Es aquí dijo Ian, aunque algo en su mente le advertía que no todo era lo que parecía.
Le indicó a Tarek que intentara mover la piedra, pero no pasó nada. Incluso utilizando magia de tierra, Tarek no logró desplazarla. Ambos se miraron con cautela. Después de unos minutos de inspección, Ian notó algo fuera de lugar: una pequeña marca en una de las piedras cercanas, casi invisible en la oscuridad del océano. Se acercó, examinando más de cerca, y descubrió un mecanismo oculto bajo una capa de musgo marino.
Con un giro suave y preciso, activó el mecanismo. El suelo bajo ellos tembló levemente, y una pequeña entrada secreta se abrió frente a ellos, revelando un túnel que descendía aún más profundo en el fondo marino.
Esto es lo que estábamos buscando murmuró Ian mientras intercambiaba una mirada con Tarek. Ten cuidado, podríamos enfrentarnos a trampas o ser detectados.
Ian y Tarek avanzaron con cautela a través del túnel submarino hasta llegar a lo que parecía una cámara, una especie de sala iluminada tenuemente por cristales que brillaban débilmente. Frente a ellos, en el centro de la habitación, se encontraba un pedestal de piedra sobre el cual descansaba una estructura que parecía una computadora, que emanaba un tipo de onda mágica poderosa.
Y allí, frente a esa "computadora mágica", el alma de la líder sirena, flotaba débilmente. A pesar de su estado etéreo, sus movimientos eran frenéticos, casi desesperados, mientras manipulaba las inscripciones flotantes en el aire, tratando de establecer una conexión.
Ian y Tarek se escondieron en la sombra, observando cuidadosamente desde la distancia.
Está intentando comunicarse con alguien susurró Tarek a través del vínculo mental. Su energía está al límite, pero está volcando todo lo que le queda en este intento.
Ian asintió, sus ojos se entrecerraron mientras analizaba la situación. No era prudente interferir aún; primero quería saber qué información podía obtener.
De repente, la luz de la "computadora" brilló intensamente, y una figura apareció en la pantalla flotante. Era otra sirena, una de apariencia similar, con ojos afilados y un aura que demostraba poder. Era evidente que no era una sirena cualquiera, sino alguien con una una fuerza comparable a la de ella. Su expresión, sin embargo, era sombría.
¡Finalmente! exclamó, dejando entrever un atisbo de alivio en su tono. Por favor, necesito tu ayuda. Mi ciudad ha sido invadida. No hay tiempo. He tenido que sacrificar mi cuerpo y parte de mi alma para escapar y la ciudad ha sido capturada. Debes llevar esta información al rey inmediatamente. Necesitamos que el ejército venga a masacrar a estos invasores.
La otra sirena, sin embargo, no respondió de inmediato. En cambio, su mirada se suavizó con una mezcla de tristeza y preocupación.
Sora… puede que no lo sepas, pero no has sido la única que ha sido invadida.
Sora se quedó helada por un momento. El brillo que emanaba su forma espiritual pareció titubear, como si la noticia misma hubiera drenado lo poco que le quedaba de fuerza. Su voz salió rota, casi incrédula.
¿Qué… qué quieres decir?
La líder de la otra ciudad suspiró, su expresión reflejando la gravedad de la situación.
Nos han atacado también. Toda la región de las sirenas está bajo asedio. Es un plan coordinado. Los invasores no solo han venido por tu ciudad, Sora, sino por todas. Mi propia ciudad a caído. Logré escapar por un pelo, usando un artefacto antiguo para teletransportarme lejos del peligro… pero he visto lo suficiente como para saber que esto es mucho más grande de lo que pensábamos.
Ian observaba atentamente desde las sombras, procesando la conversación.
Sora, visiblemente perturbada, intentó retomar el control de la situación, pero su voz era débil. ¿El rey sabe de esto? ¿Ya ha movilizado al ejército?
La sirena en la pantalla negó con la cabeza, su semblante sombrío. Aún no hemos podido contactar al rey. La comunicación en gran parte del territorio ha sido cortada. Estamos fragmentados, dispersos, y los invasores lo saben. Tienen un plan claro, Sora. No es una simple conquista. Nos están diezmando, y hasta ahora, no hemos podido responder.
Las palabras de la otra sirena cayeron como un peso sobre los hombros de Sora. La esperanza que había mantenido hasta ese momento se desmoronaba. No solo había perdido su cuerpo, su ciudad, y gran parte de su alma, sino que ahora parecía que la situación era mucho más desesperada de lo que había imaginado.
No puede ser… susurró Sora. Si el rey no sabe… si no hay refuerzos…
El fragmento de su alma parpadeó, como si estuviera al borde de desvanecerse, pero la voluntad de Sora aún era fuerte. Giró hacia la otra sirena con desesperación en sus ojos etéreos.
Entonces, ¿qué hacemos? preguntó. No podemos rendirnos. Debemos resistir, debemos… debemos encontrar una manera de contraatacar. ¿Tienes algún plan?
La otra sirena asintió lentamente, aunque su rostro mostraba preocupación. Lo único que podemos hacer ahora es escondernos, reagruparnos. Tratar de contactar a los otros líderes que hayan sobrevivido. No podemos enfrentarnos a ellos abiertamente, no en este momento. Necesitamos tiempo, y debemos encontrar la manera de detenerlos.
Ian, escuchando desde su escondite, sonrió con sutileza. Tiempo... esa era la clave. Si las sirenas estaban debilitadas y dispersas, eso significaba que los invasores habían tenido éxito en romper sus líneas de comunicación y organización. Pero Ian también sabía que cuanto más tiempo lograran las sirenas reagruparse, más peligrosa podría volverse la situación para él y sus propios planes.
Tarek, mientras tanto, le envió un pensamiento. Si quieren tiempo, debemos evitar que lo consigan.
Ian asintió mentalmente, su mirada afilada nunca abandonando a las dos sirenas en la conversación.
Aún no respondió Ian a Tarek. Dejemos que terminen de hablar. Luego decidiremos nuestro próximo paso.
Sora volvió a hablar, tratando de mantener la calma. ¿Dónde estás ahora? ¿Hay alguna manera de reunir a más de las nuestras?
La otra sirena miró a su alrededor, visiblemente incómoda. Estoy en un lugar seguro por ahora, pero no puedo quedarme aquí mucho tiempo. Necesitaré moverme pronto… Mantendremos el contacto, pero debes esconderte, Sora. No dejes que encuentren lo que queda de ti.