La nave de la Mano se movía a través del vacío estelar con una tranquilidad engañosa. A bordo, Rivon estaba completamente inmerso en su nueva vida como ciudadano del Imperio, aunque su papel era mucho más que eso. Desde que había demostrado sus habilidades en combate y en el control de situaciones extremas, su ascenso dentro de las filas de los Ascendidos parecía inevitable.
El sonido de los motores resonaba de fondo mientras Rivon caminaba por los fríos pasillos de la nave, dirigiéndose a su nueva asignación. Las paredes metálicas reflejaban la luz tenue, y los ecos de los pasos de los legionarios y otros soldados resonaban a lo largo del pasillo. El ambiente era tenso, ya que la nave se estaba preparando para el siguiente conflicto.
Rivon había sido llamado al centro de mando, donde los altos oficiales de la Mano de Krion se reunían para discutir los próximos movimientos. Sabía que una nueva misión estaba por comenzar, y el tiempo de descanso pronto terminaría.
Al llegar al centro de mando, Rivon fue recibido por una sala llena de estrategas militares, comandantes Ascendidos y otros altos cargos. Los mapas holográficos proyectaban los detalles de los sectores que debían asegurar en el próximo ataque. Las estrellas distantes parpadeaban en el fondo de la imagen proyectada, y las posiciones de las fuerzas enemigas se veían claramente marcadas.
— Los Shak'Thor aún mantienen un fuerte control sobre los sectores exteriores de Krion V — explicó el comandante, señalando los puntos en el mapa. — Nuestra tarea será abrirnos paso a través de sus defensas para asegurar los centros de mando restantes. Esta operación será crítica para el control completo del sistema.
Rivon permaneció en silencio, observando el mapa con detenimiento. Sabía que Krion V sería un desafío mayor que los combates anteriores. Las fuerzas alienígenas se habían atrincherado profundamente, y sus defensas eran más avanzadas en este planeta. Sin embargo, Rivon estaba impaciente por entrar en acción. Cada misión le daba la oportunidad de perfeccionar su destreza, su control, y alimentar el poder que sentía dentro de él.
— Rivon — dijo el oficial al mando, dirigiéndose directamente a él. — Serás parte del equipo de infiltración. Tu tarea será desactivar los sistemas de defensa orbital para que nuestra flota pueda bombardear las posiciones enemigas desde la órbita. No podemos permitir que los Shak'Thor retengan el control sobre sus defensas aéreas.
Rivon asintió sin dudarlo. La infiltración no era algo nuevo para él, y sabía que esta misión requeriría un enfoque preciso y letal. Se le asignó un equipo de Ascendidos Menores, todos ellos entrenados en operaciones de alto riesgo. Aunque Rivon ya había destacado entre ellos por su habilidad y brutalidad en combate, en esta misión tendría que demostrar de nuevo por qué era uno de los más prometedores.
Después de la reunión, Rivon se dirigió hacia la sala de armería para prepararse. Las puertas metálicas se abrieron con un silbido, revelando las filas de armaduras, rifles y espadas de energía listas para ser usadas en la batalla. Rivon se acercó a su nueva armadura, una versión mejorada de la que ya había utilizado, diseñada específicamente para operaciones de infiltración.
Al colocarse la armadura, Rivon sintió cómo se fusionaba perfectamente con su cuerpo. Cada pieza estaba hecha a medida, diseñada para soportar el entorno hostil de Krion V y las feroces defensas de los Shak'Thor. El sistema de armas de su armadura le permitía tanto un combate cuerpo a cuerpo devastador como un poder de fuego suficiente para eliminar a los enemigos desde la distancia.
Antes de partir, Rivon se tomó un momento para visualizar su misión. Sabía que cada paso sería crucial, y aunque su equipo era fuerte, la diferencia entre la victoria y el fracaso recaía en su capacidad para liderarlos a través de las líneas enemigas. La guerra había forjado su voluntad de hierro, y sabía que la única opción era avanzar sin titubeos.
Rivon, completamente armado y listo para la misión, avanzaba por los pasillos de la nave hacia la plataforma de despliegue. Los Ascendidos Menores que formarían parte de su equipo ya estaban esperándolo, revisando sus armas y preparándose para el combate. El ambiente estaba cargado de tensión, pero también de una calma casi ritual. Sabían que cada misión podía ser la última, pero habían aceptado su destino en este universo cruel.
La plataforma estaba envuelta en una luz tenue cuando el comandante Ascendido dio la señal. Las compuertas se abrieron con un estruendo metálico, revelando las naves de infiltración, preparadas para transportarlos a la superficie de Krion V. El frío aire espacial se filtraba ligeramente en el interior de la nave, un recordatorio constante del vacío mortal que los rodeaba.
Rivon y su equipo abordaron rápidamente las naves de transporte, que despegaron hacia la atmósfera del planeta. El vuelo fue silencioso, salvo por el zumbido de los motores y el ocasional intercambio de miradas entre los soldados. Rivon estaba completamente concentrado. Sabía que esta misión requería precisión absoluta. No habría margen para errores.
A medida que se acercaban al planeta, Krion V se reveló como un mundo cubierto de ruinas y paisajes desolados. El cielo estaba oscurecido por nubes tóxicas, y los restos de las antiguas ciudades parecían esqueletos retorcidos que se alzaban hacia el horizonte. Los Shak'Thor habían tomado el control de vastas áreas industriales, utilizando las fábricas y plantas de energía para reforzar sus defensas.
Las naves de transporte se deslizaron por el aire, evitando las zonas más vigiladas por los enemigos. Finalmente, aterrizaron en un punto estratégico cercano a una estación de energía que necesitaban desactivar para deshabilitar los sistemas de defensa orbital de los Shak'Thor.
Rivon salió de la nave, seguido por su equipo. El aire era denso y difícil de respirar, pero sus armaduras les proporcionaban la protección necesaria. Se movieron rápidamente por el terreno accidentado, buscando puntos de acceso a la instalación enemiga. Sabían que la infiltración requería tanto sigilo como velocidad, y que la detección temprana podría comprometer la misión.
A medida que avanzaban, Rivon no podía dejar de notar cómo sus sentidos se habían agudizado desde que había comenzado a usar la nueva armadura. Su capacidad para percibir amenazas y leer el entorno era mucho mayor, algo que los Ascendidos a su alrededor también parecían notar. Pero ninguno dijo nada. Sabían que en el campo de batalla, lo único que importaba era la eficacia.
El equipo llegó a una entrada secundaria de la planta de energía. Los Shak'Thor habían fortificado el lugar, pero no esperaban un ataque directo en ese momento. Rivon ordenó a dos de los Ascendidos que se adelantaran para neutralizar a los guardias antes de que pudieran dar la alarma.
Los dos Ascendidos se movieron como sombras, eliminando a los Shak'Thor con precisión letal. Rivon se adelantó con el resto del equipo, y en cuestión de segundos, habían asegurado la entrada.
— Iniciemos el procedimiento de desactivación — ordenó Rivon, su voz firme a través del comunicador. Sabía que el reloj estaba en marcha.
Mientras los especialistas comenzaban a trabajar en los sistemas de la planta, Rivon se mantuvo vigilante. A su alrededor, el ambiente era opresivo. Las máquinas de la planta zumbaban con un poder desconocido, y la sensación de estar en un territorio hostil era palpable. Sabía que los Shak'Thor no tardarían en darse cuenta de su presencia.
De repente, un sonido sordo resonó en el complejo. Rivon miró hacia las pantallas de su armadura: habían sido detectados. Sin perder tiempo, los Ascendidos se prepararon para el combate, levantando sus rifles y adoptando posiciones defensivas.
Rivon sintió la adrenalina correr por sus venas. Sabía que se avecinaba una batalla dura, pero también sabía que su equipo estaba listo. Los Shak'Thor no tardarían en llegar, y cuando lo hicieran, Rivon estaría allí, esperando con el mismo deseo de destrucción y control que lo había llevado hasta ese punto.
El sonido de pasos pesados resonaba en los túneles cercanos. Rivon y su equipo de Ascendidos permanecían en alerta mientras los Shak'Thor comenzaban a acercarse a su posición. La infiltración había sido descubierta, y ahora la única opción era luchar para completar la misión.
— Posiciones defensivas, ya — ordenó Rivon con calma, mientras los soldados se dispersaban por los alrededores, cubriéndose tras columnas y escombros.
El zumbido de las armas energéticas llenaba el aire mientras los Ascendidos se preparaban para lo inevitable. Los Shak'Thor no eran simples adversarios. Estas criaturas alienígenas, masivas y brutales, avanzaban con determinación, sus cuerpos cubiertos por una biotecnología extraña y mortal.
Rivon ajustó su rifle de energía y lo alzó, apuntando hacia el corredor por donde los enemigos aparecerían en cualquier momento. En su mente, todo se aclaraba. Sabía que no había lugar para la piedad ni para el error. La brutalidad era lo único que funcionaba en un campo de batalla como este.
Un estruendo anunció la llegada de los Shak'Thor, que avanzaban rápidamente por el pasillo. Sus rugidos y los pesados golpes de sus pasos parecían hacer temblar las paredes del complejo. Rivon fue el primero en disparar, lanzando una ráfaga de proyectiles que impactaron en los primeros enemigos, derribándolos con precisión mortal.
La batalla estalló en un caos de disparos y gritos. Los Ascendidos respondían con frialdad, eliminando a los Shak'Thor uno por uno, pero los alienígenas seguían llegando, más numerosos y feroces con cada momento que pasaba.
Rivon, siempre en la primera línea, descargaba su rifle y se lanzaba al combate cuerpo a cuerpo cuando los enemigos se acercaban demasiado. Su espada de energía brillaba mientras cortaba a los Shak'Thor con una precisión y fuerza abrumadoras. El crujido de huesos y el chisporroteo de la tecnología alienígena al ser destruida llenaban el aire.
A pesar de la ferocidad del ataque enemigo, Rivon mantenía el control. Cada enemigo caído lo alimentaba, no solo físicamente, sino también emocionalmente. Sentía que su poder crecía con cada golpe, con cada vida arrebatada en el calor de la batalla. Los gritos de los Shak'Thor moribundos eran como música para él, un recordatorio constante de su superioridad.
El combate se prolongó, pero poco a poco, los Ascendidos comenzaron a ganar terreno. Rivon era una fuerza imparable, avanzando sin detenerse, abatiendo a los alienígenas con una facilidad que parecía casi antinatural. Finalmente, cuando el último Shak'Thor cayó, el pasillo quedó en silencio, salvo por el zumbido lejano de la maquinaria en funcionamiento.
El equipo tomó un momento para recobrar el aliento. Rivon, sin embargo, no estaba interesado en el descanso. Sabía que el tiempo era crucial, y que la misión no estaba completa. Se volvió hacia los especialistas, que ya estaban terminando la desactivación del sistema de defensa orbital.
— ¿Cuánto falta? — preguntó Rivon, su voz firme a pesar de la batalla reciente.
— Unos minutos más, señor — respondió uno de los técnicos mientras trabajaba en la terminal alienígena.
Rivon asintió, su mirada fija en el corredor por el que habían llegado los Shak'Thor. Sabía que más podrían llegar en cualquier momento, y no podían permitirse otra batalla tan larga. Mientras esperaba, sintió la adrenalina aún corriendo por su cuerpo, pero también algo más profundo: un deseo insaciable de más. Más combate, más poder, más control.
Finalmente, el técnico dio la señal.
— Sistema desactivado. La flota orbital puede atacar ahora.
Rivon se incorporó rápidamente y activó su comunicador.
— Aquí equipo de infiltración. Objetivo asegurado. Sistemas de defensa orbital desactivados. Procedan con el ataque.
Desde el otro lado de la línea, una voz respondió.
— Recibido. El bombardeo comenzará en breve. Buen trabajo, Ascendido.
Rivon asintió una vez más, satisfecho. El primer paso de la misión había sido completado.