Reconozco que me ha sorprendido. Esperaba que se esforzara más, pero no tanto. Ning ha logrado bajar el tiempo a la mitad en poco tiempo. Ahora está inmovilizada. Sus piernas abiertas atadas una a cada pata de la mesa. Sus manos lo mismo.
–¡¡¡Aaaaaaahhhhh!!! ¡Amo me desvirga otra vez! ¡¡¡¡HHHHHHHAAAAAaaaaahhhHHH!!!! ¡Me viola sin que pueda hacer nada! ¡¡¡AAAAAAAAAAaaaaahhhhHHH!!! ¡Mi culo y mi coño llenos los dos! ¡¡¡¡¡HHHHHAAAAAAAAAAAaaaaaAAAAAAHHHHHHHH!!!!!
Le he dejado elegir como lo quería. Así que la estoy violando sobre la mesa a la que la he atado. Bocabajo. Su culo con un consolador vibrando. Su vagina es penetrada sin descanso.
La he desvirgado de golpe. Si se puede llamar así. Solo he atravesado la membrana que reconstruí ayer. No creo que se le pueda llamar desvirgar. Pero ella está entusiasmada.
Cuando acabo con su vagina, quito el consolador de su culo. Lo pongo en la vagina. Impidiendo que salga mi semen. Mientras, yo me entretengo violándola analmente. Llevándola al orgasmo una y otra vez. Llenándola varias veces.
–Aaaaah… Amo… Estoy tan llena… No puedo más…– pide piedad en un susurro.
–Aún puedes hablar. Así que seguimos– la amenazo, azotándola al mismo tiempo.
Ella gime débilmente. Su boca abierta. La mesa mojada con su saliva y sus fluidos. No paro hasta que se desmaya. De cansancio y placer. Es lo que había pedido. Ha sido realmente excitante. Aunque un poco excesivo.
Hago que Rong me ayude a bañarme. La acabo follando dentro de la bañera. Luego me voy a la zona de combates. Ya ha pasado un mes. Aunque no creo que mi presencia sea necesaria, voy igualmente.
Por una parte, mis pervertidas me lo han pedido. Así estaré un rato con ellas. Por la otra, me caen bien los estudiantes. Creo que no les caigo mal a ellos. No somos amigos, pero sí hay un principio de amistad. Es bueno tener a gente que te aprecia en lugar de odiarte, o despreciarte sin motivos.
—————
Esta vez mis pervertidas no vienen conmigo. Me han dicho que me esperarían allí. Cuando llego, las veo hablando con Yan Xiulan. Creo que la han arrastrado hasta aquí. Diría que incluso le han puesto algo de maquillaje. O quizás ha sido ella sola. Apenas unos toques que realzan su adorable inocencia.
La dos están también preciosas. No va vestidas tan provocativas como de costumbre, sino que llevan unos trajes elegantes. Bastante ceñidos a sus cuerpos. Dibujando sus curvas. Por supuesto, no tan provocativas no significa nada provocativas.
Me sonríen al verme llegar. Yan Xiulan también, aunque se esconde un poco detrás las otras dos. Lleva un traje de estudiante estándar. Con un lazo rosa en su pelo castaño.
–Hola. Estáis todas realmente preciosas. ¿Me habéis esperado mucho?– las saludo.
Yan Xiulan se sonroja. Las otras dos se tiran a mis brazos y me besan.
–Demasiado– responde con tono sugerente Bei Liu.
–Una eternidad– me susurra Bi Lang al oído.
–A… Acabamos de llegar– dice casi a la vez Yan Xiulan con timidez.
Las otras dos se ríen traviesas. Cada una me coge de un brazo. Se quedan un rato hablando de cotilleos varios de la secta. Su tono es un poco menos jocoso cuando mencionan a Chun Hua. Aunque no hablan mucho de ella.
Obligan a Yan Xiulan a hablar también. Preguntándole a menudo sobre detalles que supuestamente no recuerdan. Ella responde siempre con timidez. Sin mirarme directamente a los ojos. Solo a veces de reojo.
