```
—Mmm~ ah despacio... ah ah ah despacio na~
Ahora que el fuego estaba encendido, ¿cómo se podía ralentizar tan fácilmente?
La vara de Miguel era extraordinariamente resistente, empujando la apertura de su útero hasta el punto de dolor.
Aprovechando la abertura que se creaba en su interior, él embestía aún más rápido, enterrando la cabeza dentro, sintiendo la frenética retención y suspirando de alivio.
Nancy gritaba mientras siendo follada, empujando con fuerza contra el hombre detrás de ella.
—Ooohhhh... sal, tú sal, duele, no más...
—Niña buena, vas a quererlo.
Miguel le besó el lóbulo de la oreja, su cuerpo inferior inexorable en su lucha por continuar arando.
Cuanto más gritaba con los ojos llenos de lágrimas, más apretada se contraía su vagina ahí abajo, succionando al hombre provocando jadeos frecuentes.
Sus movimientos fueron recompensados con embestidas más fuertes del hombre.
—Oooh no te... muevas.
Ella se retorcía para empujarlo lejos.