, ansiosa por el toque de su amante.
Mai Kujaku, la brillante duelista que desafió a su hermano. La mujer que se propuso no dejarse degradar sólo por su apariencia... Gritó de placer cuando alguien le dio una palmada en el culo, -¡Te amo, te amo, por favor, por favor, follate mi vagina, Master!.
Él Master al que ellas se referían estaba parado detrás de ellas, alto, orgulloso, musculoso. Era aquel americano que había visto, con fuerza follava con Anzu mientras apretaba el culo de Mai.
Ambas mujeres rogaban por el pene de aquel hombre que tenía uns sonrisa engreída
-¡Eso es putas!, ¡Es bueno saber que reconocen su puto lugar!.
Se retiró de Anzu y Ishisu vio su enorme pene temblar en el aire antes de soltar una abundante carga de semen sobre ambas mujeres que abrieron sus bocas. Ansiosas por recibir su semilla hasta el punto de lamerse entre ellas y usar sus lenguas para besarse.
XXX
Ishizu no podía entender lo que estaba viendo. Por un momento, temió que esta visión no fuera de los dioses sino más bien una maldición de alguna fuerza oscura. Si estaba viendo el futuro o sus miedos. Esto era indecente, y el acto sexual en ese momento hizo que sus mejillas se sonrojaran... Pero no podía dejar de ver, no podía apartar la mirada.
Sus ojos estaban pegados a la escena como si la visión fuera inevitable, como si todo el control que alguna vez tuvo en momentos como estos le hubiera sido despojado al igual que la ropa de Anzu y Mai fue despojada de sus cuerpos.
El cristal estaba empañado por la humedad de sus alientos mientras respiraban, la precipitación crecía en los vacíos entre los charcos y las rayas de baba. Pero sus ojos volvieron a sus cuerpos.
Las sutiles curvas que conectaban sus nalgas con sus muslos. La forma en que su piel brillaba por el sudor. La tensión en sus piernas se movía hacia adelante y hacia atrás, una tensándose, luego la otra. Nunca antes había visto sus cuerpos así, pero era como si sus cuerpos fueran los suyos.
Entre sus gemidos y llantos, ella casi escuchó su propia voz diciendo las mismas cosas. Fue extraño, obsceno y desagradable.
Y luego la peor parte. Ella simplemente se quedó allí, congelada, confundida y angustiada a partes iguales. ¿Quién era él? Esto tiene que ser una maldición. Ningún dios concedería un don de clarividencia que condujera a esto. Fue una mentira. Equivocada en todo lo que sabía y entendía.
Él ni siquiera la miró. Por supuesto que no. Ella ni siquiera estaba aquí. Ella sólo estaba mirando hacia el futuro... Un futuro horrible. No, no había manera de que esta pesadilla pudiera volverse realidad.
-¡Por favor, fóllame, Master!-, Anzu gimió, sacudiendo su trasero de lado a lado.
"¡No, fóllame! ¡Por favor, Master, fóllame! ¡Tómame!"
Él simplemente se rió de sus gemidos y súplicas, Ishizu fue testigo de todo esto dentro de su visión. Podía verlo, como si estuviera suspendido ante sus ojos en perfecta definición.
Ella no podía dejar de ver su pene duro y palpitante, masivo y orgulloso. De pie justo delante de su cara, con las venas prácticamente calientes por la vida y... Y la lujuria. El duro pene se movió ante sus ojos, antes de que de repente desapareciera.
Se sumergió en el coño de Mai, golpeando su apretado y húmeda vagina, haciendo que la hermosa rubia gritara y gemiera de placer y éxtasis. -¡Sí!- gritó, con una amplia y loca sonrisa en sus labios.
