'¿...Que estoy haciendo…?'
Eso era lo que se preguntaba la mujer Uchiha mientras estaba sentada en una cómoda silla dentro de la tienda de conveniencia.
Luego de que Yuuma la invitara a pasar se se había ido a la trastienda para traerle algo de té, dejando a la mujer con la mente alborotada.
¡Y no era para menos, pues esto no es algo que ella haría normalmente!
Desde que llegó aquella tarde buscando a su hijo, Mikoto sintió una curiosidad por las cosas que podía encontrar en esta tienda.
Todo lo que uno podría desear, cosas que te solucionarían la vida doméstica en gran medida… por ello es que esas amas de casa civiles eran tan 'intensas' cuando hablaban de lo fantástico que era este lugar.
Pero sus conversaciones no solo se centraban en los productos vendidos aquí, más bien casi todas sus conversaciones iban encaminadas al sujeto responsable de todo:
El tendero.
Yuuma era alguien fuera de esquema.
No era un Shinobi, pero no se parecía en nada a un civil.
Su presencia, su fisonomía, su carisma… todo estaba ligas por encima de lo que podrías considerar como 'bueno' en un hombre… y Mikoto también se había dado cuenta de todo esto.
Había escuchado a esas mujeres parlotear y solo podía negar la forma en como los civiles pueden dirigirse de esa manera hacia una persona determinada.
Ella era una orgullosa Kunoichi miembro del famoso clan Uchiha, con un carácter nacido en la historia de su familia y forjado en calor de la batalla.
Ella había sabía cual era su destino desde que fue niña.
Como hija del patriarca Uchiha y princesa de su clan, su vida ya estaba planeada.
Debido a que nació como mujer, no podía heredar el cargo de jefe, su utilidad estaba puesta en darle la oportunidad a algún joven Uchiha talentoso para que fuera el próximo patriarca del clan.
Aunque parezca muy injusto, esas eran las reglas de su gente y debía respetarlas.
Desde entonces un joven Fugaku Uchiha se perfiló como su futuro esposo y sin ninguna novedad, se concretó su matrimonio a sus veinte años de vida, con lo que dejó de ser una Kunoichi y se convirtió en una esposa.
Su vida era simple, solo tenia que ser atenta con las cosas de su hogar, respetar a su esposo y cuidar a su hijo, su vida era pacifica, tranquila, sin inconvenientes, segura y hasta cierto punto privilegiada…
… pero era una vida monótona.
La que fue una orgullosa Kunoichi del clan más prestigioso de Konoha (y de todo el mundo ninja) solo se podía sentar en su casa para cocinar, limpiar, lavar, comer y dormir.
Incluso la vida matrimonial era un mero trato, ya que el propósito de casarse no era solamente darle la posición de líder a su esposo, sino también darle herederos que sigan la línea de sucesión, por lo que siempre recibió un hombro frio por parte de su esposo.
Si bien carecía del sentimiento romántico hacia Fugaku, el respeto hacia él era lo que ella debía darle, por que esa era su labor como esposa.
Y aunque todo esto era injusto con ella, se le había dicho que esta era la forma en como la princesa del famoso clan Uchiha debía vivir, por ello nunca protestó, nunca puso peros.
Solo tenia una salida en el cariño incondicional que le tenía a su pequeño Itachi, la persona más importante para su vida, junto con el futuro niño que pronto nacería.
Al menos ella creía que ningún otro hombre podría acaparar su mente aparte de sus dos retoños… hasta ahora.
Desde aquella tarde, ella había venido diariamente, con el pretexto de buscar a su hijo en este lugar. A pesar de estar embarazada de siete meses.
Lo que en un inicio fue curiosidad por las cosas que se ofertaban en este lugar, poco a poco fueron virando hacia la presencia de la persona a cargo de este lugar.
Día tras día, tarde tras tarde, a pesar de la presencia de su pequeño Itachi, ella iba sintiéndose más a gusto con la presencia de Yuuma, el hombre que comenzaba a acaparar su mente.
