–Es envidiosa, arrogante, cobarde, consentida, prepotente, traicionera, presumida… Un encanto… Trátala sin contemplaciones– sentencia Song.
Ha estado interrogándola. Luego la ha enviado a Rui para que la desvistiera y la hiciera bañarse. Se había meado antes. De miedo.
Llevaba una espada muy ornamentada, que al parecer no sabe usar. También bastante dinero. Al menos bastante para gente normal. Algunas píldoras y joyas. Y un vestido elegante. Probablemente caro. De una pieza. Abierto en las piernas por los lados. Sin hombros y sin mangas.
Guo Hai es más bien delgada. Pechos pequeños algo caídos. Culo prominente. Pelo azul con muchos tirabuzones. Ojos también azules. Mucho maquillaje.
Al parecer, es ella la que decidió romper el trato. Perseguir a Shi y Song para robarles. Y esclavizarlas. Simplemente por avaricia. Para ganar más.
Su prometido es tan arrogante como ella. Lo sé bien. Al parecer, es hijo de otro mercader. No le cae especialmente bien, pero no tenía más remedio. Ahora ya no tiene que preocuparse por eso
–Pero antes…
Las palabras de Yi son en un tono un tanto escalofriante. No me da tiempo a reaccionar. Ella y su hermana me han agarrado de las manos. Shi se ha puesto sobre mi estómago. Song y Liang llegan poco después.
Se ríen. Me atan. Me ciegan con una venda en los ojos. Me desnudan. Juegan con mi miembro. Me ponen un pecho en mi mano.
–Song.
–Yi.
–Lang.
–Shi.
–Yu.
–¿Cómo puedes distinguirnos?– se sorprende Yu.
–Porque es un pervertido– me critica su hermana.
Quizás tenga razón. El tamaño y forma son idénticos. Pero puedo sentir la diferencia. Quizás por el qi. No estoy seguro. Supongo que gracias a haber jugado con ellos muchas veces. Por haber acariciado y lamido cada rincón.
También sé que es Liang la primera en meterme en su interior. Reconozco su vagina. Poco después también su voz. Su forma de cabalgarme. Aunque pronto me resulta difícil concentrarme en ella.
Las demás juegan con todo mi cuerpo. Prueban a acariciarme con qi. No siempre con éxito. Se turnan en besarme. En chupar mis pezones. Yu me muerde. Se ríe cuando me quejo.
Al final me han atado las manos. Y los pies. Se están divirtiendo demasiado a mi costa. Solo porque esta mañana las he atado un poquito. Rencorosas.
Me hacen correrme dentro de cada una. No sé cuántas veces se han corrido ellas. Debo tener el cuerpo lleno de marcas de sus labios y sus dientes. Suerte que se van con qi.
–Bueno. Desátate tú mismo– ríe Shi, sacándome la venda.
–¡Esperad, no podéis dejarme así!– protesto.
–Sí que podemos– ríe Yi.
–Devuélvenos ya o empezaremos a hacerte cosquillas– me amenaza Song.
No me queda más remedio que obedecerlas. Me han atado bien. Podría romper las cuerdas usando qi. Pero quizás también estropearía la cama. En fin…
–Desátame. No preguntes– le ordeno a Rui después de llamarla.
Me ha mirado sorprendida al encontrarme así. Se dirige a las cuerdas. Aunque algo reticente. ¿Quizás decepcionada? Suspiro. ¿Debería consentirla? La verdad es que es la más obediente de todas. No tengo ninguna queja. También lo es Ning. Pero Rui no se deja llevar por su perversión.
–Si quieres, puedes follarme primero– concedo.
–Sí, Amo– responde.
¿Soy yo o sus ojos brillan? Lo que está claro es que ha sonreído. Me hace una felación hasta que me corro en su boca. Saborea el resultado como si fuera un lujoso manjar.
Luego se lubrica el culo. Introduce mi miembro en él. Se mueve con lujuria. Me besa con voracidad. Aunque me ha pedido permiso antes de hacerlo. Sus manos acarician mi cabeza con casi desesperación.
