Después de terminar de comer su carne quemada, Dan apagó la fogata, ya que aún era de día y no quería desperdiciar tantas ramas secas que había recogido anteriormente.
Luego tuvo un sentimiento que no había tenido antes, aunque siempre buscaba y se quedaba en cuevas todo el tiempo, usualmente se detenía en la entrada y nunca se adentraba más a fondo, pero esta vez extrañamente tuvo el impulso de querer explorar completamente la cueva en la que se encontraba porque anteriormente había visto que se adentraba bastante profundamente en el suelo y dentro de la montaña.
Aunque tenía un poco de miedo de lo oscuro que se veía el fondo de la cueva aún decidió adentrarse en ella para explorar, después de todo no tenía nada que hacer, por lo que agarró una rama seca y envolvió la punta en un pedazo de pelaje de animal que tenía por ahí, luego encendió rápidamente la fogata para obtener fuego y puso la rama sobre el fuego para poder ver mejor dentro de la cueva, aunque sus ojos o mejor dicho los ojos de todos los seres humanos eran bastante buenos para ver por la noche o en la oscuridad, un poco de luz extra no estaba mal.
El ambiente se sentía un poco húmedo y con la oscuridad apenas iluminada con una antorcha bastante mal hecha, daba un sentimiento sofocante y generaba un poco de miedo en el corazón de Dan, los humanos prefieren ambientes más iluminados y por eso mismo el fuego era extremadamente importante para la raza humana, generaba un sentimiento de paz y protección a su alrededor.
Al principio no vio nada interesante en su camino al fondo de la cueva, solo se escuchaban algo así como gotas caer al suelo y nada más, pero aun así siguió avanzando poco a poco y además, este proceso de expectativa generada por avanzar poco a poco por un sitio completamente desconocido le estaba empezando a gustar.
Cuando hubo avanzado alrededor de 8 minutos de repente vio algo brillante en la pared de la cueva, aunque estaba un poco asustado aún se acercó poco a poco y cuando estuvo completamente seguro de que no era nada dañino, lo toco y se dio cuenta de que era un tipo de piedra que no parecía tener color o más bien, tenía partes blancas y otras donde podía ver a través de él, por alguna razón le vino a la mente la palabra cristal por lo que simplemente decidió llamarlo cristal, esta piedra era la que reflejaba la luz generada por la antorcha y daba la sensación de algo brillando en la pared.
Con mucha curiosidad en su corazón, Dan tomó una piedra bastante dura que encontró en el suelo y golpeó el cristal con la intención de romper un fragmento y llevárselo consigo, después de otros 2 golpes el pedazo de cristal se rompió y Dan lo guardó en su nueva bolsa.
Aunque ya había obtenido algo de su viaje a la cueva, aún quiso seguir avanzando, por lo que recogió todas sus cosas y caminó más hacia el fondo de la cueva, pero apenas había dado unos pasos más cuando vio otra vez algo brillando en la pared, como ya se había encontrado con algo así antes rápidamente lo inspeccionó y vio que efectivamente era la misma roca por lo que la dejó ahí en la pared porque ya tenía una consigo.
Camino más y fue viendo que la cueva se llenó poco a poco de los mismos cristales en las paredes, el techo e incluso parecían crecer desde el suelo, aunque sabía que no eran dañinos, aún le dio un poco de miedo que rápidamente se vio ensombrecido por su emoción y curiosidad extrema.
Siguió avanzando y cuando se dio cuenta ya estaba completamente rodeado de cristales, se veía bastante increíble el que haya cristales por todo el lugar en el que cayera su vista, era algo que Dan nunca había visto antes y algo digno de recordar, pero aunque la vista era increíble, el niño con mucha curiosidad quiso seguir explorando por lo que caminó aún mas hacia la oscuridad de la cueva, siguió caminando por unos 5 minutos cuando su antorcha de repente se apagó, aunque no había mucho aire dentro, se sintió como si una corriente bastante feroz de aire lo hubiera rodeado apagando la antorcha.
'Espera, ¿Por qué siento que hay ráfagas de viento golpeándome a un ritmo constante? Aunque tengo buena vista aún no puedo ver muy lejos al frente, pero este viento me está empezando a asustar. Ahora que lo recuerdo… Una vez mi padre me dijo que había bestias incluso bajo tierra, ¿Será que hay alguna enfrente?'
'Pero… No escucho nada, solo se siente el viento, lo único raro es que su olor es un poco nauseabundo…'
'¡Un momento! No será esto el aliento de una bestia durmiendo, ¿Verdad?'
Dan inmediatamente dejó de respirar y se acercó muy sigilosamente al frente, después de avanzar un poco se dio cuenta de que la cueva comenzó a ensancharse conforme seguía su camino hasta crear una cámara oscura bastante grande llena de cristales, quería acercarse más, pero justo cuando intentaba hacerlo sus instintos de repente le gritaron fuertemente que si se acercaba más se encontraría con un gran peligro.