La persona que le regalaba una sonrisa hermosa cada ve que la veía, la persona que le daba complidos no ofensivos de vez en cuando, esa persona que siempre se preocupaba por su estado y su alimentación….
Esa persona que no era nada de ella y aún así se preocupaba más que su 'ocupado' esposo.
Era algo horrible tratar de comparar a tu pareja con otra persona, pero la idea de hacer eso nace de la carecían que alguien siente.
No se trata de pensamientos infantiles ni nada de ello, si uno da mucho en una relación y no obtiene nada a cambio, inevitablemente nacerá ese pensamiento comparativo. Fugaku era un hombre de temple firme, pero era diametralmente opuesto a Yuuma.
Mikoto jamás habría pensado esto con anterioridad, pero las fantásticas, divertidas, sorprendentes y a veces extrañas historias de Yuuma la habían hecho cambiar poco a poco de parecer.
Escuchar de mundos en donde mujeres poderosas se alzaban por encina de los hombres sin importarles nada, logrando las cosas por mérito propio, hacían que la mente de la Uchiha pensara mucho.
Aunque era simples historias… era algo que le hubiera gustado escuchar de pequeña.
Algo que quizás habría hecho germinar una idea que podría haber cambiado las cosas en su clan… pero que ahora solo podría ser un pensamiento bonito.
Pero no era esto lo que le preocupaba a la madre de Itachi, oh no.
¡Lo que en verdad la ponía ansiosa y expectante era que, desde hace una semana ella había comenzado a sentir ciertas emociones cada vez que venía a recoger a su hijo!
Y se dio cuenta de ello una tarde que se le ocurrió llegar una hora antes de los normal.
Lo que vio no debería haberla hecho sentir incomoda para nada, pero lo hizo de todas formas.
Sabía por los rumores que muchas madres también llegaban a ver a sus hijos, pero el observar detenidamente como esas mujeres sonreían radiantemente al hablar con Yuuma... como intentaban tocarlo 'accidentalmente' cada vez que conversaban... incluso le pedían favores como ir a sus casas para que le ayudaran a instalas las cosas que le habían comprado…
¡Eso era el descaro en persona!
¡Bien podían pedirles a sus maridos que hagan eso!
¡La mujer Uchiha comenzó a criticar mentalmente a esas arpías por ser tan abiertamente descaradas entre sí!
¡¿Quiénes se habían creído ellas para estar pidiendo ese tipo de favores a Yuuma?!
Pero al instante siguiente sus ojos se abrieron con sorpresa, ya que entendió por qué eso le generaba a ella molestia…
¡¿Ella estaba… celosa?!
¡Eso no podía ser verdad, para nada!
Yuuma era solo un conocido para ella que tenia marido, un hijo pequeño y otro por nacer, ¡no había forma de que ella tenga esos pensamientos!
Ella se fue y no recogió a Itachi de ese lugar, quien había aprendido a integrarse con el resto de niños gracias a la ayuda del tendero.
Cuando Mikoto llegó a su casa se puso a pensar en que era lo que significaba Yuuma para ella… y se sorprendió al pensar en solo cosas que le alegraban la vida como su sonrisa, su carisma, su mirada, su perspicacia, su carácter, su preocupación… todo esto la alarmó mucho.
Aunque era la primera vez que ella sentía esto, no era ajena a su significado.
Ella… se estaba interesando sentimentalmente en ese hombre.
Al siguiente día tampoco fue, estando aún con toda su mente en un caos.
Ella había puesto de excusa estar casada y con hijos como imposibilidad de estar celosa, pero rápidamente pensó en esas mujeres, quienes también estaban casadas y con hijos, aún así estaban siendo abiertamente descaradas con Yuuma.
¿Acaso ella era igual a esas amas de casa? ¿Ella era una simple mujer que se olvidaría de darle respeto que se merece su esposo?
¡Jamás! ¡ella no había sido criada así! ¡Ella había sido educada para…! Para… para no decir nada… no reclamar nada… no protestar en nada….
