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—Qué contento estás de que esté bien —mis ojos se llenaron de indignación mientras lo apartaba—. Casi muero, Kragen... Estuve a segundos de ser encarcelada... rodeada por mis familiares políticos, los ancianos de la manada y los oficiales y tú tienes el valor de decirme que estás contento de que esté bien? Esto no es lo que me dijiste que pasaría. Me engañaste.
—Lo siento, Selene —suspiró él—. Pero no hice ninguna de estas cosas a propósito. Nunca te dejaría sola, es solo que algo sucedió y me retrasó pero llegué justo cuando me necesitabas, ¿verdad? ¿No cuenta eso para algo? —me guiñó un ojo bañando su párpado de forma coqueta.
—Aun así... —fingí molestia—. De veras que debes hacerlo mejor la próxima vez, pensé lo peor de ti, Kragen y sinceramente, iba a ponerte en la misma categoría que a mi ex... Tienes suerte.