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24.13% El código del dinero / Chapter 5: 5 Los cuatro obstáculos a la libertad financiera

Capítulo 5: 5 Los cuatro obstáculos a la libertad financiera

En algún momento tendrás que elegir: ¿seguridad o libertad?

Las personas que buscan seguridad pierden libertad, y viceversa. Escojas lo que escojas, pagarás un precio, porque como dije antes: nada es gratis. He aquí la palabra- problema: «gratis». Huye de ella, de lo gratuito.

Quienes aman la seguridad pierden oportunidades porque optan por lo fácil. Tu objetivo no debería ser que todo te resulte fácil. He encontrado una cita de Robert Henri que me parece genial: «Ser libre, ser feliz y productivo sólo puede conseguirse sacrificando muchas cosas corrientes, aunque sobreestimadas». Sinceramente, yo no conozco modos fáciles y rápidos de ganar dinero, tampoco me interesan porque son un auténtico desastre. Lector, espero que no busques lo fácil y lo rápido; pero si así fuese, por favor, da por concluida esta lectura y regala este libro a alguien; gracias y adiós, aprovecho para despedirme de ti.

Para el resto, los que sigan conmigo:

Si eliges la libertad, cometerás con probabilidad algunos errores. Es lógico, piénsalo, los errores son necesarios para el éxito. Yo convierto cada error que cometo en algo bueno, le saco partido al usarlo como palanca. Renunciar a los errores es, por tanto, renunciar al éxito. Si la gente supiese que las personas exitosas cometen un alto índice de errores, empezarían a perder el absurdo miedo al error. Winston Churchill lo tenía claro: «El éxito consiste en ir de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo». Yo incluso prefiero equivocarme en lo que me gusta antes que acertar en lo que detesto.

Las personas que evitan los errores están evitando el éxito.

Cuando empiezas algo nuevo equivocarse es inevitable. Alguien dijo que si quieres tener éxito deberías «duplicar tu tasa de errores» porque es de ellos como se aprende a hacerlas cosas bien. Espero convencerte de la necesidad de cometer errores. Busca tu

«error memorable», tu punto de inflexión, el que ha de revolucionar tu vida. Hay otros mundos y están en éste. En la dimensión del empleado, el error es algo a evitar. En la dimensión del emprendedor el error es parte necesaria del proceso.

Arriesgar significa la oportunidad de ganar, no de perder.

Si eliges la seguridad te privarás de la libertad financiera, porque son incompatibles. No arriesgar conduce a vivir una vida de pequeño tamaño. «Si no arriesgas nada, lo arriesgas todo» (Geena Davis, actriz). Una chica lista. Sé que es una elección importante

—yo mismo la he tomado muchas veces—. He comprobado, no obstante, que la seguridad tiene más —¡muchos más!— «seguidores» que la libertad. En la escuela nos enseñaron a jugar a lo seguro pero eso es un obstáculo al aprendizaje.

Francamente, por más que lo pienso no veo la relación entre lo que estudié y la realidad.

¿Libertad o seguridad? Va a gustos. Yo creo que la libertad financiera es mucho más importante que la seguridad laboral. Una es real, la otra una fantasía. Cuando elijas, habrás tomado responsabilidad, pagarás los precios de tu elección, y ya no te verás como una víctima ni podrás quejarte de tu situación, sea cual sea. Lo que yo he

aprendido es que la libertad añade vida a la vida pero la falsa seguridad de un sueldecito siempre sabe a poco.

Pero vayamos a los obstáculos de la libertad financiera:

El primer obstáculo son las creencias limitantes. Muchas creencias son una carga más pesada que una hipoteca, de hecho actúan como «hipotecas mentales». Creo que es mejor estar gravado por un préstamo hipotecario en el banco que por una creencia limitadora en la mente, porque lo primero tiene fecha de caducidad pero las creencias, en principio, no. Este libro pretende desacreditar creencias frecuentes sobre el dinero basadas en el miedo. No voy a profundizar en esto porque ya se ha escrito lo suficiente, pero resumiré diciendo que el miedo es el mayor freno de la humanidad a nivel colectivo e individual.

El segundo obstáculo es la actitud complaciente de vivir por inercia en la comodidad. Justo lo opuesto a la «cultura del esfuerzo», que fue artífice del éxito económico en la Europa del Norte. Tenemos fobia al esfuerzo. Las únicas personas que quieren un cambio inmediato son los bebés con el pañal mojado. El resto ya están bien, estén como estén. Triste, ¿no? Deberíamos tener muy claro que nuestra economía personal sólo va a mejorar cuando hayamos mejorado, pero no antes. El esfuerzo es incómodo, es cierto, pero ¡más incómodo es seguir experimentando problemas económicos! En un mundo en transformación, no adaptarse es un riesgo demasiado grande para quienes buscan la comodidad. Lo cómodo y fácil: «sueldo limitado, hipoteca infinita, consumo irresponsable» ya no funciona. Toca reciclarse.

El tercer obstáculo son los malos hábitos financieros. La persona promedio busca la gratificación económica inmediata y por ello no planifica ni sigue una estrategia financiera a medio y largo plazo. Vive financieramente al día. Gana, gasta, no ahorra, y lo peor: no invierte. Depende de una única fuente de ingresos sobre la que no tiene ningún control. Gasta más de lo que gana, incluso se gasta los ingresos futuros. Se endeuda de por vida sin haber creado antes fuentes de ingresos que garanticen el pago de sus compromisos, se da lujos sin contar con los flujos que los paguen... En fin, quiere un tren de vida que no se ha ganado. Es hora de revisar esos hábitos. Sea cual sea tu situación presente, lo cierto es que tu modo de pensar y actuar te ha conducido exactamente al punto donde estás hoy. Acéptalo: tu saldo bancario no es fruto de una casualidad sino de unos hábitos. Si deseas crear un saldo diferente será preciso deshacerse de viejos hábitos y sustituirlos por otros diferentes.

El cuarto obstáculo es la falta de educación financiera. Todo el mundo maneja dinero cada día, pero muy pocos se preparan para hacerlo con acierto. Una buena formación financiera no es un lujo, es una primera necesidad. Y si no que se lo pregunten a las personas que compraron productos financieros que no entendían y resultaron no valer nada. El hecho de que no se enseñe en la escuela no significa que no sea necesaria (tampoco se nos ha enseñado a nutrirnos ni a respirar bien y es algo que todos hacemos a diario). Los tiempos en los que una licenciatura te preparaba para el resto de la vida en el desempeño profesional han pasado a la historia. Hoy la información disponible de la humanidad se duplica cada dieciocho meses (Ley de Moore), pero allá por el año 1500, si te leías un libro a la semana durante cuatro años, te acababas todos los libros del mundo; y podías abarcar todo el saber de la humanidad. Hoy, sólo en España, se editan 65.000 títulos nuevos al año. Haz cuentas. Reaprender de por vida es la única forma de no quedar fuera del juego económico. Ya no vale con parapetarse detrás de un título universitario porque, como dije, hoy, aun siendo necesario, no marca una gran diferencia, ni tampoco garantiza un empleo, ni asegura la

libertad financiera. Formarse de modo continuo es una prioridad. Y para aquellos que les parezca una opción cara, o un lujo, que prueben con la ignorancia.

Aforismo: Tus ingresos pueden crecer hasta donde tú crezcas pero no más (vuélvelo a leer porque es la esencia de este libro).


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