Su vida había sido planeada para ser la única a la que se le exigía respetar… nada más.
Aunque su mente comenzara a criticar sus enseñanzas, ella aún no traicionaría la confianza que le había jurado dar a su esposo, ya que él tampoco lo había hecho; incluso si no se amaran, se respetaban…
Por ello no volvió a ir a recoger a su hijo desde entonces, incluso le había dicho a Itachi que no vuelva a ir a ese lugar, al menos no hasta que nazca su otro hijo.
Pensó que alejándose podría olvidarse de estos pensamientos tontos que tenia en la mente, que podría centrarse nuevamente en su familia y volver a su vida cotidiana.
Peor las cosas resultarían de una manera extremadamente diferente…
El día de ayer se había llevado a cabo la boda de uno de los miembros de su clan a la cual Mikoto no asistió por su embarazo, solo teniendo la presencia de Fugaku de ellos dos, por ser el jefe del clan.
Mikoto esperó a su esposo hasta largas horas de la noche, preocupada de que le pueda haber pasado algo.
Incluso sabiendo que Fugaku es un ninnja de élite a quien difícilmente pudieran hacerle algo, como esposa mantenía su preocupación.
¡Pero toda esa preocupación fue tirada a la basura cuando un borracho Fugaku llegó a su casa mientras daba tumbos y tarareaba una canción!
No obstante, lo que le dió a Mikoto una gran sorpresa, para nada buena, fue lo que ocurrió a continuación.
¡Cuando la Uchiha estuvo a punto de levantarse para ayudar a su tambalenante marido, su aguda nariz capto un olor que jamás habría querido olerlo!
¡Un olor que ella conocía bien, un aroma a perfume barato… de esos que abundan en el barrio rojo de Konoha!
¡Ella no podía creerlo… no creía creerlo!
Se quedó petrificada, como si estuviera dormida, hasta que ese hombre se echó tendido sobre la parte de su cama, solo para quedarse profundamente dormido.
Cuando Mikoto giro la cara para ver el rostro de Fugaku, su agudo ojo captó las diferentes marcas rojas en sus cuello y pecho, dándole unas sensaciones punzantes al apretado pecho de la mujer.
Si bien para los civiles podría ser normal el que asistir a ese tipo de lugares, para los clanes conservadores como los Uchiha, los Hyuga, los Senju, etc, era una cosa completamente diferente.
El matrimonio era algo sagrado, exigiendo respeto por ambas personas, siendo un escándalo que cualquiera de los involucrados haga este tipo de cosas, por que significaba una traición a todo lo que respecta su identidad como clan.
¡Por ello, Mikoto Uchiha se sintió dolida como nunca!
Lloró en silencio esa noche de insomnio.
Lloró no solamente por sentirse traicionada, sino también por lo estúpida que se vio el estar preocupada de no mostrarse como una esposa barata por los sentimientos que habían nacido en ella recientemente, sin saber que Fugaku había hecho algo peor.
Lloró al pensar en como sus hijos se enterarían de las cosas que su padre había hecho, la falla al querer darles un ejemplo digno no solo de cómo debe ser un líder de clan, sino como esposo y como un hombre.
¡Pero la estaca que se hundió en su corazón fue a causa de lo que se enteró al siguiente día!
Cuando el cielo del nuevo día comenzaba estaba claro, un llamado a la puerta hizo que la embarazada mujer, quien no había podido dormir nada, tuviera que bajar a atender la puerta ya que su esposo estaba profundamente dormido.
Al abrir la puerta, la figura de una jovencita fue lo que la saludó.
Esta mujercita era un miembro Uchiha y estaba trabajando con su esposo en la parte administrativa de su clan.
Había llegado para preguntar por el estado de Fugaku, quien no había ido a laborar.
¡Pero lo que Mikoto no esperaba era oler ese mismo perfume barato proveniente de esa mujer, el mismo que tenía su marido impregnado en su cuerpo!
