—Aunque no tengo prisa por preparar la medicina, no tienes que retenerme... Oye, oye, ¿a dónde me llevas? Suéltame... —Savannah se encontró luchando en sus brazos.
—Mira tus jeans, están mojados. Necesitas limpiar tu ropa. —Él la miró.
Al mirar hacia abajo, ella vio algunas manchas de líquido oscuro en su pantalón. Parecía que la medicina salpicó las piernas de su pantalón cuando dejó caer el tazón a los pies de Devin. —Déjame... me cambiaré de ropa en mi cuarto.
Él frunció el ceño y miró a la inquieta mujercita en sus brazos. Siguió sus palabras sin decir nada y se dirigió directamente al estudio donde ella vivía estos días.
Pateó la puerta, la llevó adentro y cerró la puerta de nuevo.
Savannah saltó de sus brazos. —Sal primero, voy a cambiarme de ropa...
—No creo que necesite salir. —Dylan cruzó los brazos y la observó especulativamente por un momento.
Sorprendida, ella se mordió el labio inferior y no se movió.