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En cuanto Xiao Tian entró en su oficina, vio a Lin Xing Xue y Shi Fei sentadas en el sofá. Dado que Shi Fei y Lin Xing Xue estaban sentadas cerca la una de la otra, Xiao Tian no pudo sentarse entre ellas.
—¿Debería sentarme al lado de Shi Fei o de la pequeña Xue? —Xiao Tian, que estaba de pie frente a ellas, se tocó la barbilla y las miró.
—¿Por qué sigues de pie? —Lin Xing Xue, que estaba sentada al lado izquierdo de Shi Fei, agarró la mano derecha de Xiao Tian y lo atrajo hacia ella.
Debido a que Lin Xing Xue lo atrajo hacia ella, Xiao Tian decidió sentarse junto a ella. Tras sentarse, Xiao Tian agarró a Lin Xing Xue de la cintura y la puso en su regazo.
—De verdad que te gusta hacer sentar a una dama en tu regazo, ¿eh? —Lin Xing Xue le pellizcó la nariz y sonrió—. No pienses que porque me haces sentar en tu regazo; te dejaré besarme apasionadamente.