—A este ritmo, vamos a morir antes de que ella venga —dijo el anciano Dandolf, lucía desaliñado. Su rostro se había vuelto muy pálido. Ya no podía sentir las piernas, al igual que el resto de ellos—. Vamos a quedar inválidos.
—¿Cuánto tiempo quieres hacer esto? —preguntó la anciana Rosa. Su mente estaba muy cansada, ni siquiera se dieron cuenta de que la anciana Rosa se les había acercado—. Vamos a partir hacia la manada de la Luz Dorada. ¿Estás seguro de que vas a continuar haciendo esto?
—No necesitas mirarme así —la anciana Rosa no parecía estar en buena forma tampoco. Había estado intentando contactar a Abby, pero esa chica no quería verla en absoluto y no podía pasar por los guerreros. El anciano Xarex también la había presionado mucho sobre este asunto—. Solo vine a informarte esto, para que no pierdas más tiempo.
—¿Ella se ha enterado de esto?
—Estoy segura de que ella se ha enterado de ti, pero por lo que parece, realmente no le importa.