Ishizu tragó saliva. Pudo ver el estómago de Mai extenderse para caber en su polla, su propia vagina temblando en respuesta. Las lágrimas cayeron de los ojos de Ishizu, dejando chorros por su rostro mientras su cuerpo se negaba a darse la vuelta. Observó cómo el eje venoso desaparecía y reaparecía, hipnotizada por la forma en que se extendía el coño de Mai, casi como si esos labios internos estuvieran desesperados por aferrarse a él. Sólo para ser golpeado una vez más.
Se encuentra caminando hacia adelante, con los ojos puestos en sus cuerpos. Es enorme, tanto en longitud como en circunferencia. Y sus pelotas... Ya están hinchadas y palpitantes e Ishizu no sabe nada sobre sexo, pero está segura de que una carga suya conduciría inevitablemente al embarazo.
Él golpeó el coño de Mai. No le mostró ninguna piedad. No la trató con amor ni con gentileza. Él la folló. La empaló en su pene, agarrando sus largos y rubios mechones y tirando de ellos, asegurándose de que más y más de su pene se estrellara contra su coño mojado hasta que todo desapareció dentro de ella.
El cuerpo de Mai quedó inerte. Temblaba con cada embestida, y ella gemía y jadeaba, con los ojos en blanco mientras la follaban más fuerte y más rápido. Su preseminal se derramaba por sus muslos, formando un charco debajo de ella mientras Anzu se hacía útil.
Se acercó a él, le besó la cara y le pasó la lengua por la mejilla mientras bajaba por su cuello y se deslizaba hasta su pezón y empezó a besarlo y lamerlo.
Levanto su cabeza y hablo, -¡Te amo, Master, te amo! Por favor, fóllala. Arruínala como tú me arruinaste a mí. Nunca podría volver a la polla de ningún otro hombre. Sólo la tuya. ¡Te amo tanto!-, chilló ella, jadeando en su oído cuando Ishizu escuchó pasos.
-Bienvenida de nuevo, puta-, Y los ojos de él se volvieron hacia Ishizu, mirándola fijamente, atravesando su alma por un momento... Antes de que alguien la atravesara. Un momento de alivio... uno que rápidamente se arruinó cuando se vio a sí misma.
-Lamento haber tardado tanto, mi amor-, Esa era su voz. Profiriendo y encadenando palabras que nunca hubiera imaginado decirle a nadie, pero... allí estaba ella.
Todavía vestida con su túnica, su largo y oscuro cabello cayendo por su espalda mientras su piel oscura y almendrada parecía brillar intensamente. Entonces Ishizu observó cómo él se alejaba de los dos mujeres, tratándolos como basura mientras extendía sus brazos hacia la Ishizu del futuro.
Se besaron abrazándose como... Como amantes. Ishizu se vio chupando la lengua de ese hombre, gimiendo su nombre mientras su duro pene se frotaba contra su túnica. El líquido preseminal goteaba sobre la tela, hecho a mano en Egipto, hecho para ser usado por mujeres tradicionales y fuertes.
Él estaba usaba su tela de seda para limpiarse el pene, arruinándola para siempre.
Los ojos de Ishizu se abrieron como platos. Todo su cuerpo se congeló, su atención abandonó por completo a las otras mujeres cuando... Se vio a sí misma besando a este hombre. Ella lo odiaba. Estaba disgustada, especialmente cuando él le apretó sus pechos, dejando que sus duros pezones presionaran contra sus manos.
Su corazón latía con fuerza. Su cara estaba roja. Sus muslos se apretaron e ignoró lo mojada que estaba mientras este horrible espectáculo continuaba.
Ishizu miró la túnica de su otro yo, apareciendo una mancha húmeda en la seda que no entendía si era de él o de ella.Y luego miró hacia abajo y notó que sus propios pezones se endurecían.
Los dos se separaron el uno del otro. Se habían estado besando por lo que pareció una eternidad, y ahora los oídos de Ishizu ardían por el sonido de su voz y... Y la de ella. Su propia voz pronunciando palabras que sonaban casi imposibles. Incomprensible.
