—Bebé, no tenía planeado tocarte hoy, quería que descansaras. Sin embargo, en cuanto desperté de mi sueño, encontré a una zorra comiéndose un palito de carne, ¿cómo iba a contenerme...
Después de ducharse, la pareja se acostó en la cama, acurrucándose el uno al otro.
Miguel le acariciaba el cabello y la provocaba.
—¡Cállate! ¡No más hablar!
Nancy sacó sus garras y lo arañó en el pecho, dándole la espalda sin razón alguna.
—Está bien, está bien, ya paro.
Miguel se reía tontamente y seguía abrazándola por detrás, acariciando la parte superior de su cabello y suavizando el pelaje del gatito frito.
—Fuiste a limpiarlo, sin lesiones.
Nancy se giró y revisó su cuerpo, al no ver marcas lo dejó estar.
—Henry está loco, temía que te lastimara.