—Te han atrapado. —La sonrisa de Serena era juguetona mientras rodeaba con sus brazos a Aiden, quien parecía apenas lograr mantenerse erguido.
Aiden miró hacia abajo al brazo que lo sostenía mientras tomaba un sorbo de su café, sus cejas frunciéndose ligeramente en una confusión leve. —¿Atrapado haciendo qué exactamente? —preguntó, su voz teñida de sospecha.
Los ojos de Serena se movieron rápidamente por la habitación, como si estuviera a punto de revelar un secreto muy guardado. Se inclinó más cerca y susurró:
—Has estado escondiendo algo, y ahora todo está saliendo a la luz... Tú, Aiden Hawk, no eres más que un simple humano.
—¿Ah sí? Y ¿cómo, puedo preguntar, has llegado a esa errónea conclusión? —preguntó él con un atisbo de diversión.
—Es ese café. Apenas te mantiene en pie. Tsk tsk. Comportamiento clásico humano.
Cuando Aiden se hubiera girado para volver a la habitación, Serena lo giró hacia la salida, caminando hacia la salida: