La oficina de **Glitch Games Inc.** estaba en pleno auge tras el éxito de **Rebirth: Dystopian Era**, pero para Robert, cada triunfo era otro recordatorio de su incapacidad para perder dinero. Sentado en su despacho, observaba el creciente saldo de la empresa y sentía una frustración creciente. **"Todo lo que hago se convierte en un éxito"**, murmuraba para sí mismo, mientras su ceja, como de costumbre, temblaba ligeramente.
Sabía que tenía que cambiar de táctica, y entonces una idea cruzó su mente: **Carlos**. Carlos había sido instrumental en el éxito de los juegos, pero tal vez, si lo desviaba a otro sector, podría finalmente perder el dinero que tanto buscaba gastar. Pero no podía forzar el cambio. Necesitaba que la idea viniera de Carlos… o al menos hacer que Carlos pensara que había sido suya.
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Un día, Robert llamó a Carlos a su oficina. El joven diseñador gráfico entró con una sonrisa, asumiendo que iban a hablar sobre el siguiente juego o alguna actualización del actual.
"Siéntate, Carlos", dijo Robert, intentando sonar relajado. "Hay algo de lo que quiero hablar contigo."
Carlos se acomodó en la silla, curioso. Robert lo miró fijamente antes de soltar la pregunta clave:
"Carlos, ¿hay algo que siempre te hubiera gustado hacer… aparte de videojuegos?"
La pregunta sorprendió a Carlos, quien lo miró con los ojos entrecerrados, pensando en la respuesta. "Bueno, nunca me lo había planteado, pero…", comenzó a decir. "La verdad es que siempre me ha interesado el mundo de la moda. No sé mucho al respecto, pero he pensado que algún día sería divertido tener mi propia tienda de ropa."
Robert sintió un destello de esperanza. **"¡Moda! Un sector completamente diferente del que Carlos no sabe nada!"**, pensó emocionado. Esto podría ser la clave para perder finalmente una fortuna.
"¿Moda, dices?" preguntó Robert, fingiendo interés. "Eso suena… fascinante. ¿Alguna vez has pensado en hacerlo de manera más seria?"
Carlos se encogió de hombros. "La verdad es que no tengo mucha idea de cómo empezar. No sé nada sobre moda, pero siempre he querido intentarlo. Aunque supongo que es un mundo complicado…"
Robert se inclinó hacia adelante en su silla, ya sintiendo el éxito de su plan. "¿Y si te dijera que puedo ayudarte a hacer realidad ese sueño?" Carlos levantó las cejas, claramente sorprendido. "Puedo financiar un nuevo proyecto para ti, una tienda de moda, o cualquier otra idea que tengas en mente fuera de los videojuegos. Podríamos abrir una nueva rama de **Glitch Games Inc.** dedicada a un sector completamente diferente."
Carlos se quedó sin palabras durante unos segundos. "¿De verdad? Pero… ¿no es un riesgo para la empresa? No sé si…"
"¡Para nada!", lo interrumpió Robert, con una sonrisa que ocultaba sus verdaderas intenciones. "Es una gran oportunidad para expandirnos y explorar nuevos mercados. Además, confío en ti. Ya has demostrado ser un gran profesional en los videojuegos, y estoy seguro de que te irá igual de bien en cualquier cosa que te propongas."
Carlos sonrió tímidamente. "Bueno, siempre he querido probar algo nuevo… y si tú lo dices, supongo que podemos intentarlo."
"¡Exacto!", dijo Robert, mientras se frotaba las manos disimuladamente.
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Unos días después de su conversación con Carlos, Robert decidió que el proyecto de la tienda de moda debía empezar cuanto antes. Lo veía como su mejor oportunidad para finalmente gastar grandes sumas de dinero sin generar ganancias. Carlos estaba emocionado, pero también visiblemente nervioso. Sabía mucho de videojuegos, pero el mundo de la moda era un terreno completamente nuevo para él.
Robert, por su parte, estaba encantado con esa falta de experiencia. **"Esto tiene que funcionar"**, pensaba, mientras se preparaba para la primera visita al local donde abrirían la tienda de moda de **Glitch Fashion Inc.**
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Cuando Robert y Carlos llegaron al lugar, lo que encontraron fue un espacio pequeño, descuidado y en mal estado. Las paredes estaban sucias, el suelo necesitaba urgentemente ser reemplazado, y la iluminación era pésima. Carlos miró el lugar con una mezcla de duda y esperanza, mientras Robert no podía dejar de sonreír. **"Perfecto"**, pensó, **"este sitio está destinado al fracaso."**
"Bueno, Carlos", dijo Robert, mientras caminaba por el lugar, "aquí tienes. Es tu oportunidad de brillar. ¿Qué piensas hacer con este espacio?"
Carlos lo miró un momento, intentando visualizar la tienda. "Bueno, supongo que podríamos empezar con una renovación completa. Necesitamos cambiar el suelo, pintar las paredes, instalar nuevas luces… y claro, hay que hacer algo con el escaparate para que llame la atención."
Robert asintió, pero en su mente, cada una de las sugerencias de Carlos era una oportunidad para gastar más dinero. **"Eso suena bien"**, dijo Robert. "Pero no te preocupes por el presupuesto. Lo que necesites, lo tendrás."
Carlos, animado por las palabras de Robert, comenzó a hacer una lista de todo lo que necesitarían para la renovación del local. "Creo que lo mejor sería contratar a un diseñador de interiores", sugirió Carlos. "Alguien que entienda de moda y pueda crear un ambiente elegante y moderno."
Robert asintió de nuevo. **"Contratar a un diseñador… perfecto. Eso va a costar una fortuna."** Pero por supuesto, Robert no podía mostrar su verdadero entusiasmo por los gastos, así que solo respondió: "Me parece una excelente idea. No escatimemos en nada. Haz que este lugar se vea espectacular."
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La primera semana del proyecto fue un caos de renovaciones. Carlos, con ayuda de Amanda, contrató a un equipo de diseñadores de interiores y arquitectos para transformar el local en una tienda de alta gama. Los pisos de mármol reemplazaron el antiguo suelo desgastado, las paredes fueron pintadas en tonos neutros y elegantes, y se instalaron luces colgantes que daban al lugar un toque sofisticado. Además, las vitrinas se llenaron de maniquíes con los primeros diseños que Carlos había encargado a un pequeño grupo de modistas.
Mientras el proyecto avanzaba, Carlos se mostraba más emocionado cada día, pero también más nervioso. **"Espero que esto funcione"**, le decía a Robert cada vez que revisaban los avances.
Robert, por su parte, no podía ocultar su satisfacción interna. **"Mientras más gastemos, mejor"**, pensaba. El proyecto estaba consumiendo fondos rápidamente, y eso era exactamente lo que él quería. Incluso sugirió añadir un área de "experiencia de cliente", una zona donde los compradores pudieran sentarse a tomar café mientras miraban los catálogos, lo que sumaría más costos al proyecto.
"¿Crees que es necesario?" preguntó Carlos, un poco inseguro.
"Por supuesto", respondió Robert, sin dudarlo. "Queremos que los clientes se sientan como si estuvieran en una boutique exclusiva. Añadir una cafetería solo aumentará esa sensación de lujo. Hazlo."
Carlos aceptó, confiando en el criterio de Robert. **"Si Robert lo dice, debe tener razón"**, pensó, mientras se anotaba la idea en su libreta.
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Cuando la tienda estuvo finalmente lista para abrir, Robert y Carlos decidieron visitarla antes de la inauguración oficial. Al entrar, Carlos no podía creer lo que veía. El local había pasado de ser un sitio en ruinas a un espacio digno de una boutique de lujo. Las vitrinas brillaban con luces elegantes, y los maniquíes vestían prendas modernas y llamativas, diseñadas para un público exclusivo.
Robert recorrió la tienda, observando cada rincón con ojos críticos. **"Todo esto ha costado una fortuna"**, pensaba, mientras sonreía por dentro. **"Finalmente, algo que tiene que fracasar. La ropa es ridículamente cara, y el público objetivo es limitado. No puede salir bien."**
"¿Qué opinas, Robert?" preguntó Carlos, nervioso por la reacción de su jefe.
"Es… impresionante", dijo Robert, manteniendo su sonrisa, aunque en realidad estaba convencido de que todo ese lujo sería lo que terminaría hundiendo el proyecto.
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La inauguración de **Glitch Fashion Inc.** fue un evento exclusivo, con una lista de invitados cuidadosamente seleccionada. Aunque Carlos seguía sintiéndose inseguro sobre el éxito del proyecto, Robert estaba confiado de que todo ese gasto y la falta de experiencia en el sector de la moda llevarían al desastre.
Mientras observaba a los invitados explorar la tienda y mirar las prendas con curiosidad, Robert no podía dejar de imaginar el fracaso que estaba por venir. **"Todo esto es demasiado caro y exclusivo. No tiene sentido. No hay manera de que funcione."**
Carlos, por otro lado, caminaba nervioso entre los clientes, escuchando sus comentarios y observando las reacciones. Para él, todo era una mezcla de emoción y miedo. Sabía que había invertido mucho, pero confiaba en que con el apoyo de Robert, la tienda podría prosperar.
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A medida que pasaban los días tras la inauguración, las ventas empezaron lentamente. Los clientes que entraban en la tienda solían mirar, admirar las prendas, pero pocas veces compraban algo. Esto tranquilizaba a Robert. **"Perfecto. Las cosas están saliendo como esperaba. Gastos descomunales y pocas ventas"**, pensaba, mientras revisaba los primeros informes de la tienda.
Pero Carlos no se rendía. Decidió que era hora de hacer algunos ajustes, y Robert no pudo evitar reírse internamente al ver cómo se esforzaba por salvar algo que, a sus ojos, estaba destinado al fracaso.