—Parece que asusté a una pobre chica —dijo Xi Cheng con una sonrisa pícara en los labios mientras miraba la espalda que se alejaba de la Nixie.
Han Ju observaba toda la escena desde lejos y en el momento en que Nixie se fue, se acercó a su hijo. —Ven conmigo.
Xi Cheng siguió obedientemente a su madre hasta su habitación. Al entrar, Han Ju se aseguró de cerrar la puerta y dijo con una expresión seria frente a él, —¿Qué intentabas hacer allí?
—¿Te refieres con mi hermanastra? —preguntó él.
—¡Hmm! —Han Ju asintió.
—Solo estaba hablando con mi hermanita. ¿Acaso no puedo hacer eso? —preguntó Xi Cheng con indiferencia.
—¿Hermanita, eh? ¿Crees que tu madre es una tonta? —Han Ju parecía realmente disgustada con su hijo.
—Lo estás entendiendo mal, madre —intentó aclarar él.
—No estoy entendiendo nada mal cuando veo la manera en que la miras cuando nadie está cerca —dijo Han Ju, dejándolo sin habla por un momento.
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