Hace no mucho tiempo, en una lujosa y pintoresca tienda de telas femeninas, los interiores estaban bañados en una cálida luz dorada proveniente de los ornamentados candelabros que colgaban del techo.
Telones vaporosos ondeaban suavemente desde el techo, y elegantes maniquíes exhibían los bikinis más exquisitos de la tienda. Las paredes estaban adornadas con un fascinante arreglo de telas, desde las sedas más brillantes hasta el algodón más suave, en todos los colores imaginables.
Sin embargo, la atmósfera estaba cargada de tensión. La mirada fulminante de Ceti hizo que los últimos clientes de la tienda se marcharan apresuradamente, dejándola a ella y a su madre en un oasis de soledad en medio del paraíso de textiles.
Las reverberaciones del timbre de la puerta resonaban en la tienda vacía mientras Ceti vacilaba, su carácter ardiente contrastaba con el entorno suave.