Ian lo miró con curiosidad, mientras el elfo continuaba:
"Puedes viajar solo, atravesando el imperio por tu cuenta, pero tomará mucho tiempo. Incluso con tus habilidades, cruzar el terreno del imperio es desafiante. Otra opción es usar los portales de teletransportación, pero te advierto que son extremadamente caros. Pagarás una fortuna en núcleos si decides tomar esa ruta."
Ian meditó sobre las opciones mientras el elfo agregaba un último punto:
"La opción más común es esperar los buques de transporte que pasan por Hikari-Tek. Estos buques son un tipo de naves gigantes que pueden volar y transportan miles de personas a la vez. El Imperio los utiliza para mover a los aventureros y sus propios ejércitos hacia la ciudad imperial. Sin embargo, tendrías que esperar a que lleguen, lo que podría demorar algunos días."
Ian había escuchado sobre estos buques de transporte durante su tiempo en Hikari-Tek. Sabía que eran inmensos, lo suficientemente grandes para llevar contingentes masivos de tropas y aventureros a lo largo del territorio. Aunque la espera no era algo que le agradara, también reconocía que viajar con ellos sería mucho más conveniente y económico que utilizar un portal de teletransportación.
Mientras el elfo detallaba las opciones, Ian reflexionaba. A pesar de su impaciencia por empezar a explorar el semi plano, entendía que debía actuar con precaución. Había muchos aventureros poderosos involucrados, y el Imperio estaba claramente tomando medidas estrictas para asegurar el control del semi plano.
"Esperaré los buques de transporte," respondió finalmente. "Será la mejor opción para evitar problemas innecesarios."
El elfo asintió, entendiendo era esa era la mejor condición decisiones estratégicas.
"Estarán aquí en pocos días. No te preocupes, son puntuales y muy seguros."
Ian asintió en silencio, agradeciendo la información. Sabía que este nuevo mundo ofrecía una oportunidad única, pero también debía prepararse para lo inesperado. Ahora, solo quedaba esperar el momento indicado para partir hacia la capital imperial y comenzar su exploración en el misterioso mundo acuático del semi plano.
Una semana después, la ciudad de Hikari-Tek estaba más activa que nunca. Había un frenesí palpable en el aire. Comerciantes gritaban sus ofertas, las tiendas estaban llenas de personas comprando provisiones y todo tipo de equipo, y los aventureros llenaban las calles, todos preparándose para abordar el buque de transporte que se acercaba. Aquella tarde, una enorme mancha oscura apareció en el cielo, moviéndose con la majestuosidad de una criatura colosal. Conforme se acercaba, la forma masiva del buque de transporte se volvió más clara, mostrando su impresionante tamaño y estructura. Aunque la llamaban "buque de transporte", esta nave estaba equipada con toda clase de armamento defensivo, diseñado para repeler ataques de piratas, ladrones, o bestias de alto nivel. Era, sin duda, una obra maestra de ingeniería mágica y tecnológica.
Ian observó en silencio desde las afueras de la ciudad cómo la nave descendía lentamente y se detenía justo fuera de los límites de Hikari-Tek. No quería llamar demasiado la atención, pero la emoción era difícil de ocultar. Rápidamente reservó su boleto para el viaje, asegurándose de no perder esta oportunidad de viajar directamente a la ciudad imperial, donde se encontraba el portal.
Al día siguiente, la nave zarpó y Ian, a bordo, no pudo evitar quedarse asombrado por el interior del buque. Al entrar, la vista era sobrecogedora: los pasillos se extendían por lo que parecía ser una eternidad, con luces mágicas iluminando cada rincón. El lugar era tan vasto que parecía una pequeña ciudad flotante, con tiendas, restaurantes y áreas de descanso para los viajeros. Ian se guió por un mapa holográfico hasta su habitación, que, aunque modesta, tenía todas las comodidades que necesitaba para el largo viaje.
Durante la semana en que estuvieron en el aire, Ian observó la dinámica de los demás pasajeros. Aventureros, mercaderes, nobles e incluso soldados imperiales llenaban la nave.
Finalmente, tras una semana de viaje, la nave llegó a su destino: la
ciudad imperial. Desde el momento en que Ian puso un pie fuera de la nave, supo que había llegado a un lugar completamente diferente a cualquier otro que hubiera visto antes. La ciudad se extendía ante él, interminable, con rascacielos que tocaban el cielo, llenos de luces, energía mágica y tecnología avanzada. En cada esquina, podía ver la mezcla perfecta de lo mágico y lo tecnológico, funcionando en armonía para crear una metrópoli verdaderamente impresionante.
Ian sonrió para sí mismo. Inmediatamente comprendió que esta ciudad imperial era un lugar perfecto para obtener los puntos energéticos que necesitaba. Donde hay grandes concentraciones de personas, siempre hay facciones y conflictos subyacentes. Este lugar, con su inmensidad y su complejidad, sería el terreno ideal para que él moviera sus fichas y comenzara a pescar en aguas turbulentas. Sabía que si jugaba bien sus cartas, podría aprovecharse de las rivalidades y las oportunidades que este lugar ofrecía, acumulando recursos y poder antes de entrar al semi plano.
Sin perder más tiempo, Ian decidió que comenzaría a explorar la ciudad imperial.
Ian comenzó a caminar por las calles de la ciudad imperial, asombrado por la perfecta simbiosis entre lo mágico y lo tecnológico que reinaba en cada rincón. Edificios que alcanzaban las nubes, repletos de artefactos flotantes y luces que pulsaban con energía mágica. Las calles estaban abarrotadas de todo tipo de seres, desde humanos y elfos hasta criaturas que parecían sacadas de leyendas. Seres de cuernos, colas escamosas, y otros cubiertos de extrañas runas, todos se movían con propósito, cada uno inmerso en su propio mundo.
Ian siguió el mapa holográfico proyectado desde su mano, guiándose por las calles laberínticas hasta llegar al imponente edificio del Gremio de Aventureros. El lugar era un rascacielos masivo, construido con cristal y un material oscuro que emitía destellos de energía espiritual. En la entrada, enormes puertas decoradas con grabados de bestias legendarias daban paso a una multitud de aventureros que entraban y salían sin cesar. El flujo constante de seres de diferentes razas era hipnotizante. Ian nunca había visto una congregación tan diversa de criaturas. Había elfos de piel azul, gnomos con ojos de luz dorada, y seres con formas casi etéreas.