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—Debe estar ocupado con asuntos de la vida real —Song Min tampoco estaba seguro, revisó el fondo de pantalla de su teléfono y casi todas las semanas enviaba algunos mensajes a Bai Jian, docenas de ellos, y la otra parte ni siquiera los miraba. Últimamente, ni siquiera había iniciado sesión en la aplicación.
—Cierto —asintió Bai Shaoqi—. Probablemente es miembro de algún laboratorio. Nuestras pequeñeces no son algo de lo que se preocupe.
Solo queda desconocido qué laboratorio había engendrado tal talento monstruoso.
—¿Las preguntas de examen puestas por Jiangjing para este examen conjunto? —Song Min volvió a la página, su voz fría.
—Escuché que son muy difíciles —La Escuela Secundaria de Beicheng siempre tenía noticias adelantadas y Bai Shaoqi había oído a los profesores mencionarlo, sonrió—. Pero esta vez se trata de materias integradas, y las matemáticas no se centran tanto en funciones como la última vez. No te preocupes, es tu terreno.
Por supuesto.