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Un día sin trabajo y Miguel acompañó a Nancy durante unas maravillosas y satisfactorias 24 horas afuera.
La primera mitad del día la pasaron en el cine y en la cama, y luego Nancy insistió en ir de compras, y Miguel la siguió conscientemente para cargar bolsas y cosas.
Aunque con la fuerza financiera de sus familias, podrían haber encargado todo tipo de ropa y joyería de edición limitada, a Nancy todavía le gustaba más la feliz experiencia de ir de compras.
—Bebé, mañana me voy de viaje —por la noche, Miguel se recostaba a medias en la cama, su voz era apagada, con un poco de nasalidad y un tono bajo.
Este viaje, se estimaba que sería por mucho tiempo, mucho tiempo sin poder estar con su esposa, y realmente no soportaba la idea de separarse.
Especialmente esta cosita, si no está él al lado para consolarla, solitaria y sola, ¿qué podría hacer...?
—Vale —la voz de Nancy era ahogada, tumbada en su pecho con una mirada marchita.