Al ver lo confiada que estaba Qiao Nian, los demás estaban un poco desconcertados.
—Qiao Nian, ¿qué estás haciendo? —preguntó alguien.
—¿Por qué necesita tinta, papel y piedra de tinta? —indagó otro.
—¡Ella está tratando de engañarnos! —exclamó un tercero.
…
Jiang Qi, que estaba de pie en el escenario, miró a Qiao Nian. De repente, una idea le cruzó la mente. Preguntó incrédula:
—¿Estás planeando copiar la pintura de la pared de piedra?
Cuando hizo esta pregunta, la espalda de Jiang Qi ya estaba empapada en sudor.
Al oír las palabras del Sr. Jiang Qi, todos a su alrededor se quedaron atónitos. Sus miradas cayeron sobre el rostro de Qiao Nian, y no se atrevían a respirar demasiado fuerte.
—Sí —Qiao Nian asintió suavemente.
Esa palabra fue como un rayo que impactó a todos, dejándolos atónitos.
Algunas personas pensaban que Qiao Nian estaba mintiendo.
Otro grupo de personas miró a Qiao Nian con ojos llenos de estrellas.