Nan Yan miró el rostro de Qin Lu mientras se acercaba, de repente levantó la cabeza hacia su oreja.
—Entonces, como un intercambio, ¿puedo tocar los abdominales del Hermano?
Qin Lu sintió una corriente cálida rozar su oreja mientras la chica hablaba, causándole una sensación de hormigueo. Lo que más le sorprendió fueron sus palabras.
¿Ella... quería tocar sus abdominales?
—Hermano~ ¿Puedo?
El corazón de Nan Yan latía a un grado extremo, sus mejillas se tornaban incontrolablemente un poco calientes.
Había estado codiciando su cuerpo por más de un día o dos.
Desde su primer encuentro, cuando había visto su físico bien construido, había querido experimentar su tacto.
Pero siempre había reprimido este impulso.
Era todo porque él continuamente la había hechizado, la había confundido hasta el punto en que su mente estaba confusa, y ahora sus pensamientos simplemente salían así.