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—¿An Mulin, planeas darle esta tarjeta a Nan Yan? —Lu Lehua lo miró fijamente y de repente alzó la voz.
La razón por la que preguntó esto fue que había escuchado la conversación telefónica de An Mulin con An Xiran la última vez, donde An Xiran mencionaba que Nan Yan necesitaba dinero desesperadamente.
—Sí, quería darle el dinero, pero ella se negó —An Mulin miró a Lu Lehua, su expresión se volvió fría como si hubiera cometido algún crimen atroz. Asintió en reconocimiento, diciendo.
—¡Eres completamente irracional! ¿Por qué deberías darle tu dinero? Ella ni siquiera te reconoce como su hermano, y tú te apresuras a complacerla, ¡pero ella no lo valora! —Lu Lehua sintió que la sangre se le subía a la cabeza.
No podía creer que An Mulin, después de cómo Nan Yan los había tratado a todos, intentara complacerla secretamente. ¿Así que fue a darle dinero y al ver que no lo aceptaba, se sintió incómodo aquí?