No esperaba toparme con los dos justo en la puerta.
Shen Jiayi se asustó por esas palabras, temblando otra vez.
—Piérdete, no quiero volver a verte —Shen Yuansong pronunció estas palabras con debilidad.
Shen Jiayi ni siquiera se atrevió a tomar su coche, en cambio corrió hacia el hogar de los Shens con la cara cubierta.
Entró corriendo en la habitación de Shen Chong, llorando muy fuerte:
—Papá, ¡él me ha avergonzado por una amante! Como se esperaba, ya que no soy su propia hija, ¡simplemente no le importo!
Shen Chong miró a su hija con simpatía, encontrando a alguien para ayudarle a aplicar ungüento mientras decía con resentimiento:
—No te preocupes, después de este tipo de incidente, ¡no podrá limpiarse! ¡Vamos a ver si tiene cara para volver a la empresa!
En otro lugar, Shen Bijun ayudó a Shen Yuansong a llegar a su habitación.
Después de que el mayordomo cerrara la puerta, Shen Bijun preguntó ansiosamente:
—¿No estás enojado, verdad?