—¿Qué quieres decir con que has desconfiado de Rebeca durante años? —preguntó, su tono firme, ocultando la intriga que bullía en su mente.
Siempre había asumido que Rebeca mantenía una fachada amistosa hacia Rowena, especialmente considerando que esperaba que Rowena se casara con su hijo, Oberón.
Por esta razón pensó que Rowena podría estar ciega a la verdadera naturaleza de Rebeca. El hecho de que Rowena nunca dijera o hiciera nada respecto a Rebeca lo confundía. ¿Estaba fingiendo todo este tiempo?
—Mucho antes de casarnos, la gente asumía que estaba destinada a casarme con Oberón —comenzó, su voz apenas más alta que un susurro, como una suave brisa revolviendo los papeles en su escritorio—. Los susurros empezaron ya en el momento de mi nacimiento, y crecían más fuertes con cada año que pasaba.