Dan forzó su vista para ver más allá, y cuando lo hizo comenzó a temblar por todos lados e incluso su corazón se aceleró, lo que vio fue un gusano gigante, era tan grande que él solo llenó toda la cueva en la que se encontraba, que a pura vista de Dan, era como unas 10 veces su tamaño de alto y bastante ancha, el gusano estaba durmiendo o eso es lo que parecía por sus respiraciones constantes.
Dan no quería tener ningún tipo de relación con ese gusano gigante, por lo que retrocedió lentamente y cuando hubo suficiente distancia, inmediatamente se echó a correr de regreso a la entrada de la cueva.
Respirando pesadamente, Dan finalmente llegó a la entrada de la cueva donde vivía temporalmente y se decidió que en los próximos días dejaría esta cueva para seguir caminando por el mundo, tenía bastante miedo de que ese gusano se despertara y lo primero que haga sea salir a comer un humano, en este caso, Dan.
Con el tiempo se calmó y aunque decidió que se iría no lo iba a hacer inmediatamente, toda esta experiencia le volvió a dar hambre, por lo que como de costumbre volvió a encender el fuego nuevamente, ya no faltaba mucho para que se ponga el sol, por lo que ya era hora de comer, hizo todo tal como siempre lo hacía y muy pronto el sonido del crepitar del fuego llegó a sus oídos.
Dan comenzó a azar la carne nuevamente, pero al igual que la vez anterior sintió que le faltaba sal, aunque él mismo no sabía qué era la sal. En el momento en que estaba pensando eso, de repente vio el cristal que había recogido hace un rato tirado en el suelo cerca de la bolsa que él aventó a la esquina de la cueva cuando regresó corriendo a la entrada.
Un fuerte impulso de probar el cristal lo invadió, por lo que, ya que tenía curiosidad, se dispuso a hacerlo.
Primero lavó el cristal con un poco de agua que había guardado de un río cercano, cuando le hubo quitado todo el polvo al cristal inmediatamente se lo llevó a la boca y fue en ese momento que sintió una explosión de sabor en su lengua, realmente no sabía cómo describirlo, pero era algo que su mente inmediatamente asoció con la palabra sal, y aunque él no lo entendía lo aceptó como si fuera algo natural.
Cuando salió de su aturdimiento se le ocurrió ponerle la sal a la carne, pero no sabía cómo, por lo que se detuvo a pensar profundamente en ello y finalmente se le ocurrió golpear el cristal nuevamente, después de todo, muchas cosas funcionan mejor al golpearlas y también era la mejor forma de obtener comida, ya sean frutas con cáscaras duras o animales, la violencia siempre era una opción viable, en los siguientes minutos golpeó el cristal hasta convertirlo en pequeños fragmentos, tan pequeños que no pensó que pudiera contarlos uno por uno.
Luego, volteó a ver su carne a medio asar y pensó que sería buena idea ponerle esos diminutos granos de sal a la carne mientras estaba sobre el fuego, por lo que agarró una pequeña porción de esos cristales que llamó sal y se lo puso a la carne, después siguió el proceso normal de asar la carne hasta que estuvo completamente lista para comer.
El estómago de Dan ya gruñía por querer comer, por lo que no lo hizo esperar más y comenzó a morder la carne y cuando dio la primera mordida sintió que estaba en el cielo, la carne con esos pequeños cristales añadidos obtenía un sabor verdaderamente sublime, era algo que nunca había probado antes y pensó que así debería saber el cielo.
Si no se hubiera controlado podrían haber salido lágrimas de sus ojos, algo bastante vergonzoso solo por comer algo, pero incluso él mismo no podía negar lo delicioso que era.
Siguió comiendo vorazmente y cuando se dio cuenta ya se había terminado toda la carne que asó en este momento, aunque quería comer más se controló, la comida no era fácil de obtener y mucho menos la carne, era solo un niño, por lo que lo único que tenía más fácil de recolectar eran frutas de los árboles y solo rara vez obtenía carne.
Volteó a ver la fuente de su felicidad, esos cristales en el suelo y rápidamente los juntó en un montón y los puso encima de un pedazo de piel envolviéndolos completamente para mantenerlos seguros, su cerebro comenzó a pensar en regresar al fondo de la cueva, pero el miedo de ese gusano hacía que no estuviera tan seguro de volver, cuando pensó en eso recordó el sabor divino de la carne por lo que decidió adentrarse a la cueva solo hasta que aparecieran los primeros cristales en las paredes y sacarlos rápidamente sin acercarse ni alertar al gusano en lo más mínimo.
Decidió que lo haría, pero ya que el día no tardaba mucho en terminar y comenzaba la noche, decidió dejarlo para el día siguiente, mientras tanto comenzó a arreglar su 'cama' que consistía simplemente en pieles de animal apiladas en el suelo.
Pensó en lo mucho que obtendría mañana en la cueva y en la gran cantidad que carne que obtuvo por suerte, este pensamiento lo hizo babear lo suficiente como para llenar un vaso y con una sonrisa feliz se quedó dormido en una solitaria cueva en medio de la selva primitiva arrullado por el sonido de diversas bestias feroces acechando en la oscuridad en busca de su próxima presa.
Una noche bastante tranquila en verdad.
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