-Bienvenida a casa. ¿Cómo estuvo tu viaje?-
-Bien, Master-, respondió ella, -He asegurado tu poder, y tengo más zorras ansiosas aquí para rogar por tu polla. Están esperando abajo. Puedo traerlas cuando quieras-, Ishizu observó a su futura contraparte temblar, casi cayendo de rodillas mientras él presionaba una mano contra su entrepierna. Ishizu pudo ver una mancha de humedad en ambas versiones de ella misma. Futuro y presente.
La mano del hombre frotó suavemente contra la Ishizu del futuro, presionando su clítoris y deslizándose a lo largo de su coño mojado y tembloroso, -Más tarde. Prefiero follarme a mi puta favorita-, Ishizu puede ver las mejillas de su futuro yo ponerse rojas ante el cumplido.
-Master, no tiene que decir eso. Estoy feliz de desempeñar un papel en su vida. Una vez pensé que mis visiones eran un regalo de los dioses, una forma de salvar al mundo de la ruina. Ahora veo que mis visiones eran simplemente una forma de encontrar a mi alma gemela. Te amo-, no, ella no podría haber dicho eso. Ella no podría haber... -Te amo, Ethan Croas. Mi maestro, mi amor mi Dios-.
Y con ese beso de Ishizu y Ethan una vez más. Un abrazo apasionado mientras sus manos tantean y aprietan su cuerpo, arañando su túnica para arrancarla mientras… mientras la Ishizu mayor abre uno de sus ojos.
Ella está mirando a su yo pasado, un brillo de conocimiento claro en ese ojo de zafiro, -Tu amor, mmhm, es todo lo que yo, mhmm, siempre quise-, gimió entre besos y tenía razón.
Ella sí quería amor. Creció bajo piedra y tierra, aislada del resto del mundo, desesperada por ser una luz que guiara a sus hermanos.
Pero ella sólo quería amor. Tenía tantas ganas de estar en brazos de otro y dejar que ellos fueran su luz. ¿Lo había encontrado finalmente…? ¿En Ethan?
Tan arraigado con esta pregunta, Ishizu no reconoció la humedad entre sus dedos.
Miró hacia abajo y encontró su mano deslizándose contra su vaginq que ahora goteaba. Sus dedos separaron los labios y casi sacaron los copiosos hilos de placer, estrechando su mano para intentar sacárselos. Pero cuando los jugos no se escaparon, distraídamente se llevó los dedos a los labios... y los lamió hasta dejarlos limpios.
Pero aún así ella sólo es vagamente consciente de sus acciones. Sus ojos están puestos en el pene de Ethan. Le dio otra palmada en el trasero de su futuro yo, antes de enterrarlo dentro de su vagina mojada y goteante.
La futura Ishizu gritó de placer, con una sonrisa de alegría en su rostro mientras empalaba el pene de su Master. La Ishizu más joven se sorprendió de que encajara con ella o con su yo futuro.
Prácticamente podía sentirlo golpear contra su útero.
Le temblaban las piernas, amenazando con ceder bajo ella.
-¡Joder, me encanta tu coño!-, Ethan sonrió, golpeando su pene contra ella una y otra vez. Su cuerpo temblaba con cada golpe. La mesa temblaba mientras gotas de líquido preseminal llenaban la vagina de la Ishizu del futuro.
Cubrió sus paredes internas, lubricando aún más su coño y dándole a Ethan un gran acceso a ella. Movió sus caderas, asegurándose de que su pene se deslizara contra cada parte de su vagina. Ningún centímetro de su vagina quedaría intacto. Presionó la punta bulbosa de su pene contra sus entrañas una y otra vez, antes de que la Ishizu mayor gritara de placer. Sus manos arañaron la mesa mientras las lágrimas se formaban en las comisuras de sus ojos.
Lágrimas de gozoso placer mientras le confesaba su amor a Ethan una vez más. Él cayó hacia adelante, tocando una de sus tetas, dejando que su duro pezón presionara contra su mano mientras la miraba a los ojos.
