—¿Rechazas mi desafío porque tienes miedo de que realmente gane? —provocaba yo a cambio, ignorando las risas incrédulas que estallaron en el fondo. La multitud de fisgones se regodeaba de solo pensar que Damon pudiera tener miedo de mí.
Incluso yo sabía que era un desafío grande, pero el arrebato de valentía que me invadió no era algo que pudiera ignorarse tan fácilmente. Desde que me había apareado con los hermanos, mi fuerza había aumentado exponencialmente. Había una buena posibilidad de que pudiera seguir creciendo hasta que un día, quizá podría realmente darle problemas a Damon.
Ganar podría ser difícil, pero consideraría esto un éxito una vez que le marcara un ojo negro en esa bonita carita de Damon.
—Debes tener ganas de morir —gruñó Damon acercándose a mí amenazadoramente.
Blaise extendió un brazo protector delante de mí. La mirada de Damon pasó de su brazo a mi cara, sus labios retorcidos en una sonrisa condescendiente.