{Zephyra}
La luz de la tarde se filtraba a través de las cortinas contra las ventanas del estudio de Zephyra, tiñendo la habitación de suaves púrpuras y azules que hacían juego con sus ojos de amatista.
Se sentaba en su escritorio ornamentado, sumida en lo que tenía que ser la competencia de miradas más intensa de su vida.
El lagarto se asentaba sobre una pila de libros de hechizos, sus ojos vidriosos fijos en los de ella con una inteligencia inquietante. Para algo que había estado muerto hace apenas unas horas, parecía notablemente... Descarado.
«Soy la Hechicera de la Corte de Syux», pensaba, negándose a perder el contacto visual con la pequeña criatura. «Maestra de las artes arcanas, consejera del rey, la mujer más joven en ocupar este puesto. NO me intimidará un reptil antes muerto».
La lengua del lagarto se proyectaba afuera.