–¿Estáis todas bien?– les pregunto.
–No. Creo que estoy herida. Necesitaré que me mimes– bromea Shi, mostrando un minúsculo corte en un dedo. ¿Se lo acaba de hacer?
–Yo también necesitaré mimos. Ha sido muy duro– la acompaña Song, doliéndose del costado. Hace un segundo estaba bien.
–Usar los talismanes ha sido terrible. Necesitaremos mimos para recuperarnos– asegura Yi, apoyándose ahora en su hermana.
–Mi hermana tiene razón.
–Estoy agotada. Necesito muchos mimos– se suma Liang.
Sonríe, pero sí que se la ve agotada. Cada flecha gasta mucho qi, y ha lanzado varias. Le debe de quedar poco.
–Es mi primera batalla. No creo que pueda sentirme bien sin mimos– añade Hong
–Yo igual– la apoya Shun
–Amo, ¿sexo con dos?– pide Ning. La envío de vuelta. Es incorregible. Infla las mejillas y cruza los brazos. También es graciosa.
Bronceada, Bang Rui y Hai me miran expectantes.
–Vale, vale, entiendo… Mimos para todas…– suspiro resignado, por mucho que lo esté deseando.
Ellas sonríen. Algunas incluso vitorean.
–¿Qué ha pasado realmente? ¿No ibas a ir a un evento con Duo Quon?– pregunta entonces Hong, extrañada.
–Sí, esa era la idea. Me ha traicionado. Me ha llevado a una trampa. Le han pagado para ello, me ha vendido. No quedará así– les explico, apretando los dientes.
Todas abren mucho los ojos. No lo esperaban. Tampoco yo. Reconozco que me ha dolido. Lo consideraba un amigo. ¿Puedo confiar en los demás? Ya no sé qué pensar.
–¿¡Cómo se atreve!?– se muestra Liang furiosa. Pocas veces la he visto así.
–Nos las pagará…– amenaza Song, apretando los puños.
–No se le puede hacer nada en la secta. Pero fuera… Más le vale no salir…– amenaza también Shi.
–No se lo perdonaremos– también está enfadada Yi.
Bueno, de hecho, todas se muestran enfadadas. Les había hablado de él. Incluso contado como había ido el día, hablando mucho con él. Bromeando. Se mostraba amistoso. Había sido reconfortante tener un amigo. Pero solo quería apuñalarme por la espalda.
–Nos encargaremos de él. A ver qué cara pone mañana cuando me vea– intento decir con calma. Aunque no estoy calmado en absoluto.
Las que están más cerca me abrazan. Consolándome. Apoyándome.
–Dejad ya de aprovecharos– me quejo, intentando suavizar el ambiente.
–Un poco más– pide Liang.
–¡Me toca a mí!– exige Shun
–¿Qué hacemos con ella?– interrumpe Yu, señalando a nuestra prisionera. Es la única que ha sobrevivido.
–La deberíamos interrogar. Aunque suponemos qué ha pasado, mejor saber más– sugiere Song.
Shi se agacha ante ella. La mira. Le pone la mano en la barbilla para que la mire. Está temblando. Aterrada.
–Tienes dos opciones. Una, morir. La otra, ser suya, someterte a él. ¿Qué eliges?– le exige, muy seria.
Ella me mira. Sigue temblando.
–Su… Suya…– acepta, en voz muy baja.
Shi me mira. Asiento. Puedo llevármela. Sometida por miedo. Ya veremos qué hacemos con ella. No sabemos quién ni cómo es.
–¿Qué vas a hacer ahora?– me pregunta Liang.
–Ya que estoy aquí, echaré un vistazo a ese evento. Debe de ser fácil de encontrar– propongo.
–No tardes mucho. Necesitamos mimos– sonríe Yu.
–Deberías cambiarte– sugiere Shi.
–Te ayudo– se acerca Ma Lang.
–¡Yo también!– se suma Shun.
–Y Yo.
–¡Dejadme sitio!
Nuestra prisionera nos mira entre asustada y atónita. Mientras ellas me desnudan y me visten. No hacía falta quitarme la ropa interior. Pervertidas.
Ahora son unas ropas negras. Y llevo otra máscara. Compraron unas cuantas. Esta es de una especie de demonio. Las llevo a todas dentro.
Puedo ver que nuestra prisionera mira alrededor incrédula. Y que Song, Shi y Liang se acercan. Shun se va con Wei. Las demás, se quedan un poco más lejos. Supongo que para enterarse de qué dicen, pero sin presionarla tanto.
Está pálida. Algo les dice. Bueno, ya me lo contarán más tarde. Por ahora, es hora de marcharse. Ya hemos recogido todo, incluido los cadáveres. Hasta han limpiado la sangre. Si no saben qué ha pasado, estarán más asustados. No sabrán qué hacer. O eso esperamos.