Me hace entrar y salir continuamente de su apretado culo. Apenas se detiene cuando se corre. Como si no quisiera perder esta oportunidad única. De follarme. De servirme. De ser penetrada a su ritmo. Bastante intenso.
Se desploma sobre mí en su cuarto orgasmo. Su culo lleno de mi semen.
–Ya puedes desatarme.
–Sí amo.
Lo hace sin dilación. Obediente. Aún jadeando. Sudando. Lo que no espera es que me incorpora y la coja. La ponga bocabajo. Que penetre su húmeda vagina. Que vuelva a follarla de nuevo.
–¡AAaahhh! ¡Amooo! ¡¡¡HHHHAAAAAaaaaaah!!!
Gime mientras la penetro. Esta vez dominándola. Azotando su culo hasta que queda rojo. Aunque no con suficiente fuerza como para hacer daño a alguien de su cultivación.
–¿Te has divertido mucho antes? Tienes que comprender tu posición.
–Sí Amo. ¡¡AAAaaaaahhhh!! ¡Soy la mascota de Amo! ¡¡¡AAAAAAAAAaaaaaAAHHH!!!
Sin duda, está excitada. Sin duda, disfruta siendo follada de nuevo. Incluso siendo castigada. No es una masoquista como Fen Huan. Pero sí que le excita que golpee un poco sus nalgas. Que la penetre por todos sus agujeros. Que la lleve al límite hasta que se desmaye del placer.
A Ning hago que me sirva primero. Luego la pongo a cuatro patas. Quizás no como le gustaría. No tiene que ocultar que disfruta. Pero sí contenerse un poco. Dar la sensación de que no es una completa obsesa por el sexo. Practicar para cuando sus clientes la follen. Que se sientan satisfechos de sí mismos.
Tengo que reconocer que ahora la idea ya no me gusta tanto. Pero no hay vuelta atrás. Necesitamos los puntos, el dinero. Para mí. Para las chicas. Para Terror. Para Rayitas. Para las salamandras. Para ayudar a los esclavos. Para la alquimia de Wan. Sin duda, tengo muchos más gastos que un estudiante normal. Además, no sé cómo reaccionaría Ning si no le dejo ir.
Bronceada mira las cuerdas que hay atadas a la cama con algo de aprensión. Me planteo atarla. Pero al final la follo de pie. Por atrás. Sus manos contra la cama.
Desde que le di el manual de Golpe Celestial, y le dije que quizás le daría otros si era obediente, su lealtad ha ido mejorando. Aunque muy poco a poco. Me acepta. Aunque me podría traicionar si se diera la ocasión.
Eso no quita que me guste follarla. Dominarla. Acariciar sus líneas de bronceado. Su cuerpo atlético. Penetrarla. Hacerla sucumbir al placer. Que sea incapaz de controlar sus gemidos. Llenarla mientras convulsiona de placer.
La devuelvo y miro en la Residencia. Guo Hai está sobre una improvisada cama de paja. Desnuda. Inquieta. Es hora de llamarla.
—————
La invoco sobre la cama. Se sorprende. Me ve. Se intenta tapar con las manos. Asustada. Está desnuda.
–Aparta las manos. Quiero verte– le ordeno.
–¿Qué… Qué vas a hacer?– pregunta, arrastrándose hacia atrás.
–Eres mi esclava. Estás desnuda sobre la cama. Yo también estoy desnudo. ¿Qué creer que voy a hacer?– me burlo de ella.
–No… No hagas esto. Aún no es demasiado tarde– suplica.
–Aparta las manos y abre las piernas. Quiero verte. No me hagas repetirlo– insisto.
Ella no obedece. Se aprieta contra la pared. Me mira aterrada. Me acerco. La cojo de las muñecas. Fuerzo a sus brazos a abrirse. A mostrarme su cuerpo desnudo.
–¡Suéltame! ¡Déjame en paz!– exclama, revolviéndose desesperadamente.
