—Erich, ya estás aquí. ¿Ya es esa hora? —preguntó el Rey de manera despreocupada, hablando con el viejo médico como si hubieran sido amigos durante mucho tiempo.
Oriana se inclinó mientras Erich respondía irritado:
— Tú conoces mejor el horario. No me digas que tu mayordomo no te recordó.
Erich le dijo al Rey que se acercara a la cama y comenzó a examinar su condición, controlando su temperatura corporal, pulso y respiración mientras preguntaba cómo se sentía el Rey después de tomar sus nuevas medicinas. Debido a su conversación, Oriana pudo saber que el nombre del Rey era Ailwin, mientras que la Reina era Julien.
Mientras el paciente y el médico hablaban, los demás guardaban silencio. Oriana tampoco hablaba nunca, solo asistía a su maestro entregándole los ítems del estuche cuando los solicitaba.
Debido a las medicinas que Erich le dio, Ailwin pronto se sumió en un sueño tranquilo. Todos salieron de la cámara del Rey sin hacer un solo ruido.