—¡Los dos estaban intentando dañar al Serafín! —Anciano Xarex rugió en respuesta a la ira de Iris, pero la dulce luna no se echó atrás. Realmente odiaba cuando la gente a la que quería estaba siendo lastimada.
—¿Y qué fue exactamente lo que ella hizo? ¿Cómo pueden castigarla sin ninguna discusión con nosotros cuando están bien conscientes de que es nuestra gente? ¿Nos están tomando a la ligera? —Iris gritó, su voz resonó dentro del salón principal, dejando a todos atónitos por su arrebato—. ¿Cuál es su explicación?
Caña observaba cómo su compañera se las arreglaba con los ancianos.
La habitación cayó en silencio, pero luego alguien entró por la puerta con cara de sueño y su voz ronca que rompió esta tensa atmósfera.