-¡Voy, ahh, a hacerte, mmhm!, ¡Mi esposa!, ¡Sucia esposa puta!-.
E Ishizu pudo ver la felicidad en la alegría en sus propios ojos mientras envolvía sus brazos alrededor de Ethan, besándolo mientras él enterraba su polla dentro de ella y se corría. Su semilla estalló, rociando el interior de su vagina, cubriéndolo con chorros de semen mientras podía escuchar la voz pronunciar palabras entre cada beso.
-¡Si, si, si!-, y su cuerpo tembló... Corriéndose ante la sensación de que le llenaban el vagina. Semen chapoteando en su útero... El semen de Ethan.
Su cuerpo hizo lo mismo. Tembló cuando estuvo a punto de caer al suelo, atrapándose en la mesa cuando sus piernas cedieron. Los jugos de su vagina se derramaron sobre su bata mientras contenía un gemido entre sus labios regordetes y sellados.
Anzu y Mai se arrastraron hacia Ethan, moviéndose para lamer y besar su cuerpo. Rogaron por su atención, pero Ethan simplemente se centró en Ishizu. Ella gimió en sus brazos, levantando su cuerpo, girando sobre su polla para que pudieran enfrentarse el uno al otro.
-Estoy tan contenta de haber traicionado al Faraón por ti, mi Master. Me alegro de haberte dado las Cartas de Dios después de que lo derrotaste. Me alegro de haber usado el poder de mi Tauk Milenario para otorgarte putas de todo el tiempo y el espacio. A quien quieras follar, ya sea del futuro, del pasado o del reino de los monstruos… Te lo concederé-.
La Ishizu del pasado le tomó un momento, pero ella jadeó en silencio. Su futuro yo le estaba dando instrucciones. Ella haría todas estas cosas por él... e Ishizu se dio cuenta de lo inútil que era oponerse al destino.
Si este era su destino... Entonces así será. La vaginq de Ishizu tembló de emoción cuando su futuro yo presionó un botón en el intercomunicador, -Serena, Rin, Ruri y Yuzu, ¿Podrían venir pequeñas zorras, con nosotros?, dejen su ropa en la puerta-.
Ethan se rió entre dientes mientras regresaba a su asiento, dejando que Anzu y Mai compartieran su pene mientras la futura Ishizu se giraba hacia su contraparte más joven. Ella le sonrió cuando las puertas se abrieron y 4 zorras voraces más entraron corriendo.
-¿Entiendes?-, un Ishizu le susurró a otro, y la más joven sonrió mientras asentía con la cabeza.
-Sí-.
E Ishizu retrocedió lentamente en el tiempo. Regresó al pasado, pero al hacerlo vio lo que parecía un océano de tiempo fluir a su alrededor.
Observó cómo Ishizu le daba té a Ethan. Observó cómo Ethan hacía que los mismos dioses se inclinaran ante él. El Blue Eyes White Dragon, Kisara chupándole su pene, un salón de clases entero lleno de mujeres vestidas de blanco y azul y discutiendo por su polla. Incluso vio a una mujer vestida con un atuendo del antiguo Egipto compartiendo el pene de Ethan con la hermosa Dark Magician Girl.
Ishizu vio todo esto y se aseguraría de que sucediera. Después de todo, éste era el destino.
Y ella lo pondría en marcha.
Regresó al presente con las piernas temblorosas y el corazón acelerado. Abrió los ojos y escuchó que Ethan había ganado el duelo con Ryuzaki y Hagay lo animó. Ella aplaudió más fuerte que nadie.
-¡Así se hace, Ma-Ethan!-, su voz se perdió entre los vítores y aplausos de la multitud, pero a ella no le importó.
Ella se dio vuelta y corrió. Tenía que darse prisa. Para asegurarse de que su visión se hiciera realidad, tuvo que poner las piezas en movimiento.
