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—Esos ojos azules —dijo Blake, su voz estaba cargada de repulsión. —Esos ojos azules eran los mismos que los del alfa del norte, los comunes ojos azules que pertenecían a la familia real y cuando vi que ese pequeño niño me miraba, sentí que ese niño se burlaba de mí, como si Cenit mismo se hubiera burlado de mí porque consiguió acostarse con mi pareja y embarazarla.
—¿Y ahora, este pequeño diablo me está mirando fijamente? —La locura se apoderó de él.
Blake se transformó en su forma de bestia y cargó hacia adelante, intentando matar a ese bebé, deshacerse de él de este reino.
—No quiero dejar ningún rastro del alfa Cenit en la vida de Amanecer —pensó, con ese pensamiento, cargó hacia adelante con la intención de matarlo. Por supuesto, Amanecer podía sentir su intención asesina y era tan audaz al pensar que Amanecer no haría nada al respecto.