Todos abrieron los ojos de par en par sorprendidos; no podían creer lo que Edna estaba diciendo. El hecho de que no se molestara en contener su lengua mostraba que no le importaba lo que pensaran los demás.
—¿Cómo te atreves a evadir nuestra trampa? —preguntó Edna, esperando una respuesta de Selene pero esta última solo la miraba, no de shock, sino de diversión por cómo Edna había usado sus propias manos para cavar su tumba.
Miranda intentó contener a Edna para que no dijera nada más, pero ya era demasiado tarde. Todos ya habían escuchado las palabras de Edna, y la verdad de lo que reveló pesaba mucho en el aire.
—¿Así que querías que esos hombres me violaran? —preguntó Selene, sus ojos se oscurecieron hacia las dos amigas—. ¿Qué tan sinvergüenza puedes ser?