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No me cuesta mucho encontrar el lugar. Una vez he salido de esas callejuelas, solo ha hecho falta seguir a la gente y preguntar.
Es una sala enorme. No sé si han pagado por ella o la han cedido. Quizás el lord de la ciudad. O la propia secta. A saber. Quizás pongan puestos de venta que haya que alquilar, o algo similar. No creo que cobren entrada mañana.
Hay como unos veinte estudiantes mostrando sus existencias. Proponiendo trueques o vendiéndolos directamente. También hay unas decenas más que no parecen estudiantes. Interesados en los artículos. Proponiendo otros. La mayoría son de peor calidad.
No son muchos. De hecho, se ve vacío para el tamaño de la sala. Hay espacio para muchos más. Está claro que mañana habrá más gente. Muchos están meditando sobre los combates. Recobrando qi. Curándose de sus heridas. O simplemente durmiendo.
De hecho, deberían ir llegando más a medida que acaban los combates. La mayoría estarán eliminados después de los preliminares. Y es una buena ocasión. Muchos de los estudiantes que estaban fuera han vuelto. Y hay muchas familias.
Los no eliminados, tendrán unos días de descanso. Así que muchos de la etapa uno podrán venir mañana. Los demás deberían ir llegando a medida que avanza el torneo. Todos lo saben.
Además, no hay peligro de que te roben o ataquen si vas con cuidado. Hay demasiada gente circulando. Entrando y saliendo de la secta. Demasiados testigos. Sin duda, está muy animado.
Los que están, están probando suerte. O se aburren. O quieren saber cómo es. Al menos, ese es mi caso. Como esclavo, nunca estuve en uno de estos. De hecho, no veo a ningún esclavo por aquí.
No deja de ser como el mercado. Pero sin pagar por tener un puesto. Todos pudiendo ofrecer sus artículos. Será bastante caótico mañana. O eso me parece. ¿Habrá peleas por los puestos? ¿El primero que llegue se queda el mejor sitio?
Me acerco a uno que ofrece talismanes. Hemos gastado algunos. Me vendría bien reponerlos. Aunque la calidad es bastante mala. Tendré que pedirle a Ye Bi. Al menos los de las gemelas. El resultado ha sido espectacular.
Al principio, no los diferenciaba. Todos me parecían iguales. Con Ye Bi hablando de ellos y los que hemos probado, ahora tengo una idea. La calidad del papel. El qi que desprende la tinta. La nitidez de las líneas.
En esto último incluso me puedo considerar un experto. Tiene similitudes a la copia de cuadernos. Supongo que por eso Ye Bi quería reclutarme. Diría que se ha rendido. Aunque de vez en cuando me lo recuerda en broma. Creo que es broma.
Otro ofrece una espada en el reino de Alma. Nos iría bien. Pero pide dos dagas del mismo reino. Y la calidad se ve muy inferior al bastón que adquirí en la secta. Ojalá pudiera comprar más sin sospechas.
Hay algunas píldoras, pero ni siquiera son del todo redondas. Las de Bai Wan ya lo son. No quiero imaginarme la calidad. No sé si mañana habrá algo mejor.
Doy una vuelta y me voy. Hoy no hay mucho que ver. Sigue habiendo gente por las calles. Me cruzo con muchos cuando subo por las escaleras hacia la secta. ¿No es Lin Man? Va con varios amigos. Espero que Fen Huan le pegue una paliza. Están en el mismo grupo.
Ya se verá. Por ahora, tengo que volver rápido a la cabaña. Aunque parece que están tan bien como me han dicho. Y nuestra prisionera parece más calmada. De hecho, no parece ya una prisionera. He visto a varias incluso abrazándola. Algunas con lágrimas en los ojos. No sé qué les habrá contado.
—————
Cuando llego, Xu Siyu está frente a la entrada de mi cabaña. Dando vueltas. Nervioso. Frunzo el ceño. ¿También él me va a traicionar? ¿Llevarme a una trampa? Si es así, no tendré piedad. Por mucho que me parta el corazón.
–¿Siyu? Pasa algo– le pregunto al llegar, suspicaz.
–¡Kong! ¡Estaba preocupado!– se acerca, poniendo sus manos en mis hombros.
–¿Por qué? ¿Qué ha pasado?– me extraño
–Me han ofrecido una recompensa por llevarte a una trampa. Seguro que no he sido el único. Tienes que tener cuidado– me pide.
Me lo quedo mirando. Por un momento, había pensado que podía ser un traidor también. Nada más lejos de la realidad. Me siento culpable. Lo abrazo. Me mira extraño cuando lo suelto.
–Gracias por el aviso. Tendré cuidado. ¿Qué tal los combates?– cambio de tema. La situación se había vuelto un poco incómoda.
–Ains… Un desastre. Una victoria. Es menos que nada– suspira.
–Ja, ja. Quizás deberías entrenar en serio– le doy una palmadita en el hombro.