Mientras, van llegando algunos estudiantes. Masculinos en un lado y femeninos en el otro. Aunque no tan alejados como otras veces. Los grupos son más pequeños. Hay otro entre medio con varias parejas. Algunas bastante acarameladas.
También veo algunas caras nuevas. También las hubo la segunda vez. Cada vez hay más gente. Si siguen así, se nos irá de las manos. Que sea lo que el dao quiera.
–Vamos a ver como están las cosas. Esperad aquí– nos dicen Liu y Lang, acercándose a Fen Huan y Peng. Acaban de llegar.
Creo que han estado planeando dejarnos solos. Yan Xiulan está más roja.
–Qui… Quizás también debería irme– intenta excusarse.
–Espera, hay algo de lo que quería hablar contigo sin que ellas me oigan– la detengo.
Si la dejo ir demasiado rápido, se me quejarán. Además, sí que hay algo de lo que quería hablar con ella. Quería tener un detalle con mis pervertidas, Huan y Peng. Las chicas han tenido una buena idea. Aunque han ido un poco más allá. Como siempre, se divertían. Ya no puedo echarme atrás. Además, me parece un buen detalle. Aunque su intención sea otra.
–Ah… Esto… Sí… Dime… ¿Qué quieres?– pregunta nerviosa. Con la cabeza algo baja. Sin mirarme.
–Tú haces joyas. Me preguntaba si podía encargarte algunas. Te pagaría los costes y tu trabajo– le ofrezco.
–Sí… Pero… No sé si es buena idea… No… No puedo garantizarte el resultado… Aún soy solo una aprendiz– se muestra reticente y muy nerviosa.
Me ha mirado un instante. Ha apartado la mirada casi en pánico. Tampoco muerdo…
–Está bien. Aunque no sean perfectos, no pasa nada. Quiero un detalle para Bei Liu, Bi Lang, Fen Huan y Pen. Algo que sea bonito, que les guste. Si les puede dar algo de protección o cualquier otra ayuda, mejor aún. Por favor. Si no lo haces tú, no sabría a quién pedírselo. Solo inténtalo– le pido.
–Pero… Los costes son altos…– sigue mostrándose reticente, aunque está cediendo
–¿Cuánto?– le pregunto.
–Para… para lo que yo puedo hacer, entre 40.000 y 50.000 puntos cada una. Y… el nivel no sería muy alto– responde ella, reticente.
Cada vez pone menos pegas. La verdad es que quería regalarles algo a todas. También a las otras chicas. Pero sería demasiado sospechoso. Quizás más adelante encuentre alguna excusa.
–Está bien. Sabes que gano bastante copiando manuales. Muéstrame tu tarjeta. Si es que el encargo no es un problema para ti– le pido.
–¿Estás… seguro? A mí me va de maravilla poder practicar pero… ¿Y si salen mal? En el caso peor, pueden romperse.
Saca la tarjeta de puntos. Aunque no me la acaba de dar. No está convencida del todo. Como no me mira a los ojos, me es más fácil cogérsela. Abre la boca sorprendida para quejarse. Pero ya es tarde. Se la devuelvo sonriéndole. Aparta otra vez la mirada. Sus orejas están rojas.
–Si sale mal, te lo puedo encargar otra vez, ¿verdad?
Ella abre mucho los ojos cuando comprueba cuánto he puesto. 300.000.
–¡Es demasiado! ¡Solo eran cuatro y hay para seis! ¡Deja que te lo devuelva!– se niega a aceptarlo.
–No me he equivocado. Quiero una más. El resto son por las molestias. Quiero pedirte un favor extra. Me gustaría que hablaras con ellas para averiguar cómo les gustaría que fueran las joyas y de qué tipo. Pero sin decirles que les vas a crear algo. ¿Podrás hacerlo? Te lo agradecería– le pido.
–Sí… Creo que sí…– responde otra vez con timidez –. ¿Y… la quinta?
–Algo bonito. ¿Por qué no haces algo que te gustaría a ti llevar? Con eso, será más que suficiente– propongo.
–Pero…– quiere replicar. La interrumpo.
–Estará bien. ¡Si elijo yo, será mucho peor!
–Bu… Bueno… Gracias por confiar en mí…– acepta finalmente –Yo… Voy a hablar con ellas.