Es curioso. Dado que está en la etapa siete, no esperaba que opusiera mucha resistencia. Pero es bastante más débil de lo que creía.
Sus pequeños pechos rebotan mientras intenta resistirse. Quiere arañarme, golpearme con las piernas.
–Parece que aún no has entendido que ahora eres mi esclava. Más te valdría obedecer.
–¡Suéltame! ¡Suéltame! ¡Suéltame! ¡¡Desátame!!
Aprovechando que están las cuerdas en la cama, le ato una muñeca. Luego la otra. Cojo sus piernas por las rodillas. Fuerzo a que se abran. A que me muestre su tesoro oculto entre ellas. Se sigue moviendo. Intentando revolverse. Magullando sus muñecas.
–¿¡Por qué haces esto!? ¡Eres un monstruo!– me acusa.
–¿Oh? ¿No querías tú que violaran a Shi y Song entre todos tus matones? ¿Solo porque no querían acceder a tu chantaje?– le recuerdo.
–¡Es diferente! ¡Ellas son esclavas! ¡Yo soy una ciudadana!– se niega.
De hecho, no podía saber seguro si eran esclavas en ese momento. ¿Quizás tenga que amenazarla con una daga? ¿O pegarle? Lo dejaremos como último recurso.
–Tú eres mi esclava ahora. Además, algo he oído sobre tu prima. ¿No mandaste que la violaran y se acabó suicidando? Y no ha sido la única.
Song le ha hecho confesar cada detalle de su vida. Me ha contado algunos. Estaba un tanto asqueada.
–No… Eso…
–Te voy a follar, quieras o no. Eres obediente y lo disfrutas, o será por las malas y dolerá– la amenazo.
–No, no lo hagas, por favor– suplica, con lágrimas en los ojos.
Al parecer, también sabe hacerse la víctima. Le funcionaba con sus padres. De todas formas, aunque fuera verdad, no me daría ninguna pena. Así que le sujeto fuerte las piernas. Me acerco. Mi miembro cerca de su entrepierna.
–¿Te vas a portar bien o tiene que ser por las malas?– le doy un ultimátum.
–¡No! ¡Déjame!– se sigue negando.
Intenta mover las caderas para no dejarme entrar. No está mojada. Podría usar lubricante. Pero no lo hago. Uso armadura interior para protegerme. La penetro de golpe.
Se calla. Se queda con la boca abierta. Queriendo gritar. He roto su himen. Era virgen. Ya lo suponía. Si no, podría tener problemas en su matrimonio concertado. Que nunca se llevará a cabo.
Le ha debido doler bastante. Aunque no debería ser mucho para alguien en la etapa siete. De hecho, mi penetración forzada ha desgarrado un poco su interior. Me aseguro de curarla. Luego salgo de ella y vuelvo a empujar.
–¡¡Aaaaargh!! ¡Duele! ¡Duele! ¡Sácalo! ¡Sácalo!
Vuelvo a salir a penetrarla una vez más. Hasta el fondo. Mirándola a los ojos. En la segunda, ha reaccionado, intentando revolverse. En la tercera, grita de nuevo. Abre los ojos con incredulidad. Me mira con odio.
–Para, por favor. Duele…– me suplica.
–Si te portas bien no te dolerá. ¿Serás obediente?
–S…Sí.
No tiene mucha tolerancia al dolor. Ya me lo había dicho Song. Salgo de ella. Uso mi mano para acariciar su entrepierna. La otra juega con uno de sus pequeños pechos. No se mueve. No se atreve. La excito a su pesar. La llevo al límite.
–¡¡Aaaaaahh!! ¡No! ¡Para! ¡Aaaaah! Si sigues… Yo voy a…. ¡¡¡¡HHHHHHAAAAAAaaaaaaahhHHH!!!!
Se corre. Colapsa en la cama. Mira hacia un lado. Jadeando.
–Voy a volver a penetrarte. Ahora debería doler menos.
–Aaaah. No… ¿Por qué haces esto? Déjame ir. Quiero volver a casa…– suplica de nuevo, llorando.
