—Aun así, hay algunas maneras en que puedes demostrar tu lealtad, y eso hará desaparecer todas las dudas sobre tu fidelidad —dijo el rey—. Primero que todo, llamarás a ese subordinado tuyo... el mago de la tierra que también lucha con su cuerpo y luego harás que traiga a esos tres que invitaste a nuestras tierras. Si haces eso, todos olvidaremos esto.
Las palabras del rey hicieron que la atmósfera en el túnel cambiara, una aura inconfundible de hostilidad se intensificaba entre los invitados de la gente del mar, Seadir, Coraline y Sirenus. El ultimátum del rey, demandando la captura de los guerreros de la gente del mar, había incitado una intensa ira en ellos.
Los músculos de Seadir se tensaron, los dedos temblaban, insinuando el deseo de alcanzar su arma. Coraline mostraba una expresión decidida de seguir a Seadir sin importar qué, y Sirenus estaba listo para matar a todos en la habitación.