—Punto de vista de Julián Reinhard
Mientras caminaba, se encontró con Emilia.
Julián entonces aprovechó el momento y le sugirió a Emilia dar un paseo por al menos una hora.
Era de noche y el aire estaba fresco.
Había silencio por todos lados, y apenas sus pasos resonaban ligeramente mientras caminaban por el campus.
Pronto llegaron a un área llena de árboles con bancas por todos lados, igual a un parque.
Sin embargo, Julián sabía que no era un parque.
Era parecido, pero un parque tenía muchas más cosas que solo bancas y árboles.
Aun así, lo tomó como un parque, sabiendo que en realidad no lo era.
Miró una banca a lo lejos, iluminada por un farol.
Julián habló entonces.
"Uh, oye, ¿nos sentamos un rato ahí?"
Señaló con el dedo, y Emilia siguió la dirección que Julián indicaba.
Su respuesta llegó al instante.
"Sí, se ve bien".
Asintió, y entonces ambos llegaron a la banca.
Aunque en ese momento, Julián sintió que el maná cerca de ellos era extraño.
Como si alguien hubiera usado maná para algo.
Sin embargo, no le dio importancia y se sentó junto a Emilia, mientras ambos miraban el cielo nocturno, lleno de estrellas y con la luna colgando en el cielo.
Mientras tanto, hubo un silencio palpable, ninguno de los dos pronunció una palabra.
Pasaron unos minutos.
"Mmm..."
Julián miró a Emilia.
Iba a decir algo en ese momento, después de un silencio prolongado.
"Es una linda noche, ¿verdad?"
"Sí..."
"Pareces un poco..."
"¿Qué?"
"No, nada, solo noto que estás un poco nerviosa y distante."
"Eh, bueno... yo... supongo."
"..."
Emilia miró a Julián seriamente sin decir nada más al respecto.
Al notar la mirada seria de Emilia, Julián habló.
"Me gustaría decirte algo, Emilia."
Era el momento.
El momento que Julián había esperado.
Desde que era un niño, había encontrado a Emilia muy atractiva.
Su corazón latía más fuerte cada vez que estaba cerca de ella.
Aunque habían sido amigos muy cercanos en el pasado.
De hecho, no se habían visto en varios años, y ahora que estaban en la academia, se volvieron a encontrar.
Julián tenía sus pensamientos claros.
No fue aquí en la academia.
Fue en el pasado, en su hogar.
Hace mucho tiempo que había desarrollado sentimientos por ella.
A Julián le gustaba mucho Emilia.
Ella era muy hermosa ante sus ojos.
Su mirada, y la forma en que le hablaba, lo cautivaban.
Todo en ella le atraía.
Esto era realmente amor a primera vista, y finalmente expresaría sus sentimientos hacia ella.
Era amable con él, y se conocían desde pequeños.
Podría decirse que eran amigos casi desde el nacimiento.
Sus familias eran cercanas y muy buenas amigas: la familia Merwin y la familia Reinhard.
Ambas familias estaban conectadas, y sin duda, los patriarcas eran mejores amigos.
Habían vivido vidas difíciles y compartían un pasado similar.
Por eso, ambos patriarcas eran tan cercanos como mejores amigos.
Sería incluso una bendición si Julián y Emilia estuvieran juntos.
Así, ambas familias estarían más unidas que nunca.
Pero para Julián, no era por su familia ni por ninguna otra razón.
Le gustaba Emilia.
Sin embargo, no sabía si ella tenía los mismos sentimientos.
No importaba cómo lo viera, Julián estaba enamorado de Emilia, y hoy era el día perfecto y el momento ideal para confesarle sus sentimientos.
Había esperado muchos años para este momento.
En un principio, quería expresar sus sentimientos una vez cumpliera 18 años, pero eso le era imposible ahora.
Sus emociones se hacían más fuertes cada vez, y no podía evitarlo.
Tenía todo planeado.
No había duda de que este era el momento perfecto para decírselo.
Todo estaba en su clímax.
El momento perfecto, las palabras ya seleccionadas, todo estaba en su esplendor.
Solo faltaba reunir el valor para decirle que le gustaba.
Eso era todo.
No importaba cuál fuera su respuesta; si lo rechazaba o no, solo quería liberar sus sentimientos y decirle la verdad.
Entonces, reunió el valor mientras Emilia estaba tan cerca de él, con sus rostros a unos cuantos centímetros de distancia.
"¿Sucede algo, Julián?"
Ella le habló, pero Julián entrecerró los ojos y pensó por un momento.