Aprovecha la excusa para escaparse. Se va junto a Pen. Creo que Fen Huan le da algo de miedo. Con mis pervertidas, puede hablar siempre. Si supiera que Pen da más miedo…
Hablando de mis pervertidas, llegan poco después de que Yan Xiulan se vaya.
–¡No está mal! ¡Has conseguido que se quedara más de lo que esperábamos!– ríe Lang.
–¿Cómo lo has hecho?– inquiere Liu.
–Es un secreto– me niego a decirles nada. Tiene que ser una sorpresa para ellas.
–Oh… Tendremos que interrogarla– sugiere Lang traviesamente.
–No es mala idea– está de acuerdo su amiga.
–¿Podríais no hacerlo por ahora? Os lo explicaré más adelante– les pido.
Al mismo tiempo, las cojo de la cintura. Las acerco a mí.
–Si lo pides así… A cambio de un beso– propone Liu, mimosa.
–¡Me apunto!– exclama la otra.
No puedo negarme. Ni quiero. Lo único malo son las miradas de algunos estudiantes. No sabría decir si de vergüenza, envidia, admiración… Quizás haya un poco de todo.
Con una sonrisa en sus labios, mis pervertidas empiezan a ayudar a organizar algunas peleas. Especialmente con los nuevos. Algunos de los más veteranos ya han empezado. Al verme solo, algunos estudiantes vienen. Me hacen preguntas. Sobre todo sobre mujeres. Algunos incluso me agradecen mis consejos de la otra vez. Por mucho que fueran sentido común.
A mí me colocan en tres combates. Aunque con ninguna chica. Todos son nuevos. Con la mayoría de los otros ya he luchado. Dos de ellos se avienen a practicar. Aunque me rinda igualmente después. El otro tiene prisa. Le han prometido un combate con una de las chicas. Una en concreto. Mis pervertidas están jugando de nuevo a hacer parejas. Pen ayuda encantada.
Ken ayuda un poco. También está por aquí. Casualmente, tiene trabajo limpiando las plataformas de lucha. Aunque no está tan ociosa como las otras.
Por si acaso, he dejado claro que la conozco, acercándome a ella. No vaya a ser que alguno le cree problemas. Ella me ha sonreído. Tiene una sonrisa preciosa. Incluso con la cara sucia.
—————
Al cabo de unos días, avanzada la tarde, voy de nuevo a la ciudad. Llego a la misma tienda que casi dos semanas atrás. Vuelve a estar Guo Xua y la misma asistenta. Por precaución, llevaba una capa que me he quitado al entrar. Así pueden verme con el mismo disfraz que el otro día.
De nuevo, la madre de Hai está lidiando con un cliente. Se detiene un momento. Hace algo con las manos tras el mostrador. No puedo ver el qué. Me atiende la asistenta. Le entrego el recibo que me dio la otra vez.
–No ha habido ningún problema con la leche. Podemos comprarle hasta cuatro litros de cada– me informa tras comprobarlo.
Yo asiento y le doy los cuatro litros. Le enseño también la insignia de bronce. Le pido carne de ciertos tipos de las etapas dos y ocho. La tres es demasiado para las salamandras. Comen entre la uno y la dos. Lo más curioso es que no a todas les gustan las mismas. Por ejemplo, a Saldos le gusta más la de búfalo triojo. Salcuatro devora con ganas la de piraña tigre.
Rayitas, por su parte, no tiene tantos problemas. Aunque prefiere las de herbívoros. A Terror le gustan más las plantas, pero también come carne. Gan Ren nos vende baratas las hierbas estropeadas, y a Terror le está bien. Así que no nos hace falta comprarlas en ningún otro lado.
Le pido que me dé tanta carne como el valor de la leche. Así me evito problemas sobre si tengo poco o mucho dinero. Siempre puede haber quien quiera robarte si creen que eres rico.
–Disculpe un momento, Lord Dan– le dice Guo Xua a su cliente y se vuelve hacía mí –. Joven, esta es la lista que nos pidió el otro día. Si compra en grandes cantidades, le haremos descuento.
