Capítulo 4: Capítulo 4: La fiesta de los trabajadores
25 de junio de 1801
Había pasado dos meses desde el fatídico día de mi accidente, el amanecer en la hacienda seguía siendo como cualquier otro, solo con una pequeña diferencia, tres niños corrían rodeando toda la hacienda mientras el sol salía por el horizonte, eran los dos hijos de la familia Leonez y el joven guardia del hijo mayor, Leonardo fue el primero en empezar este entrenamiento, luego se le unió Mateo, al inicio pensó que era una estrategia de Leonardo para escapar él e ir al establo, pero con el tiempo se dio cuenta que no era así, pero a Mateo le agradó salir a correr con él y siguió haciéndolo, finalmente el hermano menor de Leonardo, "Gabriel" decidió unirse a ellos pensando que era divertido.
Al final los tres niños siguieron la misma rutina de hacer los ejercicios que Leonardo les indicará, bañarse juntos en el arroyo cercano a la hacienda, para después ir a la capilla a misa.
Hoy era un día como cualquier otro después del entrenamiento, mientras se bañaban en el arroyo Mateo hablo con Leonardo.
"Leonardo, ¡hoy en la noche los trabajadores harán una hoguera y harán una fiesta! Debemos ir"
"No estoy seguro, Mateo tenemos que estudiar en la noche y..."
"¡Vamos Leonardo! no seas cobarde, María y yo ya sabemos leer y escribir y sería bueno relajarse un día, también llevaremos a María, no hay nada de que preocuparse ¿Vamos?" Pregunto Mateo ansioso por mi repuesta.
Después de pensarlo un tiempo finalmente accedí.
"Está bien, vamos después de las clas..."
"Yo también voy" antes de terminar mi hermano me interrumpió.
"¡No! Tu te vas a dormir" respondí rápidamente a mi hermano.
"Si no me llevas le diré a papá que irás"
Me quede sorprendido y con la boca abierta, ¿desde cuándo mi hermano es tan manipulador?
"Porfavor quiero ir" suplico mi hermano.
"No creo que sea un problema Leonardo, habra muchos niños ahí" Antes de que pudiera hablar la voz de Mateo me interrumpió.
"Está bien, los tres iremos juntos con María" respondí después de pensarlo un tiempo "nos vemos después de mis clases en la puerta trasera, y yo le avisaré a María, y tú Gabriel ni una palabra a nuestras hermanas"
Después de eso el día siguió como un día normal, durante un descanso de mis clases María me traía un aperitivo y aproveché ese momento para decirle de nuestros planes mientras comía.
"María, está noche iremos Mateo, Gabriel y yo a la fiesta de los trabajadores ¿quieres ir con nosotros?"
"¿Enserio? Si, me gustaría" ella dijo con un brillo en sus ojos, pero después desapareció y dijo con voz triste "pero mi padre no me dejara"
"Entonces no le diremos, ¿Puedes escaparte no? Saldremos y regresaremos sin que se de cuenta" sugerí a María.
María dudo por un momento pero finalmente asintió.
"Esta bien, espérame bajo mi ventana una hora después de que se oculte el sol, mi padre se duerme temprano"
"Ahí estaré"
Después de acordarlo con María, seguí mi día normal como siempre, una vez acabando con mis clases corrí a darme otro baño, en el camino le conté a Mateo que yo esperaría a María, que Mateo y Gabriel podrían adelantarse a la fiesta a lo que el acepto, después de bañarme y cambiarme, corrí a la casa de María era una pequeña casa de un piso y espere junto a la ventana que aún tenía luz, había oscurecido hace media hora así que no tuve que esperar mucho.
La luna llena iluminaba el cielo de la hacienda, proyectando sombras misteriosas en los muros de la hacienda. Ahí estaba esperando con el corazón latiendo fuerte, espere hasta que la ventana se abrió, entonces una chica pelirroja se asomó y al verme sonrió y salió lo más silencioso posible, una vez afuera tome su mano y rápidamente corrimos en dirección a la fiesta.
María llevaba un vestido blanco sencillo pero elegante, y su cabello estaba recogido en un moño. Juntos, se deslizaron por el camino de tierra hasta llegar a un grupo de casas donde se podía ver a muchas personas y una gran hoguera.
Al acercarse un grupo de niños salió y saludaron a Leonardo y María, eran Mateo, Gabriel y un par de niñas con las que solo había jugado algunas veces.
"Leonardo que bueno que llegaron, pensamos que ya no vendrías, o cierto ¿ya conoces a Ana García y a su hermana Sofía?" Me hablo Mateo mientras se acercaba a mí.
"Ya las había conocido, jugamos de vez en cuando junto a mis hermanos" dije mientras saludaba a Ana y Sofía.
Ana era una chica de un año mayor que yo, cabello castaño claro rizado y largo, ojos marrones, mirada feroz, rostro ovalado y piel clara. mientras su hermana menor "Sofía" tenía la edad de Gabriel dos años menor que yo, ella era una niña de cabello castaño claro, ojos verdes, rostro ovalado y piel clara.
La única diferencia entre estás hermanas además de su edad, era su color de ojos y su mirada, Ana tenía una cara que te decía que si la intimidabas ella te daría una paliza, por otro lado, la mirada de Sofía decía que si la intimidabas ella lloraría.
"Hola chicas, que bueno verlas aquí" saludé a las hermanas.