Sabía de inmediato qué palabras decir.
Eran las palabras comunes para comenzar.
Fue entonces cuando sus palabras salieron.
No había forma de evitarlo.
Simplemente tenía que decirlo.
Si era rechazado, lo entendería. Sería normal que ella lo viera solo como su mejor amigo.
Si lo pensaba, entonces sería una oportunidad, y en cualquier momento recibiría su respuesta.
Si lo aceptaba de inmediato, sería el día más feliz de su vida.
Aun sabiendo esas tres posibilidades, no tenía idea de cuál elegiría Emilia, pero no importaba.
Lo más importante era liberar esos pensamientos.
Confesarle lo que sentía por ella y, finalmente, sentirse en paz después de haberlo aguantado por tantos años.
"Oye, ¿qué sucede?"
"Emilia, tengo algo que decirte."
"¿Qué es? Estás actuando muy extraño, estás bastante tenso, ¿sabes?"
"Lo sé, pero es importante y no puedo ocultarlo más."
De hecho, ya no podía ocultarlo.
Era el momento, todo estaba en su esplendor y era el momento decisivo para decirle.
Finalmente, salieron sus primeras palabras.
No importaba qué dijera, sin embargo, era el momento adecuado.
"Emilia... Tú... me gustas."
Hubo silencio.
Julián cerró los ojos sin siquiera mirar la expresión de Emilia.
No tenía el valor de mirarla a los ojos.
Estaba muy tenso, y sus manos temblaban. Sus palabras salieron de la manera más nerviosa posible.
Entonces...
"Yo..."
Su primera palabra.
Julián escuchó atentamente.
Sin importar qué, solo quería esperar sus siguientes palabras.
Entonces Emilia le respondió, y finalmente Julián sabría su respuesta decisiva.
Una de las tres posibles respuestas cambiaría todo para él; fuera cual fuera la respuesta, mañana sería diferente, y su relación con Emilia también cambiaría.
Fue entonces cuando ella habló.
"También..."
"..."
"También me... gustas, Julián."
***
—Cambio de escena
—Punto de vista de Gloriana Mengral
Simplemente les dijo que se movieran y salieran del lugar donde estaban, cuando vio a Emilia y Julián juntos.
Su único pensamiento fue...
"Si nos ven aquí, entonces pensarán en otra casa."
Gloriana le habló al instante a Asher.
Pero nunca pensó que su acto sería tan rápido que no pudo decir nada.
Su mano se dirigió a su cintura mientras ella se apegaba a Asher, y entonces el maná de Asher salió. En un instante, habían entrado en una sombra y luego aparecieron detrás de un árbol, justo frente a la banca donde habían estado.
Gloriana no dijo nada.
Quedó en shock, sin poder pensar en nada.
Asher...
Tomó la iniciativa.
Ella estaba avergonzada.
No tenía nada que decir.
El impulso que Asher tomó la dejó sin aliento.
Miró a su lado y el rostro de Asher estaba a dos centímetros del suyo.
En un movimiento rápido, ambos incluso podrían...
"No."
Lo descartó de inmediato.
Si ella quería ese beso, entonces primero tendrían que salir.
Sin embargo, al ver a Asher, su mirada se fijó en los dos cadetes.
Se sentaron y mantuvieron silencio.
"¿Qué hacen?"
Gloriana se preguntaba, tratando de olvidar el hecho de que Asher estaba a dos centímetros de su rostro mientras su mano sujetaba su cintura.
En simples palabras, los dos estaban escondidos mientras Asher tenía a Gloriana muy cerca.
Aun así, ella trató de no pensar en eso.
Todo el ambiente alrededor de esos dos era extraño.
Pero a Gloriana se le ocurrió una idea.
"Uno de los dos se confesará."
Era posible.
Al ver el ambiente, era lo más lógico.
Pero pensó en cuando ella estaba junto con Asher, sentada en la misma banca donde ahora estaban Julián y Emilia.
"Espera... ¿Y si Asher iba a confesarse?"
No sabía realmente nada, pero todo indicaba que así era.
De repente, él le había contado unos chistes, tal vez para crear un ambiente más alegre, y luego de eso vendría el momento de la confesión.
Pero de pronto llegaron esos dos, y Gloriana pensó que habían arruinado el momento para que Asher confesara sus sentimientos hacia ella.
Por supuesto, todo fue una idea conjunta en la cabeza de Gloriana, mientras que Asher, de hecho, tenía otras ideas.