Me da un papel y se vuelve a su cliente. La asistente está dentro preparando la carne. ¿Ha aprovechado ese momento? Es raro, no pedí ninguna lista. Oh. No es una lista. Es un mensaje. "¿Podrías esperar en el lateral cuando cierre la tienda?"
La miro. Asiento cuando sus ojos se encuentran con los míos. Su sonrisa se agranda por unos momentos.
Recibo la carne y me salgo. No tarda mucho en cerrar, era casi la hora. La asistente se ha ido un momento antes. Una puerta se abre en el lateral.
–Lo siento, hubiera sido muy sospechoso si otra… Mmmmmmmm.
Quiere disculparse, pero la acallo con un beso. La abrazo de la cintura. Una mano llega a su culo. Con una patada cierro la puerta. Tras un breve instante de sorpresa, reacciona con ardor. Devolviéndome el beso. Abrazándome. Acariciando mi espalda apasionada.
–Aaaaah… ¿Qué te parece si vamos arriba? Estaremos más cómodos– propone.
–Claro– acepto.
Da un gritito de sorpresa cuando la cojo en brazos. Se coge a mi cuello. Me mira con deseo mientras la subo por las escaleras. La dejo suavemente en la cama. La desnudo sin que ella oponga resistencia.
–No es justo si solo yo estoy desnuda– me empuja excitada cuando acabo.
Me desnuda. Sin que se lo pida, me hace una felación. Quizás como venganza de la vez anterior. La dejo cabalgarme. Me adapto a sus deseos. Le devuelvo cada uno de sus besos. Juego con sus pechos cuando se inclina para hacerlo. Si no, acaricio sus piernas con suavidad y qi.
Aprovecho que recupera el aliento tras su orgasmo para tomar el control. Para empujarla contra la cama. Asegurándome que se deja. Luego devoro su interior. Su boca. Sus pechos. Incluso sus dedos cuando los pone en mi boca.
Hoy no tiene tanta prisa. Así que me quedo tumbado junto a ella cuando acabamos. Ella se recuesta sobre mi pecho. Satisfecha. Cansada. Con su dedo recorriendo mi cuerpo.
Me cuenta sus problemas. Su sentimiento de soledad. Su imposibilidad de cultivar más. Los complots de la última mujer de su marido contra las dos anteriores. Ella y otra. Su aprensión por no saber nada de su hija. En eso me siento culpable. La abrazo cuando llora. Acaricio su pelo. La dejo desahogarse. Cuando me voy, le prometo volver.
Ning se ha convertido en una fuente de información muy interesante. Es diferente a los esclavos. Estos están en todos lados. Pero no pueden entrar en contacto directo con los estudiantes. Muchas veces, les es imposible escuchar sus conversaciones. Sobre todo, completas.
Por su parte, los clientes de Ning quieren presumir de lo que saben. Ella se ríe de ellos. Además, habla con las otras prostitutas. Y prostitutos. Comparten los chismes que les cuentan los clientes. Se divierten así.
Gracias a ello, he confirmado que Zhi Mu y su hermano quieren vengarse. Uno de los clientes se vanagloriaba del dinero fácil. Por avisar si yo salía. Al parecer, trabaja parcialmente como vigilante de una de las salidas. Uno de los muchos trabajos para ganar algunos puntos.
Había otro más, un mercader. Por eso las compañeras de Ning se han interesado. Preguntándose por qué me vigilan. Investigando por pura curiosidad. No ha salido el nombre de ninguno de los dos hermanos. Pero sí algunas pistas. Rubio y con unos dientes menos. No me quedan muchas dudas.
Me lo cuenta entre gemidos. Mientras la tengo sobre la cama. Mirándome. Le cojo sus piernas levantadas y abiertas por los tobillos. Mientras las follo. Mientras absorbo su yin para templar mis músculos aumentados con yang.
Ahora tengo un poco más a mi disposición. Aparte de la madre de Hai, he acabado de pulir a Rong. Sus enormes pechos. Su abundante y redondeado trasero. Su rostro suavizado. Achatando su nariz. Reduciendo un poco sus orejas. Haciendo ligeramente más pronunciados sus labios y mejillas. Abriendo más sus ojos.