–Tú empezaste queriendo robar y violar a mis chicas. Ya no puedes volver. Además, ¿te querrían de vuelta? Ya no eres virgen. No les servirías para arreglar un matrimonio– le recuerdo, tal y como ha sugerido Yi.
–No… Yo… ¿Ya no puedo volver…? ¡¡AAAAAAAaaaaahhh!!
No le dejo pensar mucho en ello. Ya tendrá tiempo de sobras. La penetro. Empiezo a moverme en ella. Algo más suave que antes. Además, ahora está mojada. Lubricada. Entro y salgo con más facilidad. Aunque está apretada.
No me mira. Tampoco intenta revolverse. Parece que se ha rendido. Exploro su vagina hasta el fondo. Disfrutando de su roce. Exploro la forma y textura de sus pechos. De su culo. De su piel.
También compruebo su cuerpo por dentro. No es muy musculosa. No parece haber entrenado. Lo más sorprendente son sus meridianos. Son horribles. Están solo semiabiertos. Por eso es tan débil. A pesar de estar en la siete, debe ser equivalente a alguien en la cinco. Así de desastre es.
–Tu cultivación en su desastre. ¿Has subido solo a base de píldoras?– le pregunto.
–¡Aaaah! No es culpa mía… ¡¡Aaaaah!! Padre quería que subiera para… ¡Aaaaah! Para que tuviera más valor… ¡¡Aaaaaah!! Ni siquiera me dejó estudiar técnicas… ¡Aaaaah! Decían que era un desperdicio si me… ¡AAaaahhh! Si me iban a enviar a otra casa… ¡¡¡AAAAAAaaahhHHH!!!– confiesa justo antes de correrse.
Me la quedo mirando mientras se recupera. Sin salir de ella. Sin moverme. Supongo que tendré que arreglarlo poco a poco. Aunque no pueda usar su Yin temporalmente para practicar. Si es más fuerte, será más útil.
–Si eres obediente, te dejaré practicar lo que quieras. Y me encargaré de mejorar esos meridianos. ¿Cuál es tu arma?
–Aaah. ¿De verdad?– me mira por primera vez en mucho rato, aunque enseguida aparta los ojos –No sé cuál es. Nunca me dejaron buscarla.
–De verdad… Buscaremos tu arma. A ver si es alguna de las que tenemos. Pero te has de portar bien. Empieza por besarme.
Vaya. Es curioso. Su lealtad ha aumentado de repente. ¿Tanto lo deseaba? Aunque no puedo fiarme de ella por ahora.
–Yo… Nunca…
–Tampoco nunca habías follado. Aprenderás. Vamos– insisto.
Acerco mis labios. Ella abre los suyos. Sin saber muy bien qué hacer. No espera mi lengua. Intenta resistirse por un instante. Pero se lo piensa mejor. Se deja hacer. Mientras, también empiezo a moverme de nuevo. A penetrarla otra vez.
–Usa tu lengua. Vamos, otra vez.
–¡¡Aaaaaaah!! Sí… tú… ¡¡Aaaaah!!
–Llámame Amo. O amo Kong.
–¡Aaaah! Sí, amo Kong. ¡Aaah!
Obedece y mueve la lengua. Con más pasión de la que pensaba. Parece que ha despertado su interés.
Le desato las manos. Le digo que me abrace. Que puede acariciarme. Parece que después del la rebeldía del principio, ha claudicado pronto. Antes de lo que esperaba. Su lealtad no es ni mucho menos absoluta, pero es alta.
Toda ella se estremece cuando la lleno. Cuando la llevo de nuevo al orgasmo. Cuando es llenada por primera vez. Tarda un rato en recuperarse. Entonces, me mira algo preocupada.
–No te quedarás embarazada. De momento no– la tranquilizo –. Ahora, sigamos. Aprende a chuparla.
Aunque algo reticente, obedece. Pasa la lengua por mi miembro. Luego le ordeno que lo meta en la boca. No es muy hábil. Le diré a Rui o Ning que le den lecciones. Por ahora, voy a someterla del todo.
