—Demonios, corre, corre, ¡estás en graves problemas! —La voz nerviosa de Enderfa venía de la Rueda de los Diez Mil Hechizos.
De pronto, el cielo se cubrió de nubes negras. Resonaban truenos y bramaba un vendaval… El mundo parecía haberse oscurecido de golpe mientras que las fluctuaciones de maná circundantes se agitaban y una fuerza invisible se elevaba en el valle.
Lin Yun sabía que ese era el adormecido Dios Antiguo recuperando su poder. Esa presión escalofriante y tangible dejó a Lin Yun sin aliento. Era la primera vez que sentía una presión tan aterradora desde que había llegado a esa era.
Demasiado escalofriante…
Ni siquiera los numerosos y aterradores cadáveres que había visto al ingresar el Plano Esclarecedor Celestial habían provocado una presión tan impresionante. Después de todo, un cadáver era un cadáver, mientras que lo que Lin Yun enfrentaba ahora era el poder de un Dios Antiguo…