El shock asaltó su mente ya que se dio cuenta instantáneamente de la situación.
Mikoto pensaba que su marido se había ido a pasar la noche con una mujer cualquiera, que era una cosa de una vez, cosa que no lo excusaba.
¡Pero el ver a esta mujer parada en la entrada de su casa, el saber que ambos trabajaban juntos, el enterarse que esto no era cosa de una sola vez!
La mente de la matriarca Uchiha ahora mismo era un caos!
Pensar en que quizás esta muchacha se esté burlando internamente de ella... en que era lo que conversaban esos dos cuando estén a solas… todas estas cosas se le pasaron por la mente de Mikoto en unos segundos.
En un primer momento consideró atacar a esta mujerzuela, pero recordó su estado, recordó su dignidad, recordó a sus hijos, por lo que solo habló secamente con esa mujer y luego la despidió.
No obstante, Mikoto se quedó parada en la entrad de la casa, mientras sus pensamientos se arremolinaban de manera tormentosa en su mente.
En una arrebato, lo primero que atinó a hacer fue... ir directamente a la tienda de conveniencia.
Y llegamos a la situación actual, en la cual Mikoto estaba en un gran aprieto ya que solo en este momento se puso a pensar bien las cosas.
"Bueno, aquí está el té, espero que te pueda gustar"
Yuuma regresó con un par de tazas mientras las colocaba sobre la mesa mientras se sentaba
Esta acción sacó de sus pensamientos a la Uchiha, quien lo miró mientras el nerviosismo y la ansiedad se arremolinaban crecientemente en su interior.
Tanto así que no puedo aguantarlo más y se puso de pie mientras se arrepentía de haber venido.
"L-Lo siento Yuuma-san… perdón por venir de esta manera, pero no debo estar aquí, lamento haberte causado problemas, pero me tengo que ir" – Con un tono apenado la mujer habló mientras se dirigía a la puerta.
Ella se consideraba estúpida al venir por un arrebato, ya que no pensó en su dignidad como mujer al correr hacia otro hombre de esta manera.
No pensó en que es lo que dirán de ella si se enteraran de esto, no pensó en lo que sus hijos dirían de ella cuando supieran de esto.
Ella no era como Fugaku, ella no traicionaría la institucionalidad de su clan, haría las cosas bien y no cometería un error del cual se arrepentiría toda su vida.
Nuestro protagonista solo la vio darse la vuelta y caminar hacia la salida.
"Mikoto"
Justo cuando ella estuvo por ponerse sus sandalias, Yuuma habló con un tono que jamás había usado antes, algo que hizo estremecer todo el ser de la Uchiha, quien se quedó quieta al escuchar su nombre.
En ese momento ella escuchó el sonido de la silla arrastrándose y los pasos lentos pero firmes del hombre.
Justo cuando estuvo detrás suyo, sintió un par de manos en sus hombros, tirando de ellos suavemente para girarla, movimiento al cual ella no pudo oponerse.
Cuando estuvieron frente a frente, ella tenía la cabeza agachada, ya que no quería mirarlo a los ojos.
El hombre le levantó el rostro con su mano al tocar el pequeño y bonito mentón de la mujer, haciendo que ella revelara una mirada llena de lágrimas, las cuales no podía contener más.
"No se lo que pasó para que dejaras de venir, pero no necesito nada más para saber que algo malo te ha sucedido. quizás solo nos hemos conocido por un mes nada más, pero el que vengas a verme me dice que confías en mí. Así que déjame escucharte, suelta todo lo que tengas que yo te escucharé. No soy el compañero de lagrimas que alguien quisiera, pero en mí encontraras el apoyo que necesitas en estos momentos, así que ¿Podrías contarme lo que te sucede?"
Con una bella sonrisa, Yuuma le habló a la mujer, quien rompió en llanto mientras se lanzaba al amplo pecho del hombre, abrazándolo fuertemente, empapando su camisa con sus lágrimas, mientras el hombre comenzó a acariciar su bello cabello negro, dejando que la mujer se desahogue.