La hago ponerse de cuatro paras. Saco la poción lubricante. Se estremece cuando penetro su culo con un dedo.
–¡Está frío! ¡Eso es mi culo!
–Sí. Te voy a follar por el culo ahora. Esto es para que no te haga daño– le anuncio.
–¿Por el culo? Pero… Eso… ¡Aaah! ¡Dios! ¡Está dentro! ¡¡Aaaaahh!! ¡No tan fuerte! ¡¡AAAAaaaaahh!!
–Tienes un culo precioso. Seguro que te lo miraban a escondidas, ¿verdad?
–¡¡Aaaahh!! Sí, lo hacían… ¡Pervertidos! ¡¡AAAaaaahhhh!! No como mis tetas. Son pequeñas y feas.
–¿Oh? ¿Te gustarían que fueran diferente?– pregunto con curiosidad.
–¡Claro! ¡Más grandes! ¡¡Aaaaah!! ¡Más firmes! ¡¡Aaaaahh!! Pero no tan grandes como esa tetona… ¡¡¡Aaaaahh!!
Supongo que se refiere a Song. Mejor no se lo digo. Ya le tiene suficiente manía.
–Podría arreglarlos. Si te portas bien.
–¿De verdad? ¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAaaaaahhhHHHH!!!!!
Se corre. Me paro un momento. Mientras se recupera. Mientras le aseguro que puedo hacerlo. Que los haré crecer un poquito. Y eso empiezo a hacer. No tardo en volver a embestir.
–¿Cómo te sientes? Explícalo.
–Es raro… Mi culo está lleno… ¡¡¡Aaaaaaahh!!! Se siente bien… ¡¡AaaaaaaaahhhhHH!! Aunque no tanto como… ¡¡Aaaaaahh!!
–¿Cómo dónde?
–¡¡¡AAAaaaahhhh!!! No me hagas decirlo…– suplica.
–Dilo, quiero oírlo– insisto.
–Cómo en mi coño. Se siente mejor allí. ¡¡¡AAAAAAAAAaaaaaahhhhhHHH!!!
Se vuelve a correr. La lleno. No aguantaría mucho más. Su físico y cultivación tienen que mejorar bastante.
Se queda un rato tocándose el pecho. No ha aumentado mucho. Pero sonríe. Sin duda aprecia la diferencia.
–¿De verdad puedes hacerlo crecer igual cada vez que tenemos sexo?– me pregunta.
Sus ojos me miran con adoración. Parecen incluso brillar. Ni rastro del miedo o el odio de antes.
–Sí. Pero no puede ser inmediato. Hay que esperar a que recuperes el Yin– le explico.
Ella asiente. No sé si lo ha entendido. Parece realmente entusiasmada.
–¿Y podré practicar técnicas? ¿Y mejorarás mis meridianos? ¿No mientes? ¿Amo Kong?– quiere confirmar.
–Sí, pero llevará tiempo. Mañana le diré a Rui que te muestre las armas. Por ahora, te dará trabajo que hacer. Antes de practicar, has de mejorar tu físico y tus meridianos.
–Sí amo Kong. Me esforzaré. También para aprender a servirte mejor– me asegura.
Poco después la devuelvo. No tarda en dormirse. Supongo que está cansada. Yo estoy un tanto anonadado. Ha pasado de resistirse a la lealtad absoluta.
Es cierto que Song ha dicho que tenía una voluntad débil. Que seguramente se sometería con un poco de "palo y zanahoria". Pero no esperaba que fuera tan rápido.
Rui aún está despierta. Le doy instrucciones para mañana.
Después de practicar un poco con armadura interior en todo el cuerpo, llamo a Ma Lang. Que insiste en bañarme. Le gusta hacerlo. Se excita. Así que acabo arrastrándola dentro. Y Follándola otra vez. Luego me duermo abrazado a ella. Mi cabeza entre sus pechos. Entre sus brazos.