Por ello, puedo absorberle todo su yin. Le volví a preguntar si quería algún cambio. Negó con la cabeza. No estoy seguro si le gusta. O no se atreve a decir lo contrario. O es demasiado orgullosa como para pedir nada.
Me cuesta acabar de entenderla. Obedece, pero es reservada. No expresa sus pensamientos. Y sigue sin ser plenamente leal.
Después de llenar a Ning, vuelvo a practicar con los qis en el bastón. Ya consigo consistentemente circular cinco puntos de qi a la vez. Mañana iré a buscar un manual básico de movimientos. Ya había estudiado uno tiempo atrás. Pero el instructor recomendó otro. Uno que unifica movimientos y qi.
–¡Mierda!
Se me ha descontrolado todo el qi al intentar el sexto. Del segundo al tercero no hubo mucha diferencia. Fue un proceso de práctica. Igual al cuarto o al quinto. De hecho, cada vez más rápido. Pero ahora parece haber un obstáculo. Como un muro que me impide ir más allá.
El instructor mencionó algo. Que a partir del sexto se necesitaba una mayor densidad de qi. Supongo que tendré que esperar a alcanzar la siguiente etapa.
Me merezco un descanso. Y he gastado mucho qi. Así que llamo a las chicas. Me interrogan para asegurarse de que he entrenado. Reconozco que ayer me distraje un poco. Se ríen cuando les pregunto si ellas han entrenado duro. Sé que hoy algunas se lo han tomado con cierta calma. ¡No es justo!
Claro que no puedo enfadarme cuando me rodean con sus cuerpos desnudos. Cuando todas sus manos acarician mi cuerpo. Cuando me besan.
–Cómo premio por tu trabajo duro– me susurra Liang al oído.
Puedo sentir su cálido aliento acariciar mi oreja. Luego es su lengua. Sus labios. Al otro lado está Song. Mordiéndome el lóbulo. Las gemelas juegan con mi pelo. ¿Me están haciendo trenzas? Lang y Shun con mi torso. Shi y Wan han ido directas a mi miembro. Extraña pareja. Antes me ha parecido que sorteaban algo. Empiezo a sospechar que a mí.
No puedo sino rendirme a sus caricias. A sus besos. A sus húmedas vaginas. A sus risas. A sus juegos, que me tienen como víctima. Mientras absorbo algunos de sus yin. Mientras lleno a algunas con mi yang. Mientras las ayudo con su cultivación y meridianos.
Hay que decir que tienen sus meridianos completamente abiertos. Ya no puedo mejorarlos más. Aseguran que absorben y circulan el qi mejor. Yo mismo lo comprobé, aunque solo tenía un meridiano que tenía que tratar. El primero.
Todos hemos tenido que aprender a disimularlos. Por si acaso. Falta Shun. Pero está en su lista de cosas a hacer. Apenas ha empezado a cultivar. Un par de meses. Aún le cuesta un poco controlar su qi. Estaba un tanto abrumada al principio. Ha sido todo muy rápido para ella.
La última es Liang. Hace unos días llegó a la etapa siete. Pronto llegará al nivel de las otras. No pueden pasar de la nueve hasta que yo llegue a la dos.
Mientras las otras descansan, charlan, o nos critican entre risas, ella se mueve con suavidad. Me besa. Me recuerda que tengo que tratar bien a Sai y sus hermanas. Después iré a verlas. Ha venido Jiao a avisarme.
Se aseguran de bañarme minuciosamente. Quizás, si no se rieran, se hubiera notado menos que estaban jugando conmigo. También entre risas, me ayudan a vestirme. Consigo que me deshagan las trenzas. Al final le dejan a Lang. Sigue empeñada en ser nuestra sirvienta. Dice que le gusta ayudar. Aunque no se libra de entrenar. Entiendo cómo se siente. A mí también me animan a entrenar. Aunque también entiendo a las otras chicas.
Tengo varios enemigos. En cualquier momento podría estar en peligro. En cualquier momento podría necesitarlas.
—————
–Lo siento– se disculpa Meixiu tras abrir la puerta y dejarme pasar.
