Fu Yunhai y sus tres seguidores siguieron a Nan Yan fuera de la sala, prácticamente arrastrándose y rodando juntos. Fu Linfeng quería seguir también para ver qué estaba pasando, pero cuando vio el ceño ligeramente fruncido de Fu Yubai, se detuvo incómodo en su sitio.
Fuera de la sala, Nan Yan parecía indiferente, exudando un frío glacial que parecía emanar del mismo núcleo de su ser. Su mirada helada y siniestra hizo que los cuatro hombres temblaran involuntariamente. Este tipo de presencia era algo que ni siquiera los ancianos de su familia podían igualar.
—¿Quién era esta chica, después de todo? —Fu Yunhai sintió hormigueo en el cuero cabelludo. Si hubiera sabido que había alguien como ella detrás de Fu Yubai, nunca habría hecho este viaje en busca de reconocimiento y mérito.
Cuando regresara al clan, definitivamente informaría la situación aquí al Segundo Anciano y le aconsejaría que fuera cauteloso. Sin embargo, sus planes fueron en vano.