—————
Nos despertamos pronto. Aunque no más de lo que lo hacía como esclavo. La pongo a cuatro patas, aún soñolienta. A la segunda embestida, ya está despierta. Gimiendo. Sus pechos rebotando lascivamente.
Hoy nos damos una tregua. Ni las ato ni me atan. Con algunas, nos besamos bastante. Con la mayoría, no hay ni dominador ni dominado. Yu me muerde cuatro veces. Liang grita varias veces mi nombre. Shi no puede, tiene su boca ocupada con la mía.
Salgo de la cabaña cuando aún no ha salido el sol. No queda mucha. Cuando llego, Tai Feng ya está esperando. Mejor no le pregunto cuanto lleva allí.
Me saluda efusivamente cuando me ve. Me abraza. Casi llora. Casi me parte en dos. Se le ve nervioso. También entusiasmado. Preocupado. Esperanzado. Sobre todo, impaciente. Casi me arrastra cuando abren el control de esclavos. Mejor que yo no entre con él.
Le doy los puntos. Me lo agradece cuatro veces. Hasta que lo echo. No tarda más de unos minutos en volver. ¿Algo ha salido mal? La verdad es que no sé como va lo de la compra. Tendría que haberle preguntado a Fen Huan.
Es evidente que no ha ido mal. Está entusiasmado. Le han dicho que la traerán en el siguiente turno. En un par de horas. Así que lo acompaño a la librería. A coger el manual de cultivación dual.
Hay varias copias. Es relativamente fácil y común. Aunque no muchas, hay algunas parejas serias en Génesis. Él se pone rojo de nuevo al leerlo. Río para mí. Pronto ya no se avergonzará tanto.
Le recuerdo varias veces que ha de actuar serio cuando estén fuera. Solemne. No puede cogerla y besarla delante de todos. Los rumores circularán igual, pero mejor guardar las formas. Cuando lleguen a su cabaña, pueden hacer lo que quieran. Él asiente. Nervioso.
Mientras, para mi sorpresa, he visto que Guo Hai ha escogido una espada negra a dos manos. Ella es más bien pequeña. Es un poco grande para ella. Pero parecía encantada. Si no recuerdo mal, tenía bastante calidad, comparada con las otras. Creo que podía decirse que era adecuada para alguien incluso en Alma.
Aprovecho para preguntarle a Tai Feng por su espada. Me habla que ha dominado ciertas técnicas básicas. Mmmm. Me suena que tenía una copia imperfecta por ahí de alguna de ellas. Se la daré a mi nueva esclava. Por ahora, le toca cortar algunos troncos. Quizás luego desollar alguna de las bestias que tenemos aún guardadas.
Por ahora, no hemos vendido las pieles, huesos, dientes u órganos de las que hemos procesado. Creo que, después de la última experiencia, esperaremos un poco. Por ahora, tenemos suficiente oro.
Tai Feng se va con su manual y mis mejores deseos. Nervioso. Espero que todo salga bien. Yo he hecho todo lo que he podido.
—————
Voy a copiar tres hojas más. Un poco mejor. No he quedado tan vació de qi. Lo recupero un rato después. Follando a Rui contra la pared. De cara. Sujetándole las dos manos. Sus piernas abiertas. Dejándome entrar en ella. Una y otra vez.
A Ning también contra la pared. Aunque le cojo las piernas. Se las levanto hasta la cabeza. He conseguido que sea bastante flexible. De hecho, Rui también lo es. Y algunas de las chicas. Pero ellas practican por sí mismas.
A Rong la follo de espaldas. Con una pierna levantada. Sobre mi hombro. La otra en el suelo. Ella inclinada. Las manos apoyadas en la pared. Compruebo que sus pechos están suficientemente mullidos. Blanditos. Que se balancean lascivamente. Y los vuelvo a hacer crecer un poco más.
Luego voy a una charla. Se ha vuelto a activar después del torneo. De hecho, hay bastantes. Hoy voy a dos.
