—No puedo creerlo… el bebé no es del alfa Caña —dijo Nala sin aliento, mientras Lou la embestía desde atrás muy lentamente—. Este comerciante era tan molesto, incluso cuando estaban haciendo el amor, podía encontrar una forma de irritarla sin cesar.
Cuando Nala le rogó que fuera más rápido, él iba aún más lento, lo que la enfurecía, pero necesitaba mantener su ira bajo control, por si acaso este excéntrico comerciante la echara y dejara de cuidarla. Podría suceder, ya que él era muy impredecible. Nala no podía leer a este hombre en absoluto.
Cuanto más intentaba estudiarlo, más confundida estaba.
Pero, cuando Nala le pidió que se calmara un poco porque no podía aguantarlo, él fue aún más rápido y luego se retiró de ella y terminó por él mismo, lo que la dejó colgada con frustración sexual. Ocurrió a menudo, pero en algún momento, cuando él estaba lo suficientemente normal, el sexo con él no era tan malo. No, en realidad era genial, porque él podía ser un compañero considerado…