–Supongo… Bueno… Tengo que irme. Ya sabes como se pone… Espero que me sirvas de testigo si desconfía de mí otra vez– me pide.
Intento no reírme. Se pelean bastante. Y son bastante celosos y posesivos. Los dos. Además de bastante apasionados. Son una pareja peculiar,
–Claro. Dale recuerdos de mi parte. ¿Cómo le ha ido a ella?– pregunto.
–Ha ganado dos… Me lo va a estar recordando… A ver si puedo al menos igualarla mañana– suspira, quejándose de su mala fortuna.
No puedo dejar de sonreír cuando se va. No todos son como Dai Quon. Puedo confiar en Xu Siyu. Incluso ha venido a avisarme. Resulta un alivio. De hecho, no sé por qué he pensado así. Seguramente por lo decepcionado que estaba. Hora de entrar. Me están esperando.
—————
–¡¡¡AAAAaaaahhh!!! ¡Deja mis pezones!– se queja Yi, aunque también hay placer en su voz.
–¿No querías mimos?– la provoco.
Está bocarriba sobre la cama. Siendo follada. Mis dos manos sobre sus modestos pechos. Las suyas sobre mis antebrazos. Como queriendo apartarlos. Pero sin hacer prácticamente ninguna fuerza.
Todo su cuerpo se arquea cuando vuelvo a entrar hasta el fondo de su apretada vagina. Se estremece. Está a punto de volver a gemir. No puede hacerlo cuando sello sus labios.
Aprovecho su momento de debilidad para atacar con mi lengua. Para someter la suya. Aunque pronto contrataca con pasión. Incluso me pellizca el brazo. Rencorosa.
Como respuesta, vuelvo a salir y entrar en ella. De golpe. Con mucho qi. Separo los labios. La miro. Tiene unos ojos verdes preciosos. Mi pulgar acaricia la peca junto a su pecho. Le da un toque adorable.
–Malo– se queja sensualmente.
–¿Quieres que deje de serlo?– la provoco otra vez.
–Ni se te ocurra– me amenaza con volverme a pellizcar, está vez más fuerte –. ¡¡AAaaaaaaahhh!!
Gime de nuevo al ser penetrada. Estimulándola con más qi. Sus manos se mueven a mi cabeza. La atraen para besarme. Mientras se sigue dejando penetrar. Sus piernas abiertas. Rodeándome para que no escape.
A su lado, mi otro yo está disfrutando de su hermana.
–¡¡¡AAAAaaaahhh!!! ¡No toques ahí!– se queja Yu. Como su hermana, también hay placer en su voz.
–Solo te estoy mimando– me burlo.
Está sentada sobre mí. De espaldas. Tengo una mano en su pecho. Jugueteando con su pezón. Cuando no con todo él. La otra está acariciando su rubio vello púbico. Con especial énfasis en la zona sobre su clítoris. Donde he añadido qi para estimularlo.
–¡Aaah! Te aprovechas de… ¡Aaaah! …nosotras– me critica.
–¿Yo? ¿No eres tú la que se está moviendo?– me río un poco de ella.
–¡Culpa tuya! ¡¡Aaaahhh!! ¡Para! ¡¡AAaaaaahhHH! ¿¡Qué haces!? ¿¡Por qué paras!? ¡¡¡¡AAAAAAAAAAAaaaaahhhhHHHHH!!!!
No puedo negar que me gusta jugar con ellas. Provocarlas. Por mucho que sepa que se vengarán. De hecho, es uno de los alicientes. Espero ansioso su venganza.
Las sigo penetrando. Acariciando sus cuerpos. Pellizcándolos a veces. Besándolas. Incluso mordisqueándolas. En esta posición, estoy a salvo de los dientes de Yu.
Sus gemidos inundan la habitación. Sus estrechas vaginas tientan a cada uno de mis yos. Hasta que llegamos a nuestros límites. Y las llenamos. A la vez que ellas tiemblan abrumadas por el placer.
Beso a Yi en los labios. Yu se gira débilmente para besarme también. Aunque antes me da un fuerte mordisco en el hombro. Bueno, un poco más fuerte de lo normal. Tampoco es que me haga daño. Aunque sí deja una marca.
–Por malo– sentencia, antes de envolverme con sus brazos y besarme dulcemente.
Me quedo un rato con las dos en los brazos. El uso de los talismanes gemelos ha ejercido un poco de presión en sus meridianos. Pero nada grave. Aunque podría ser peligroso si lanzaran muchos seguidos de ese tipo. Claro que no tendrían suficiente qi para hacerlo.
Han consumido la mitad de su qi. Para conseguir un único ataque. De alguna forma, el qi se ha fusionado para crear de mayor calidad. No sé cómo funciona.
Se duermen en mis brazos. Soy reacio a devolverlas. Pero hay más esperando. Las beso dulcemente antes de dejarlas directamente sobre su cama. Son adorables dormidas. Tan calmadas. Parecen ángeles.