XXX
En un pequeño parque, Ethan se encontraba revisando su deck, viendo que sacar, que poner y que conservar.
-Ethan Cross-.
El menciona volteó a ver a una misteriosa mujer acercarse a él.
Usaba un vestido de color blanco sin mangas de una sola pieza, un velo a la longitud de la cintura que se ensancha y se extiende por debajo de los hombros una tela cubria la mitad de su rostro, también usa sandalias de que parecian estar hechas de oro, su joyería consiste en brazaletes dorados en los brazos y sus tobillos, y un broche que lleva un ojo egipcio en la parte superior de su velo, vio sus ojos azules y su piel oscura.
-¿Sí?-, cuestionó Ethan.
-Perdóname, pero quería decirte que soy tú fan-, Ishizu sonrió suavemente.
-Oh ya veo, me alegra saberlo, ¿Pero quién eres tú?-.
-Mi nombre es Ishizu Ishtar-.
-¿No eres una de las finalistas de Battle City?, ¿La mujer que se enfrentó a Kaiba?-.
-Me honra que sepas de mí. Perdóname pero quisiera hacerte una pregunta-, ante él asentimiento de Ethan ella siguió, -Tienes habilidades para los duelos, las suficientes para enfrentarte a Kaiba. ¿Cómo es que no participaste en Battle City?-.
-Si lo hice, conseguí todas las cartas localizados, pero unos sujetos me forzaron a un duelo y gane, entonces se abalanzaron contra mí y me golpearon, se llevaron las cartas localizadoras y muchas de mis cartas. Sin las cartas localizadoras era imposible conseguir un duelo-.
Ishzu se enojo, -¿Por qué no lo mencionaste a los jueces?-.
-Lo hice, me tope con Kaiba y se lo mencione pero ni siquiera le importó y me dijo que era mi culpa por ser débil y se fue-.
Ishizu apretó los dientes, juro hacer pagar a Kaiba por esto, -¿Tienes idea de quienes eran?-.
-Algo así, parecían de algún culto por sus túnicas-.
-'¿Túnicas?, no me digas que...'-.
-Se llamaban Ghouls o algo así-.
Los ojos de Ishizu se folvieron fríos por un momento y juro hacer pagar a sus estúpidos hermanos de forma dolorosa y violenta.
Pero ahora tenía que hacer algo mucho más importante.
Ella se quitó la tela que cubría su rostro mostrando a una hermosa mujer, Ethan observó a la mujer delante de él, era hermosa y joven.
Ishizu se grabó el rostro de Ethan, cabello rubio, ojos azules, un joven de 16 o 17 años. Este era el hombre que ella amaba y se aseguraría de darle todo lo que por derecho le pertenece.
-Dime Ethan, ¿Te interesa un duelo?-.
-Claro, no tengo problema-.
-Perfecto, pero será uno especial-.
-¿Especial?, ¿De qué forma?-.
-Si me ganas seré tuya-.
-¿Ser mía?-.
-Si, seré tuya. Mi cuerpo, mi alma, mi corazón. Todo lo mío será tuyo. Lo único que tienes que hacer es tomarlo-.
Hubo un brillo ambicioso en los ojos de Ethan que mojaron la vagina de Ishizu y Ethan aceptó.
La derrota estaba clara para Ishizu, este duelo fue nada más que una formalidad. Después de todo Ethan Cross estaba destinado a la cima mientras ella sería el cimiento de su destino.
La fortuna por derecho le pertenecía, las hermosas mujeres debían de hacer fila para entregar sus vaginas y aceptar felizmente la semilla de Ethan, humanas, monstruos, barians, astrales o dioses. No importa, ella le entregaría todo esto y más a Ethan Cross.
Ishizu tiene claro su destino y no habrá nada que le impida cumplirlo.
Esto está inspirado en Weevil wolrd de MrLeafydream