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"… y esa es mi historia… en verdad soy patética ¿No crees?"
Mikoto terminó de hablar mientras estaba acurrucada entre los fuertes brazos de Yuuma, posición a la cual ella no sabia como había llegado, pero sin tener alguna objeción con esto.
Mas bien, la Uchiha sentía una gran comodidad y paz estando así.
Ambos estaban sentados en uno de los cómodos muebles en la sala dentro de la casa aledaña a la tienda, la cual se encontraba temporalmente cerrada.
Mikoto no puso objeción a esto ya que su mente caótica y recargada estaba siendo apaciguada por la tierna caricia que recibía su cabeza y cabello.
Incluso esto hizo que contara todo lo que estaba atormentado su mente ¡Todo!
Su pasado, su forma de educación, su destino sellado, su monótona vida matrimonial, la alegría de ser madre, la traición de su esposo… los nuevos sentimientos que tenia y el conflicto que estos le generaban… todo fue dicho por la mujer.
Yuuma, por su parte, solo la escuchó mientras acariciaba su cabello con ternura mientras su otra mano estaba sobre su vientre, canalizando energía para calmar al inquieto niño que se había alertado por el estado de su madre, dándole una paz y plenitud a Mikoto que no había tenido desde hace tiempo.
"En verdad soy una mujer terrible… me quejo de la traición de Fugaku… pero estoy en esta posición sin protestar, ya que estos esto es lo que en verdad quiero… por primera vez en mi vida escojo algo que me gusta, pero es algo prohibido… que gran esposa soy"
La Uchiha habló con una voz irónica mientras se auto despreciaba, lamentándose por la forma en como estaba actualmente.
Luego, levantó la mirada y observó la profunda e insondable mirada en el bello rostro de Yuuma, quien solo la había escuchado hasta ahora, sin decir palabra alguna.
Sin embargo, el que Mikoto levantara la mirada le dijo al hombre lo suficiente, por lo que este tipo bajó la cabeza y sin impedimento besó los dulces labios de la mujer.
"¡¡!!"
Mikoto, quien quería preguntarle al hombre si la despreciaba por enterarse de estas cosas, enterarse de que ella era una mujer que había fracasado como esposa, fue tomada por sorpresa, abriendo ampliamente los ojos, sin poder hacer o decir nada.
"Mmm~"
Su mente se quedó en blanco por la sorpresa, pero al instante siguiente un placer que nunca había sentido recorrió todo su cuerpo, dándole una sensación que jamás había experimentado.
¡Esto hizo que la mujer soltara un gemido ahogado por el beso que estaba recibiendo ahora mismo!
Inconscientemente Mikoto se aferró a los fuertes hombros e Yuuma, quien la rodeó con sus brazos y sujetó de una manera tierna, pero firme, su cabeza y cuerpo, haciendo que un calor naciera en lo profundo de la mujer.
¡En estos momentos Mikoto solo podía pensar en la escandalosa e indecente forma de besar, pero que por nada del mundo quería terminar!
Sin embargo, Yuuma terminó el beso justo cuando la mujer comenzaba a quedarse sin aire, como si conociera todos los gestos de la Uchiha, dándole más placer a esta última por la consideración recibida.
Luego, Yuuma la miró mientras le acaricia los labios con el pulgar mientras su mano estaba apoyando su mentón, dándole pequeños pulsos de electricidad a Mikoto, cosa que la ponía en un ensueño.
"Te diré un par de cosas antes de que sigas pensando en esas tonterías"
El hombre habló con un tono de voz que la volvió a estremecer, haciendo que sus piernas se volvieran gelatina.
La mujer solo atinó a asentir con la cabeza, aun estando en un estado de ensueño.