"Deprisa vamos a la mesa de comida, se acabarán los tamales" Gabriel salió corriendo con Sofía detrás de él.
"Jajaja, vamos no queremos quedarnos atrás" nadie pudo evitar reírse y finalmente inste a los demás a seguirlos.
Así los seis estuvimos en la fiesta, primero comiendo, luego viendo una carrera de caballos, como me hubiera gustado participar junto a Juan, después de eso un poco cansados nos quedamos cerca de la hoguera platicando mientras veíamos como bailaban los demás cerca de la hoguera al ritmo de la música folclórica tapatía.
María sonreía, sus ojos brillantes de emoción.
"Es hermoso, ¿verdad?" Me dijo, mirándome.
Asentí, sonriendo.
"Sí, es increíble. Nunca había visto una fiesta como esta".
De repente, la música cambió, y los músicos comenzaron a tocar un vals lento y romántico. Miré a María, y sin decir una palabra, le extendí la mano.
"¿Quieres bailar conmigo?" pregunté.
No había segundas intenciones solo quería divertirme, después de los recuerdos del futuro sentía que tenía más seguridad así que no le di mucha importancia.
María se sorprendió, pero luego sonrió y aceptó su mano. Leonardo la llevó al centro junto a la hoguera, donde la gente se movía al ritmo de la música. Al principio, María se sintió incómoda, pero Leonardo la guio con suavidad, y pronto se encontraron moviéndose al unísono. Solo eran dos niños divirtiéndose mientras la música los envolvía.
La música terminó, y la multitud aplaudió.
"Gracias" dijo María, su voz apenas audible sobre la música.
Sonreí, sin soltar su mano, la llevé a devuelta con los demás.
"Nunca había bailado así" dijo María.
Me reí, pensando que en sus clases de etiqueta bailaba durante una hora sin parar, pero con hoy pensó que quizás no es un desperdicio.
De camino a dónde estaban sus amigos, la música volvió a sonar, antes de llegar, Sofía pasó junto a mi arrastrando a mi hermano al centro para bailar, solo pude reír y desearle suerte sabiendo que Gabriel todavía no tenía clases de etiqueta. Al llegar con Mateo y Ana, note que Mateo parecía nervioso, antes de preguntar que pasó Ana se levantó y tomo mi mano antes de llevarme al centro junto a la hoguera.
"Vamos a bailar, ya volvemos" ella me jalo y llegamos al centro donde sostuve a Ana y comenzamos a bailar.
"¿Qué pasó? ¿Se pelearon tu y Mateo?" Pregunté.
"¡No! Solo es incómodo todos fueron a bailar y yo también quería bailar" ella bajo el tono de su voz y agachó su cabeza "lo invite a bailar, pero el rechazo ¿Soy fea?"
Interiormente no pude evitar reírme y sacudí la cabeza.
"No es eso Ana, seguro estaba nervioso o no sabe bailar, después de todo eres una chica linda" le aseguré.
Vi como ella levanto su cara a verme, después de ver mi cara sería ella sonrió.
"Gracias, Leonardo"
Y así pasamos el tiempo, simplemente bromeando y bailando. cuando la música termino, antes de que nos fuéramos de regreso con los demás Mateo salió de la multitud y se acercó.
"¿Ana, podemos bailar?" Pregunto Mateo extendiendo su mano.
Ana me dio una mirada antes de tomar la mano de Mateo, e irse con él a bailar, yo regresé con los demás y seguimos platicando.
Después de un tiempo regresaron Mateo y Ana, al final decimos retirarnos, todos fuimos debajo de un árbol junto a la hacienda y nos acostamos en el césped mirando la noche estrellada.
"Mira, ¿sabéis qué pasó hoy en la hacienda?" dijo Mateo, rompiendo el silencio.
"¿Qué?" pregunté.
"Me encontré con Tomás y Josefina, los trabajadores de la cocina", dijo Mateo. "Estaban muy cerca, ¡y se estaban besando!"
"¡No!" exclamó mi hermano, fingiendo vómito. "¡Eso es asqueroso! ¿Cómo es que los adultos les gusta hacer eso?"
"¡Espera a que tengas más edad y tú también querrás besar a una chica!" Dije mientras me reía de la reacción de mi hermano.
"¡Nunca! Lo haré" respondió mi hermano
"Sigues siendo un niño, Gabriel" respondió Mateo
"Solo tienes once años y ya te crees un adulto" dijo riendo Ana.
"Ca...cállate, yo ya tengo varias no...novias" respondió tartamudeando Mateo.
Después de decir eso, tanto Ana, María y yo estallamos en carcajadas porque sabíamos que no era cierto, Sofía y Gabriel eran más pequeños, y pensaban que tener novio o novia era asqueroso.
"¡Él dice la verdad! La otra vez lo vi besar a la vieja Bonifacia, la abuela que vende el pan" dije mientras, apoyaba a mi amigo en sus delirios.
"¡Cállate!"
Todos ignoramos el rugido de Mateo y su rostro sonrojado. La conversación continuó, fluyendo fácilmente de un tema a otro. La noche era joven, y el mundo parecía lleno de posibilidades.
REFLEXIONES DE LOS CREADORES 
Monschatten_
Monschatten_ Hola, está es mi primera novela y agradecería sus opiniones y consejos sobre como mejorar.
Espero que les guste esta novela y la disfruten, saludos cordiales.
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