Aurora estaba convencida de que Damien era un sadista. Ella trabajaba en la cocina, no en el departamento de limpieza.
—Alfa, puedo organizar a alguien a cargo para que limpie su habitación —sugirió ella, inclinando ligeramente la cabeza antes de encontrarse con su mirada con una sonrisa forzada.
—Habría buscado su ayuda si la necesitara. Quiero que tú lo hagas —insistió Damien.
—Pero yo trabajo en la cocina. No sé nada de limpieza —Aurora protestó contra su orden. ¿Por qué era tan difícil complacerlo?
—Gracias por la información. Solo asegúrate de que brille —insistió él.
—Pero es...
Teresa interrumpió, cortando las palabras de Aurora. —Aurora, ponte en marcha. ¿Desobedecerías a tu Alfa? —dijo Teresa, ahorrándole más castigo, aunque se preguntaba por qué él estaba siendo tan duro con ella.