Iris pensó que saldrían mucho más tarde al mercado negro según el plan original, precisamente por la noche cuando el sol se escondiera. ¿Pero ahora, ella iba a ir sola con Caña?
Miró al hombre a su lado. No dijo nada desde que dejaron la posada, ni en su camino al punto de encuentro. Era una caseta de té no muy lejos y les llevaría unos diez minutos a pie.
Iris tampoco dijo nada, ya que Caña estaba muy callado. No trató de entablar una conversación, ni trató de preguntar acerca de nada, ya que más o menos, sabía su intención de encontrarse con las dos personas.
Al llegar, la pareja ya estaba allí. Según la información que Will había reunido, eran comerciantes del Reino Santo.
Iris sintió que había tanta gente de ese continente en esta manada. A veces, incluso atraparía a algunas personas hablando en el idioma Andel.
Sin embargo, no comentó ese hecho mientras seguía a Caña para sentarse frente a la pareja. Ninguno de los dos aparentaba tener más de cuarenta años.