"Tú no eres un fracaso como mujer, como esposa o como madre. Nadie tiene el derecho a señalarte acusadoramente solo por querer hacer las cosas que deseas. Si, estas cometiendo algo que puede considerarse malo, pero no es tu culpa, tu estuviste aguantando tanto tiempo y fue Fugaku quien te traicionó al mantener una relación ilícita aún sabiendo cuales son las reglas de tu clan. No solo traicionado a su familia, sino a toda su gente, ya que él su líder"
Mikoto solo estaba escuchando estas palabras que parecían retumbar en su mente como si fuertes partillos golpearan el rojo hierro para forjarlo, incrustándose profundamente en su psique, por lo que no podía responder ante esto.
"No debes de pensar en como fuiste criada, ya que mataron tu oportunidad de alcanzar grandes cosas al encadenarte a un matrimonio arreglado ¿Quién dice que una mujer no puede ser líder de algún lugar? ¿Acaso solo los hombres pueden gobernar? He visto reinos e imperios siendo dirigidos por poderosas e indómitas mujeres quienes lograron sus objetivos"
Al ver que Mikoto solo estaba escuchando atentamente estas palabras hizo que Yuuma siguiera hablando.
"Además, esto no tiene nada que ver con tu clan o leyes. Lo que tu corazón siente es algo que no puedes negar, el afecto que se supone debiste recibir de tu pareja te fue negado, el amor con el que debías ser conquistada nunca te fue dado, por ello no tienes nada de culpa de esto"
¡Estas palabras sacudieron la mente de la mujer, quien comenzó a tomar consciencia de todo lo que estaba escuchando, quebrando todas sus enseñanzas sumisas a las que fue sometida desde su infancia, hasta ahora, generando un cambio dentro de su ser!
"Por eso escúchame Mikoto cuando te digo esto"
Yuuma le tomó su delicada y suave mano izquierda, y a la vista de esta, comenzó a quitar lentamente el anillo de compromiso que esta tenía puesto.
Un sentimiento de alarma saltó en la mente de Mikoto, pero fue rápidamente suprimido por todas las palabras que había escuchado, dejando que el hombre sacara completamente la joya.
¡Justo en ese instante ella sintió una especie de libertad sin precedentes, como si un peso se le quitara de encima!
Al mismo tiempo, un sentimiento de placer, gozo y ansiedad comenzó a invadirla, justo cuando Yuuma le acarició la piel de su cuello, sacudiendo todo su cuerpo por los sentimientos que la invadían.
"No necesitas que esto te ate a un compromiso que no quieres" – Yuuma habló mientras apartaba el anillo de la mirada de Mikoto – "Tu corazón a deseado amor por mucho tiempo, solo para recibir daño de tu esposo. Tú no me conoces ni yo te conozco, pero sería un pecado negarnos ese gusto de aprender uno del otro. Por lo que te digo aquí y ahora, si estas en contra de esto dímelo y me detendré, pero si quieres hacerlo, comenzará un nuevo capítulo en tú vida, una donde incluya a tus hijos"
Las palabras del hombre causaron un cortocircuito en la mente de la mujer, quien entendió a donde llegaría todo esto. La imagen de Fugaku fue lentamente borrada, pero la de su hijo la hizo dudar antes de hablar.
Sin embargo, las últimas palabras de Yuuma derrumbaron todas las defensas de la mujer, quien solo asintió con la cabeza mientras todo su rostro quemaba, sus ojos vidriosos veían un nuevo futuro para ella, su agitada respiración y su cuerpo sudoroso se ponían ansiosos por experimentar todo lo que se le había negado.
"Me importa un bledo lo que ha sido de tu vida hasta hoy, ya que en estos momentos te veo a ti y a nadie más. No eres la princesa de un clan, ni la esposa de alguien, eres una mujer que ha sufrido y anhelado mucho, por lo que te diré esto para que lo tengas presente en tu mente: te conquistaré Mikoto Uchiha, te haré mía en cuerpo y alma"
Y con un beso apasionante, la mujer a quien se le había negado tanto tiempo el amor y el calor de un hombre, hoy comenzaba una nueva etapa junto a este hombre….
Nuevo capitulo, espero no los aburra (^_^)
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