Me quedo un momento confundido. Sai está en la cama con Jiao. Se giran y me saludan. ¿Qué ha querido decir? Antes de que pueda preguntar, dos sombras se lanzan sobre mí. Me tiran al suelo. Oigo a las demás reírse.
–Con que esas tenemos… Os voy a tener que dar una lección– amenazo a Dandan y An.
Están encima de mí. Riéndose de su travesura. Cojo a An por sorpresa de la nuca. La acerco. Fuerzo mi lengua es su boca.
–Ah…– gime suavemente cuando la suelto. Me mira con clara excitación.
–¡Eh! ¡Yo también me merezco una lección!– protesta Dandan.
Todas se ríen. La cojo en brazos. Se ruboriza. La llevo hasta la cama. La puerta se cierra tras de mí. Supongo que ha sido Meixiu. No tardamos en estar los seis sobre la cama. En desaparecer nuestras ropas. En nuestros cuerpos entrelazarse. En besarnos. Acariciarnos. En que los gemidos llenen la habitación. El aroma de nuestros cuerpos sudados. En que volvamos a entregarnos al placer.
Las tres hermanas dicen que necesitan consolidar su cultivación. Que el mes que viene igual pueden subir. Ahora que lo dicen, nunca he necesitado consolidarla. Bueno, quizás cuando llegué a la etapa uno de Génesis.
Lang dijo algo hace unas semanas. Que ya no lo necesitaba. Estaba sorprendida. Claro que fue solo un pensamiento en voz alta. No le hicimos mucho caso.
Las inspecciono cuando estoy dentro de ellas. Entre embestida y embestida. Intentando no dejarme llevar demasiado por el placer.
Lo único extraño que puedo notar son sus meridianos. Los que han abierto son más débiles. Como si no estuvieran del todo formados. Supongo que eso es consolidar la etapa. Circular el qi hasta que sean firmes. Al menos en Génesis. No estoy seguro de cómo es en otros reinos.
Les echo una mano. Aunque poco. No quiero que sospechen. Solo los puntos más débiles. Y limpiarlos ligeramente.
A Meixiu y Jiao las he hecho medio intentar abrir su primer meridiano. Sentir el qi. Sentir dónde está. Cómo atacarlo. Las he ayudado a sentir como abrirlo. Y lo he abierto un poco. Cuando lo intenten de verdad, no tendrán problemas.
Estaban emocionadas. Se han creído que eran solo mis instrucciones. Y que tenía curiosidad. Casi seguro que no sospechan de mi ayuda. Entre otras cosas, porque estaban al borde del orgasmo.
—————
Por la mañana, Meixiu me acompaña una parte del trayecto. Me deja a unos metros de la puerta de su edificio. Ya me sé el camino.
–Hola. Tú eres Kong, ¿verdad?– me asalta una estudiante.
Está en Génesis. Etapa siete. Se ve bastante joven. Quizás 17. Es más bien pequeña. Pechos modestos. Labios carnosos. Cabello negro azabache. Una sola cola a un lado. Bonitos ojos marrón claro. Parecen brillar.
–Sí, soy yo. ¿Querías algo?– le pregunto extrañado.
–Me llamo Yiu Ruolan. Cuando acabes de ayudar a las hermanas, si quieres… ven a verme… Esto… ¡Eso es todo! ¡Te estaré esperando!– exclama, tras darse media vuelta y alejarse.
Ha empezado muy atrevida. Pero se ha avergonzado a medio camino. Suspiro. No sé muy bien qué hacer. Tampoco importa, ya se ha ido. Les preguntaré el mes que viene. No sé qué rumores hay sobre mí. Algunos me odian. Ella me invita a algo más que hablar.
La veo desaparecer tras una puerta. Suspiro. Me giro.
–¡Uggh!
Alguien me ha golpeado con el hombro. Se supone que ha chocado accidentalmente. No me ha pedido ni perdón. Me lo quedo mirando. Está en la etapa tres de Alma. Se para, se vuelve y me mira.
–¿¡Qué quieres!? Si no sabes por dónde pisas, no es culpa mía. ¿O quieres que resolvamos esto en el ring?– me amenaza.
Me lo quedo mirando incrédulo. ¿Me está provocando? Parece que no ha sido un accidente. ¿Quizás uno de los que están celosos? Cómo sea. Sería absurdo aceptar. No gano nada. Y está dos etapas por encima.
