En algún lugar de otro país, una vasta mansión rodeada por una hermosa vegetación...
Un hombre alto y bien construido, en sus veintitantos años, vestido con una camisa negra y pantalones a la medida, se encontraba junto a la pared de cristal del estudio en el primer piso, con las manos metidas casualmente en los bolsillos. Observaba el exuberante jardín abajo, que se extendía a lo largo del lado frontal de la grandiosa mansión en la que residía.
Un hombre en un traje gris claro, que parecía tener cuarenta años, entró en el estudio y echó un vistazo a la figura solemne que estaba junto a la ventana.
La alta figura junto a la ventana reconoció su llegada con una mirada por encima del hombro, su perfil lateral afilado y atractivo sombreado a pesar de la luz del sol que entraba desde el exterior.
—He recibido noticias de que alguien está investigando a Aiden Handrix —informó el recién llegado.