La primera es sobre técnicas de cultivación básicas. Una pérdida de tiempo. Explican las mejores posiciones para absorber el qi. Cómo sentarse. Que hay formaciones que ayudan. A mí no me hace falta, yo lo absorbo con sexo. Y las chicas no necesitan tampoco concentrarse en ello. Con la absorción natural es suficiente. No necesitan forzar su contenedor.
Supongo que tampoco está tan mal. Al menos tenía que conocerlas. Por si tengo que disimular.
La segunda es sobre técnicas de movimiento. Las gemelas también están. Describen algunas. Sus características. Nombres. Hay algunas muy espectaculares. Que parecen muy útiles. Pero solo en un reino o dos. Y no son apropiadas para todos los tipos de combate.
Cuando más tarde lo hablamos, todas deciden lo mismo que yo. Ir a una técnica básica. Que nos sirva a todos. Y que vaya mejorando con cada etapa. Con cada reino. Que sirva para varios.
Quizás otros estarían más interesados en resultados inmediatos. Pero nosotros subimos rápido de nivel. Y no podemos permitirnos una para cada uno. Aunque no sean tan espectaculares al principio. Se llama Movimiento Creciente. La voy a coger después de comer con ellas. Después de ojearla, se la envío. Para practicarla, necesito más espacio. Ellas no tienen ese problema
Por ahora, seguiré con Armadura Interior. Ya puedo expandirla por todo el cuerpo. O solo en un punto. Pero me falta acabar de controlarla. No dejarme nada. Activarla y desactivarla más rápido. Optimizar el uso del qi.
Cuando llegue a la etapa dos, podré ir un paso más allá. Ahora se limita a endurecer piel y músculos para proteger los órganos. U otras partes. En la dos, podré empezar a trabajar más directamente con órganos internos. Hacerlos más duros y elásticos.
Sé que continúa en reinos superiores. Pero no tengo los detalles. Lo mejor es que he tenido suerte. No parece tener problemas con el Cuerpo Ying Yang. Se complementan.
También estoy estudiando una opción avanzada de Sellar qi. Aunque por ahora no puedo probarla. Consiste en diluir el qi antes de usarlo. Con ello, se usa una versión menos densa del qi, la equivalente a una etapa inferior. Cuando suba de etapa, dominarlo será una prioridad. No pueden saber que he subido tan rápido como parece que voy a hacerlo. Llamaría demasiado la atención.
—————
Han pasado dos días desde que capturamos a Guo Hai. Es totalmente leal. Al nivel de Rui. Y parece entusiasmada. Por sus tetas que van aumentando. Por poder practicar las técnicas básicas de mandoble. Incluso me ha sorprendido que parece disfrutar cortando leña y desollando.
Al parecer, no le dejaban hacer trabajos manuales. No era digno de una heredera. De una ciudadana de clase alta. Lo que la frustra es que se cansa enseguida. Ya mejorará.
Es también algo problemática. Tenía celos de Ning y Rui. Quería ser la jefa. Ning pasaba de ella. Rui fue más expeditiva. Le pegó una pequeña paliza. Dejó claro quien manda. Luego la dejó atada toda la mañana. Ordenó a Ning que se la follara.
Ahora la mira con algo de aprensión. Cumple sus órdenes sin rechistar. Y a Ning la mira un tanto raro. Supongo que no se cree que pueda haber alguien tan pervertida. Espero que no haya más problemas entre ellas.
Gracias a ella, hemos conseguido algo de información de los comerciantes de la ciudad. De las familias. De sus conflictos. De cómo y dónde sería mejor vender pieles y otros restos de las bestias. O comprar carne.
Después de hacer unas copias como todas las mañana, me voy a hacer un encargo para las esclavas. Están un poco preocupadas. Me han pedido que vaya a ver qué pasa.
Llamo a la cabaña. ¿No están? Nadie contesta. Estoy a punto de irme cuando se abre la formación que protege la cabaña.
–¡Hola Kong! ¡Me alegro de verte! ¿Querías algo?– me saluda Tai Feng.
Tiene la túnica mal puesta y arrugada. Se la ha puesto deprisa y corriendo. ¿He interrumpido algo?
