Yo y Emilia estábamos en un silencio atónito, tratando de procesar lo que acababa de suceder. Emilia fue la primera en romperse, dejando escapar un sollozo mientras se hundía en el suelo.
—Todo esto es mi culpa —susurró, haciendo eco de las palabras anteriores de Lucius. —Si no hubiera... si no hubiéramos...
Suspiré y me arrodillé a su lado, colocando una mano reconfortante sobre sus hombros. —No, Emilia. Esto no es culpa tuya, ni de Lucius. Todos fuimos engañados por el hechizo usado por Jared y Jade. Culparnos no ayudará a Selene ni a la manada.
A medida que los sollozos de Emilia disminuían, la ayudé a levantarse. —Vamos —le dije suavemente. —No es un crimen estar enamorado y expresar tu amor. Estos últimos meses, sabiendo que finalmente he encontrado una compañera, algo que no creí que fuera posible... he estado en mi momento más feliz. Aunque, todavía hay cierta resistencia de Lucius pero estamos perfectos juntos. No podemos ocultar lo que sentimos el uno por el otro.