Pronto la voz de Julián llegó.
"Emilia, tengo algo que decirte."
Ambos hablaron unas cuantas palabras, pero Gloriana estaba esperando las palabras de uno de los dos.
De inmediato supo que era Julián quien se iba a confesar.
Si era así, entonces hablaría en cualquier momento.
Finalmente.
Gloriana escuchó las palabras saliendo de la boca de Julián y abrió los ojos.
"Emilia... Tú... Me gustas."
Esa fue la palabra que ella esperaba y quizás Emilia también.
Gloriana no estaba segura, pero algo era seguro al ver el rostro de Emilia.
"Lo acepto."
Llegó a una conclusión.
Emilia...
Estaba avergonzada, emocionada, y su rostro se había tornado de un intenso rojo mientras miraba a Julián, que tenía los ojos cerrados.
Pronto, su respuesta llegó a los oídos de todos y Gloriana sonrió de inmediato.
"También me... Gustas, Julián."
Gloriana sonrió ante toda la situación en ese momento.
Miró a Asher, quien también tenía un rostro de sorpresa, sin embargo, volvió a su estado normal de inmediato.
Parece que él realmente no sabía mucho de esto.
Pero a Gloriana no le importaba.
"Esta vez seré yo quien te enamore, Asher."
Estaba decidida a intentar conquistar a Asher de todas las maneras posibles, y esta vez no tendría vergüenza.
No importaba cómo, también sería diferente para ella.
En ese momento, el grito de alegría de Julián resonó mientras Asher y Gloriana comenzaban a irse del lugar.
No había nada más que ver, solo dejar a Julián y a Emilia en su romance, y dejarlos solos a los dos.
Con eso, ambos se fueron y dejaron a la nueva pareja sola en su felicidad.
***
—Cambio de escena.
—Punto de vista de Asher Frostblade.
Era sábado por la mañana, y el plan de entrar a una mazmorra era hoy.
Según Gloriana, les dijo a los demás y aceptaron de inmediato, por lo que no había problema.
La partida a la mazmorra era dentro de una hora, y la reunión sería en la sección de gestión de mazmorras.
Ahí elegirían la mazmorra a la que entrarían.
Según la investigación de Luna, la mazmorra que les asignaron era una mazmorra abierta.
Una mazmorra abierta significa que los monstruos son algo así como ilimitados.
A donde vayas, verás al menos un monstruo.
Por supuesto, la mazmorra es de grado 9, ya que era la primera vez que los demás entraban a una mazmorra.
Siendo alguien con experiencia, Asher los guiaría en esta mazmorra.
Tiene experiencia.
De eso estaba seguro, incluso recibió consejos.
Por lo tanto, tenía el conocimiento suficiente como para ser un guía en una mazmorra.
"De hecho, soy el mejor en esto", afirmó.
A decir verdad, Asher era el mejor en estos casos, sobre monstruos y todo eso.
Aunque, por supuesto, no es que no le agradara estar en la academia.
Lo que realmente lo mantenía así era que no había habido acción.
Sus músculos estaban demasiado relajados y temía que su experiencia se deteriorara.
Por eso, Asher salió de su habitación y, después de unos minutos, llegó a la sección de gestión de mazmorras.
El lugar donde los demás ya lo esperaban y donde la mazmorra a la que iban a entrar estaba lista.
Al llegar, vio a seis cadetes esperando justo al lado de una puerta de teletransporte de gran tamaño. En la parte superior, había unas palabras escritas claramente.
Decía "Mazmorra de campo abierto de grado 9", visible para que todos la leyeran.
En cualquier caso, Asher llegó y entonces miró a un hombre de traje negro con un bolígrafo y una larga hoja de papel, que parecía una lista o algo similar.
El hombre entonces habló, mientras todos lo miraban.
"¿Están todos, verdad?"
"Sí".
"Bien, ahora pueden entrar. En cualquier situación de peligro, usen la piedra de retorno que se les entregará. Solo deben romperla y serán transportados fuera de la mazmorra. ¿Entendido?"
"Lo entendemos".
"Bueno, ahora entren y tomen una piedra de retorno".
Comenzaron a entrar mientras, al lado de la puerta de teletransporte, una mujer sostenía una caja con varias piedras rojas cargadas de gran maná.
Finalmente, todos tomaron una y entraron al instante por la puerta de teletransporte, donde la mazmorra los esperaba...
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A partir de ahora, no habrá más romance al menos hasta el capítulo 170 o menos. Este volumen será más largo que los anteriores, así que disfruten.