—¡Argh! —gritó el líder sintiendo su cuerpo siendo quemado por algo más fuerte que el fuego, y el dolor hizo que su cuerpo se retorciera en el suelo. Xu Xiang solo hizo un corte superficial en su brazo, pero fue más doloroso que si le hubiera cortado el brazo directamente.
—¡Argh!
Al oír los gritos del líder, los demás entraron en pánico. Sus voces eran roncas, y tosían continuamente cuando llamaban al líder.
—¡Jefe!
El líder siguió gritando de dolor hasta que la corriente eléctrica en su cuerpo desapareció. Xu Xiang miró al líder tendido en el suelo debilmente, cubierto de sudor frío y suciedad. No preguntó hasta que su ritmo cardíaco se desaceleró.
—¿Quién eres? ¿Por qué reclamas este lugar como tu territorio? —inquirió él.