—Creo que si yo fuera un cambiante, tú serías mi compañera destinada —dijo el rey Rowan, mientras blandía sus enormes espadas para matar a los monstruos que les bloqueaban el camino, mientras Zaya los protegía.
—Qué palabra tan romántica para decir en una situación tan horrenda —Zaya no respondió a eso, pero tampoco se detuvo.
—¿Qué opinas de eso, princesa? —el rey Rowan le dio un codazo en la cabeza con su barbilla, lo cual le irritó.
—Si algo pienso, es que el propósito de tu existencia es solo molestarme —Zaya no tenía tiempo para esto, estaba ocupada evitando que los monstruos los mataran, pero este rey parecía tener tiempo libre para burlarse de ella. Qué hombre tan extraño…
—Ese sería mi honor.
—Eso no es un cumplido.
—Suena como uno.
Zaya no podía creer que tuviera esta conversación en medio de la batalla, pero lo ignoró y, afortunadamente, él tuvo la sensatez de dejar de burlarse y concentrarse en buscar a Cenit.