El encontronazo ha dolido. Si no hubiera atemperado mi cuerpo con la técnica de Ying Yang, hubiera sido peor. Puedo notar la mejora. Me giro y sigo mi camino.
–¡Eh! ¿¡Quién te crees que eres para ignorarme!? ¿Tienes miedo? ¡Eres solo un cobarde!– me intenta provocar.
Sinceramente, me da igual lo que diga. No tiene vergüenza. Se considera deshonroso retar a alguien de menor nivel. En este caso, son dos etapas.
Simplemente salgo. Los estudiantes que vigilan me miran sin saber qué decir. Hay algo de hostilidad, como siempre. Pero también de vergüenza ajena. La actitud de su compañero no parece que les haya gustado demasiado. Y eso que no creo que les caiga bien. Espero que no vaya a más.
—————
Cuando vuelvo, me interrogan. Se enojan por lo de ese estudiante. Luego me acusan de que esta noche he disfrutado demasiado. Así que me deciden dominarme entre todas. Incluso luego bañarme entre varias a la vez. No sé cuántas veces me han hundido. Supongo que no les ha acabado de gustar que las salpicara. Han acabado todas empapadas.
Llego un poco más tarde de lo normal a hacer las copias. No es que pase nada. Puedo ir a cualquier hora.
–¡Llegas tarde!– me saluda Fan Quon.
–Hola. He estado ocupado
–Ja, Ja. Ya me gustaría a mí estar ocupado como tú…– responde él.
Su tono insinúa algo más. Que he estado con alguna chica por la noche. No le falta razón. De hecho, se queda corto. Me abstengo de desvelar nada.
Se aleja mientras yo entro. Hago una copia. Salgo a descansar. Es decir, recuperar el qi con Rui. Amordazada y contra la pared. Con Ning tras la segunda copia.
No creo que sea sospechoso. Muchos se toman un descanso tras una copia. Requiere mucha concentración. Algo de tensión. Va bien relajarse. Tampoco resulta extraño que pueda copiar tres. Se supone que tengo todo el qi disponible. Casi nada de la etapa dos todavía. Aunque no sea la verdad. He avanzado mucho más de lo que imaginan. Dentro de poco, tendré que dejar de venir una temporada. No tendré suficiente qi ni para una.
Usar el comprimido no es aconsejable. Puedo perder algo de mi avance. Es un reino un tanto extraño. Cuanto más avanzas en una etapa, más limitado estás. El qi disponible es menor. Por otra parte, en caso de extrema necesidad, puedes ejercer un poder comparable a la siguiente etapa. A costa de perder parte de tu avance. De usar el qi comprimido.
Como sea. Me voy a buscar uno de los libros de movimientos. Son manuales básicos. Cualquiera puede copiarlos. Solo son descripciones. Apenas unas líneas de qi entrelazadas. No necesito más que un puñado de puntos para cogerlo. Y 100 de depósito. Cuando lo devuelva, me lo reembolsarán. De hecho, podría quedármelo.
Me miran un poco raro. He cogido varios manuales básicos. Para las chicas. Aunque solo ha sido una mirada. No parece que les importe mucho.
Se los dejo en el Almacén. Ya los cogerán. Aún les falta un poco. Tienen que controlar cinco. Para seis hace falta tener qi más denso. Quizás comprender algo. Aunque no sé muy bien el qué. Ya me preocuparé cuando llegue el momento.
Por ahora, me ocupo de Rong y Hai. Me recreo en sus pechos. En sus culos. En sus muslos. En sus vaginas. En sus labios. Dominándolas. Disfrutando de ellas. Haciéndolas gemir de placer.
Esta mañana las chicas han hecho conmigo lo que han querido. Y no he tenido mucho tiempo antes. Así que me permito disfrutarlas un rato más. Además de recuperar qi.
Comentario de párrafo
¡La función de comentarios de párrafo ya está en la Web! Mueva el mouse sobre cualquier párrafo y haga clic en el icono para agregar su comentario.
Además, siempre puedes desactivarlo en Ajustes.
ENTIENDO