–¿Estáis los dos bien?– pregunto.
–Sí claro. ¿Verdad Yawen?–pregunta él, mirando hacia atrás.
–Ho… Hola Kong. Estamos bien. Gracias por todo lo que has hecho por nosotros. Disculpa que no salga a saludarte. Espera, ahora me visto…
–No, no hace falta. Solo venía porque tus amigas estaban preocupadas. No sabían nada de ti. Pero veo que simplemente estabais… "ocupados".
Pongo especial énfasis en la última palabra. Yawen no dice nada. Tai Feng se pone rojo. Le doy una palmadita en la espalda.
–Ya nos veremos. Siento haber interrumpido. Podéis continuar– me despido. Evidentemente, ya no es virgen.
–Vendré a verte. Tengo… algunas preguntas…– se despide él, intentando no parecer tímido.
Bien, les diré que están bien. Supongo que ellas ya adivinarán el resto. Parecen que se han estado divirtiendo. Bueno, pueden poner la excusa que practicando la cultivación dual.
Paro en un lugar apartado. Escondido. Llamo a Shi. Le doy un largo beso. Que acepta sin dudar. Luego me mira. Inquisitiva.
–Me apetecía besarte. Luego hablamos.
Su sonrisa es preciosa. Su mirada significa que me hará confesar. Supongo que no puedo esconder que me he sentido un tanto inspirado.
—————
–Hola Kong. ¿Te has decidido a venir con nosotros?– me pregunta Ye Bi.
Es una estudiante de pelo verde. Está enrollado a cada lado, formando un círculo hueco, una especie de aro. Sus ojos son también verdes. Es más bien bajita. Lo que hace que sus moderadamente abundantes pechos resalten más.
Es miembro de la sección de talismanes. Fui a ver ayer una presentación. Incluso hice una prueba. No se me dio del todo mal. Fui porque me lo recomendó uno de los compañeros en la copia de cuadernos. Tiene cierta similitud. Aunque los requerimientos no son exactamente los mismos.
Sí que hay que dibujar signos. Imbuirlos con qi. Pero allí acaban las similitudes. Podría ser interesante en el futuro. Pero ahora aún no.
–Hola compañera Bi. Me alego de verte. Quizás más adelante. Por ahora, gasto mucho qi copiando páginas. Quizás cuando ya no necesite puntos. O suba mi cultivación– me excuso.
–Jo. Es una pena, pero lo entiendo. Lo de copiar manuales da muchos puntos, yo también iría si pudiera. Pero no se me da bien– se queja –. Bueno, tengo prisa. ¡Nos vemos otro día!
Me cae bien. Es muy alegre. Y se porta bien con los esclavos. Lo vi cuando fui a la presentación. Sabía quién era yo. En lugar de discriminarme como algunos, me preguntó con curiosidad.
–Será mejor que te alejes de ella– interrumpe una voz mis pensamientos.
Es un estudiante delgado. Pelo gris largo. Atado en una cola. Está en la etapa dos de Alma. No sé que mosca le ha picado.
–¿Perdón? ¿Cuál es el problema?– pregunto, sin entender nada.
–Sé quién eres. Eres un mujeriego. Ella es mía. No vuelvas a acercarte a ella– insiste, antes de darse media vuelta.
¿Celos? Solo nos hemos cruzado, y hablado apenas unos momentos. ¿Yo un mujeriego? Bueno. Ahora que lo pienso… Quizás lo parezca. Pero no voy buscando mujeres por ahí. Otra cosa es que las encuentre.
Como sea. Sigo mi camino, tengo que entrenar. Y hablar un rato con las chicas. Abrazarlas. Besarlas. Jugar. Aunque no me dejarán follarlas hasta la noche.
Comentario de párrafo
¡La función de comentarios de párrafo ya está en la Web! Mueva el mouse sobre cualquier párrafo y haga clic en el icono para agregar su comentario.
Además, siempre puedes desactivarlo en Ajustes.
ENTIENDO