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100% Fuiste mi mejor invento / Chapter 2: capítulo 2: pulsera de luna

Capítulo 2: capítulo 2: pulsera de luna

Nick salió de la sala con el corazón acelerado, todavía convencido de que lo que había vivido era real. Emma. Ese nombre resonaba en su mente una y otra vez, y aunque el profesor había dicho que no existía nadie con ese nombre en su clase, Nick no podía sacársela de la cabeza. Quería respuestas, pero por ahora, debía concentrarse en otra cosa: el partido.

Decidió dirigirse al camarín para ver si iba a ser titular en el encuentro de esa tarde. Mientras caminaba hacia los vestuarios, su mente estaba dividida entre las jugadas del fútbol y el enigma de Emma. Al llegar, vio una lista pegada en la pared. Se acercó con la esperanza de ver su nombre en la alineación titular, pero al examinar más de cerca, su corazón se hundió. No estaba en la lista.

"Quizás todo fue parte de mi imaginación", pensó mientras tomaba asiento en la banca. Frustrado, sintió como el peso de sus emociones lo hundía. No solo había quedado en la banca, sino que la incertidumbre sobre la chica lo tenía mal.

El partido comenzó, pero Nick apenas prestaba atención. El coach gritaba instrucciones desde la línea lateral mientras el equipo universitario se imponía en el marcador. Sin embargo, Nick estaba desconectado, inmerso en sus propios pensamientos, preguntándose si Emma era real o solo un producto de su mente cansada.

Llegado el medio tiempo, hubo una nueva intervención de las porristas. Nick levantó la vista por primera vez desde que comenzó el partido, buscando desesperadamente a la chica que lo había hipnotizado. Pero no la vio. Emma no estaba allí, o al menos no podía encontrarla entre las demás.

Este no había sido su día. No fue titular, no encontró a la chica y ahora ni siquiera sabía si ella era real. Derrotado, se resignó a regresar a su casa. El fútbol no lo motivaba hoy, y la confusión mental lo tenía agotado. Apenas llegó a su habitación, se dejó caer sobre la cama y se quedó dormido.

Al día siguiente, Nick se despertó con la esperanza de que la chica apareciera en su clase de programación. Estaba decidido a encontrarla, convencido de que si había algo de verdad en lo que vivió, sería en esa aula. Llegó temprano y se sentó en la parte trasera del salón, con los ojos fijos en la puerta, esperando verla entrar.

Pasaron diez, quince, veinte minutos, pero Emma no aparecía. Media hora después, se rindió y dejó de mirar hacia la puerta. El aula estaba llena, pero la chica que lo había capturado con su mirada no estaba por ningún lado. Frustrado, decidió contarles a sus amigos lo que había pasado.

—Fue increíble— les dijo, con una mezcla de entusiasmo y desconcierto. —Cuando la vi pasar, todo fue como una escena de película. Se movía en cámara lenta y en mi mente solo podía escuchar los primeros 25 segundos de "Good Vibrations" de The Beach Boys— añadió, recordando el momento con lujo de detalles.

Sus amigos se echaron a reír. Aunque apreciaban su narrativa, les parecía una locura.

—¿Te das cuenta de lo surrealista que suena todo eso?— dijo uno de ellos entre risas.

Nick sonrió, aunque por dentro sentía que todo había sido demasiado vívido como para ser una simple fantasía.

 Esa noche, Nick llegó a casa agotado, con la mente todavía agitada por la incertidumbre. Se dejó caer en la cama y se quedó dormido casi de inmediato. De nuevo, empezó a soñar con el partido, con Emma y con esa extraña sensación de estar atrapado entre dos mundos.

Esta vez, en su sueño, el partido ya había terminado. Se acercaba a Emma, quien estaba parada cerca del campo, con la misma sonrisa que recordaba.

—¿Sabes quién soy?— le preguntó Nick, tratando de encontrar sentido a todo lo que había pasado.

Emma lo miró fijamente y sonrió.

—Sí, eres Nick, y estudias en esta universidad.

Nick se sorprendió. ¿Cómo lo sabía?

—¿Cómo me conoces?— preguntó, desconcertado.

—Tú me contaste— respondió Emma con naturalidad. —Antes de invitarme a la fiesta de bienvenida.

Nick estaba más confundido que nunca.

—¿Emma?— preguntó, esperando que la respuesta aclarara todo.

—Sí, soy yo— respondió ella, su voz suave pero firme.

Nick comenzó a dudar de si todo esto era real o simplemente otro sueño. Pero antes de que pudiera hacer más preguntas, Emma le dijo algo que lo dejó aún más atónito.

—Tranquilo, Nick. Yo te tengo un regalo— dijo, sacando una pulsera con forma de luna y colocándola en la muñeca. —Mientras tengas esto, podremos comunicarnos y descubrir qué es lo que pasa entre nosotros.

—Entonces... ¿eres parte de un sueño o eres real?— preguntó Nick, sintiendo que la realidad se desvanecía a su alrededor.

Antes de que pudiera obtener una respuesta, un fuerte sonido lo sacó de su trance.

Ting... ting... ting. El despertador de Nick sonó, y con un sobresalto, se dio cuenta de que era de nuevo hora de ir a clases. Se levantó rápidamente y se fue a duchar, tratando de sacudir el sueño de su mente.

Pero mientras se miraba en el espejo, se quedó helado. Ahí estaba. En su muñeca, la misma pulsera con forma de luna que Emma le había dado en el sueño.

Nick la tocó, incrédulo, preguntándose si alguna vez volvería a distinguir entre lo real y lo imaginario.


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