—Caña sintió este incómodo sentimiento mientras hablaba con alfa Jaime de la manada Lobo Sangriento. Los otros tres alfas habían llegado y solo necesitaban esperar al alfa Andrian de la manada de Diandem.
Sin embargo, Caña no podía concentrarse en su conversación, aunque no había nada importante en ella, ya que alfa Jaime solo hablaba de cuántas mujeres había llevado a la cama durante su viaje aquí.
La mayor parte del tiempo, Caña no entendía por qué estas personas despreciables podían ser líderes de mucha gente cuando no actuaban más que como animales. No tenían ni una pizca de sentido de liderazgo, ni tampoco la compasión necesaria.
Debido a que este incómodo sentimiento invadió su corazón, Caña interrumpió su conversación y se fue a buscar a Iris solo para escuchar que algo le había sucedido.